Coplas Por La Muerte De Su Padres
Enviado por lmarie.12 • 2 de Diciembre de 2013 • 4.694 Palabras (19 Páginas) • 1.486 Visitas
COPLAS A LA MUERTE DE SU PADRE
Las Coplas a la muerte de su padre es una larga herejía porque se dirige a una persona muerta; lamentando la muerte de don Rodrigo Manrique, padre del autor. Según Fernández de Yácubsohn en Esquemas de Literatura Española e Hispanoamericana , las noticias que se tienen de la vida de este gran poeta, muerto joven, son escasas y confusas. Era sobrino de Gómez Manrique y pariente del marqués de Santillana. Escribió poemas amatorios, de tipo trovadoresco; mas su fama se debe, sobre todo, a las célebres Coplas, elegía a la muerte de su padre, el maestre de Santiago don Rodrigo Manrique. La profundidad del pensamiento al considerar la brevedad de la vida humana, la noble sencillez evocadora de las virtudes de don Rodrigo, la emoción contenida, la sinceridad del verso, la pureza del lenguaje, hacen de esta elegía una de las cimas de la lírica castellana. Durante el siglo XV los poetas castellanos muchas de ellos pertenecientes a la nobleza practicaron un tipo de poesía que se recopiló en cancioneros. Esta poesía se basaba en la poesía provenzal, abordando los temas amorosos según los postulados del amor cortés.
Según el sitio de internet Enciclopedia Estudiantil, la obra está dentro de la poesía cancioneril castellana. La obra consta de 40 coplas formadas cada una por 2 estrofas de pie quebrado. Esta obra pertenece al género poético de la elegía funeral medieval o planto y es una reflexión sobre la vida, la fama, la fortuna y la muerte con resignación cristiana. También contiene alusiones a la entonces historia reciente de Castilla e incluso a sucesos en los que pudo estar presente el propio autor. El análisis de esta obra se ha realizado parágrafo por parágrafo, deteniéndonos después de cada uno de éstos. Se pueden distinguir tres partes: En la primera parte (coplas I-XIV): (sobre la muerte), compuesta por las primeras catorce coplas, es una serie de generalizaciones filosóficas, se trata más de un sermón filosófico acerca de lo que debemos y no debemos hacer que de una elegía propiamente dicha. Se caracteriza por la reflexión y las metáforas de la vida y de la muerte, siguiendo la idea de San Agustín, fruto de su interpretación de las ideas platónicas, de que esta vida está para usarla como medio para la ascensión al cielo, y no para disfrutarla, así como por el uso de un “yo poético” en primera persona del plural que pretende inculcarnos y hacer sentir como nuestras las ideas que en el poema aparecen. La copla I hace una introducción al pensamiento de fugacidad y brevedad de la vida que será el argumento de toda la obra. La vida terrenal es sólo un paso para alcanzar la vida eterna y hay que saber apreciar el momento en que se vive porque nunca se sabe cuándo llegará la muerte En esta, el autor emplea un leguaje sencillo para ser fácilmente entendido. Su deseo de enseñar desde su poesía le hace ser bastante claro. Con emoción contenida, expresa su dolor por la muerte de su padre dando una visión realista de lo que es la vida y de la necesidad de ser la mejor persona posible durante la misma. Como tópicos literarios tenemos el tempus fugit , el tiempo transcurre inexorable y conduce al ser humano a la muerte. Jorge Manrique expresa un dolor humano ante la pérdida de la muerte del ser querido y nos hace reflexionar sobre la brevedad de la vida.
La segunda parte de la obra (coplas XV-XXIV): (sobre la gente que ya ha muerto, que ha pasado por este trance) hace evocaciones del pasado y compara las buenas facetas de su padre con las cualidades gracias a las cuales han pasado a la historia grandes líderes del pasado. Se da aquí una concreción de las cuestiones teóricas antes expresadas en ejemplos de la vida reciente, ejemplos conocidos por los potenciales lectores del poema. Empleo de la interrogación retórica del ubi sunt( se usa para preguntar por personalidades y bienes ya desaparecidos.) («¿dónde están?», tópico medieval que caracteriza la segunda parte de las Coplas) con mucha frecuencia, siempre en forma de pregunta retórica («¿qué se hicieron?», «¿cuál se para?»), y usualmente tras largas enumeraciones, para mostrar que todas las cosas de este mundo son, al final, perecederas, como la propia vida terrenal. Por último, una característica interesante es que, como pretexto para concretar sus ideas, ajusta cuentas con los enemigos del padre, empleándolos como ejemplos de lo que no debe hacerse.
Por último, la tercera parte (coplas XXV-XL): (sobre su padre) se podría dividir en dos: Individualiza a su padre al hablarnos de él en la copla 25 hasta el 33 y de él mismo (del autor) de la copla 34 al 37. Es la parte de las Coplas que consiste en la elegía propiamente dicha, y donde por primera vez aparece el padre, del que hasta entonces no habíamos oído hablar. Si antes aplicaba a ejemplos de la historia reciente las cuestiones generales propuestas en la primera parte, ahora las va a concretar en Rodrigo de Manrique, alabando cómo en todo momento cumplió con lo que se nos ha dicho que “debe hacerse” en las dos partes anteriores del poema.
He aquí un pequeño resumen de mi lectura copla a copla y un pequeño análisis con la ayuda de mi abuelo Don Manuel Rivera, quien fue Profesor de Literatura. En la primera copla el autor habla de lo raudo que pasa todo aquello que consideramos bueno y que antes de que te des cuenta has llegado a la vejez. Personalmente estoy de acuerdo y me ha gustado mucho los tres últimos versos, donde pone: cómo, a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor. Estos versos me hacen pensar, cómo supongo que a cualquier lector, en momentos de nuestra infancia, por lo que el autor consigue hacer reflexionar en este parágrafo. En la segunda, Jorge Manrique sigue tratando este tema, la muerte, y lo inevitable y rápidamente que llega a nosotros. Adicionalmente respecto al parágrafo anterior hace un pequeño ajuste, trata el texto de nosotros (segunda persona del plural) para conseguir facilitarle al lector introducirse en su obra. En el copla o parágrafo III el autor indica y muestra lo igualatoria que es la muerte con todo el mundo indiferentemente de su condición social, donde más se remarca esta intención es en el siguiente trozo: Allí van derechos a su acabar, allegados por igual, los que viven de sus manos y los ricos (adaptación). También usa anáforas en este parágrafo, usa tres veces a principio de versos la palabra “allí”.
Ya en la copla VI el autor interrumpe en seco la reflexión en que nos había sumido para dejarnos bien claro que no está en absoluto dispuesto a alabar a otros poetas, ya que considera que por grande que sea su habilidad no han aportado ningún cambio a la sociedad como lo hizo Jesucristo y se encomienda al Señor (Dios). Aunque parezca haberse desviado del tema a mí parecer el objetivo de este parágrafo es asegurarle
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