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Coplas A La Muerte De Mi Padre


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2013  •  2.346 Palabras (10 Páginas)  •  1.023 Visitas

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Coplas a la muerte de su padre

En primero lugar, el poema de Jorge Manrique nos sugiere una pregunta: ¿a que genero pertenecen las Coplas?, ¿son un sermón, una elegía, un planto, una meditación?

Son, tal como señala Salinas en uno de sus estudios, “Leídas a lo hondo, se evidencia su verdadero ser: poesía a la mortalidad y poesía a un hombre mortal”. Es decir, un sermón con tres características esenciales: el tono exhortativo, el estilo expositivo y las sentencias. Pero también la elegía, el elogio a su padre muerto cuyo tono calmo y reflexivo lo aleja del planto (llanto de los vivos por lo muertos, caracterizado por las expresiones de extremado dolor y pesar ante la perdida del ser amado). El poema se nos presenta como una síntesis acabada, tanto a nivel formal como temático. Para lograr dicha síntesis Manrique procede en forma gradual de lo general (la idea de la mortalidad) a lo particular: la idea de los muertos y, al fin, un muerto en particular.

Las coplas se abren con una introducción, en la cual Manrique, al decir de Pedro Salinas, “procede como ciertos sinfonistas modernos que, al comienzo, brindan al oyente los leitmotiv de su obra antes de entrar en materia”. Estos leitmotiv son la fugacidad del placer terrenal, el paso del tiempo y el poder igualador de la muerte. No hay en esta presentación de la muerte ningún rasgo macabro. A diferencia de las Danzas de la muerte medievales (de donde Manrique toma esta idea de igualdad frente al morir, ésta será una muerte amable, despojada de la imagen tradicional de la calavera y la guadaña). Esta introducción por otra parte, se abre con un tono claramente exhortativo: “Recuerde el alma dormida / avive el seso / y despierte.”

La elegía como género literario

La elegía es una composición poética basada, métricamente, en el dístico elegíaco (hexámetro + pentámetro).

Las elegías clásicas eran a menudo cantos nostálgicos, pero también figuran entre sus temas el amor, la guerra y la política.

Durante la edad media la elegía recibió el nombre de planto o llanto, y en el siglo XV en cambio empezó a llamársele defunción, consolatoria, triunfo o coronación, y sustituyó las tradicionales invitaciones al llanto por la reflexiones sobre la brevedad de la existencia y las exhortaciones para adoptar una actitud espiritual ante la vida.

Manrique contaba con una larga tradición de literatura funeraria en la inspirarse para llorar la muerte de su padre, pero el principal modelo de las copas son las diversas elegías fúnebres escritas por Gómez Manrique, tío del poeta.

Técnica y estilo

Manrique renuncia al clasicismo de moda en su momento. Otros poetas de la época pretendían imitar a los grandes autores latinos, pero partiendo de la doctrina medieval que exaltaba la dificultad y el artificio. Manrique rechaza esa lengua poética y el verso de arte mayor y se decanta por el octosílabo, un verso más corto y mas libre, al que la tradición había asignado un tono mucho menos elevado. En este sentido elige un estilo que los predicadores denominaban sermo humilis (discurso humilde), claro y accesible.

También desecha los numerosísimos cultismos léxicos de los que habían abusado sus antecesores. Solo admite los que ya habían arraigado en castellano como ficciones, senectud o juventud.

Por otro lado, no recurre a la sintaxis latina y apuesta por el orden natural, sólo introduce leves hipérbatos por necesidad de la rima. Tampoco abusa de las figuras de repetición que pudieran hacer el texto más oscuro y, por el contrario, usa a menudo construcciones de origen popular.

Temas y tópicos

En las Coplas a la muerte de su padre se recoge una constelación de temas procedentes del complejo cultural elaborado a lo largo de la edad media. Este bagaje sobre lo que se construye el poema queda definido por un conjunto de tópicos en a torno a los cuales se articula el pensamiento medieval. Estos tópicos consisten en una serie de verdades que, sancionadas por la autoridad de la iglesia, eran asumidas con toda sinceridad. Sobre ellos se sustentaba una visión global del mundo que establecía el cause del comportamiento humano. Manrique lleva a cabo una cuidada selección de estos temas básicos y nos los presenta formando un entramado que los relaciona hábilmente entre si. Esta es la razón de que en su poema se haya querido una brillante síntesis de la cultura medieval. Se puede decir que en esta primera parte los temas mas importantes son los siguientes:

El tiempo: Siempre acompañado de la idea de fugacidad, de fluir constante. El presente no existe, ya que es imposible capturarlo, el futuro se va transformando en sucesivos presentes inasibles, por lo que al final, todo se reduce al pasado; esto nos introduce al cultivo de lo espiritual pero no evita la angustia de sabernos de materia temporal y fugaz.

La fortuna: La fortuna es un azar ciego que desencadena las tragedias humanas. Se la presenta como una rueda presurosa e inestable que reparte caprichosamente la felicidad y la desgracia. Esta es la interpretación pagana que coincide con la de la antigüedad clásica. Pero esta interpretación no es conciliable con el cristianismo, para el que todos los acontecimientos obedecen a los designios de la providencia; por eso algunos poetas la presentan como una delegada de Dios.

La imagen que presenta Manrique se aproxima a la concepción pagana: su naturaleza mudable es un motivo más para que el hombre rehace los bienes de este mundo.

El mundo: El mundo es un lugar de paso, una morada provisional y ajena donde el hombre tiene la oportunidad de conseguir la salvación de su alma. Las reflexiones sobre la vida y la muerte parten del supuesto de que nada en este mundo posee autentico valor; la actitud sabia consistirá pues en desdeñar todo lo terrenal. Los valores del mundo carecen de consistencia por estar sometidos a la acción de tres claros enemigos: el tiempo, la fortuna y la muerte. Lo único cierto es la caducidad de los bienes terrenales. Los bienes mundanos con el paso del tiempo y la muerte se terminan, desaparecen. El mundo es el enemigo del alma y la muerte, la liberadora, el trámite inevitable para lograr la vida verdadera. Sin embargo, la serenidad con que Manrique enfrenta a la muerte lo aleja del espíritu del género medieval. De contempu mundi (sobre el menosprecio del mundo), que trataba la vida como una sucesión de miserias y presentaba la muerte como una fétida y vergonzosa

La fama: Dentro de la visión teocéntrica de la edad media, el hombre solo encontraba su sentido en la subordinación de los valores religiosos, de forma que todo labor personal de mérito se diluía en la colectividad, de aquí que la mayor parte de

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