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Cuento Motor


Enviado por   •  2 de Mayo de 2013  •  478 Palabras (2 Páginas)  •  746 Visitas

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Cuento motor: "Nos vamos al zoo".

Un buen día, la clase de Infantil 5 años B, se fue de excursión a un zoológico; un zoológico, muy, muy lejano. Éste no era un zoológico cualquiera, era un zoo mágico.

Primero, viajaron en una nave espacial; después en un autobús lento, un autobús muy, muy lento; y finalmente se subieron en un tren largo, un tren muy, muy largo; y rápido, muy, muy rápido.

Cuando todos los niños llegaron al zoo, se sorprendieron. Allí no había ningún animal. ¿Dónde están los animales?- Gritaban todos.

Buscaron debajo de las colchonetas…pero no había nada, buscaron detrás de las puertas… y seguían sin encontrar nada…incluso miraron en la calle por las ventanas…pero allí no había nada, ni un sólo animal.

Con las ganas que todos teníamos de ver serpientes, leones, tigres, jirafas….y no había nada, ni una simple mosca. Impacientes, los niños empezaron a protestar: ¡Maestro, queremos ver animales!¡Queremos ver animales!

El maestro se sentó y agachó la cabeza, desesperado, ya no sabía qué hacer. Al levantarse se llevó una gran sorpresa: ¡A todos nos había salido una larga cola! ¡Nos habíamos convertido en monos! Ahora éramos nosotros los animales que estábamos buscando. [Cogemos combas y nos la ponemos como colas]

De repente, nos entró muchas ganas de subirnos a los árboles y trepar. Trepamos, con mucho cuidado para no caernos, hasta llegar al final de todos esos árboles, donde había un gran lago. Sin pensarlo dos veces, saltamos. ¡El agua estaba congelada! Así que comenzamos a nadar, nadar, y nadar para poder salir del lago y secarnos rápidamente.

Cuando por fin nos secamos, nos llevamos otra gran sorpresa. ¡Nos habíamos convertido en canguros! Canguros saltarines que sabían saltar a la comba. Y saltamos, saltamos y saltamos…hasta llegar a una pequeña cueva por donde no podíamos pasar. ¡Anda, ¿y ahora qué hacemos?!- gritaban todos. ¡Por ahí no cabemos! Enfadados, tiramos las cuerdas lejos. Al tirarlas, nos caímos al suelo. Nos habíamos vuelto más pequeños, y sin darnos cuenta… ¡nos habíamos convertidos en serpientes! Ahora sí que podíamos pasar por aquella pequeña cueva, así que comenzamos a reptar.

Al salir de la cueva, ¡nos había vuelto a pasar! ¡Nos habíamos transformado en unos feroces leones! Empezábamos a estar muy cansados y nos empezaba a entrar mucha hambre. Entonces, uno de los leones de la manada se fue a buscar comida. Pero… tuvo tan mala suerte que cayó en una trampa que habían colocado unos cazadores. ¡Socorro, socorro!- gritaba. Entonces todos los leones salieron corriendo para ayudar a su compañero y lo liberaron.

Para que esto no volviese a ocurrir todos se fueron a un lugar seguro. Una vez allí, poco a poco, nos fuimos quedando dormidos. Estábamos muy cansados, había sido un día agotador.

Cuando despertamos, ya no éramos

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