ENSAYO SOBRE CUENTO CASA TOMADA

Ensayo del cuento “CASA TOMADA” de Julio Cortázar:

ESPACIALIDAD EN CORTÁZAR: DESDE LA OPRESIÓN A LA LIBERTAD

El presente ensayo habla sobre la temática de la libertad que pueden alcanzar  los personajes de una obra y que generalmente en la literatura  lo logran a través de un proceso de crecimiento o madurez, como lo simboliza el  viaje o el propósito de cambio, mediante una lucha y  un gran esfuerzo consabido de los personajes.

Pero en el cuento de Casa Tomada (1951) de Julio Cortázar, los personajes son moldeados por el espacio físico, el cual determina la vida de ellos, que luego, debido a las circunstancias recuperan la libertad,  donde los hermanos son forzados a salir de la casa como una forma de liberación. 

¿En qué punto de nuestra existencia humana tenemos que abandonar nuestro propio hogar para así por fin experimentar la libertad y liberarnos de la opresión?

Es así que este ensayo recorrerá el camino desde la vida monótona de los hermanos y unidos para la conservación de la casona, entendiendo la simbiosis materna y el incesto como recursos de sobrevivencia. Luego, se abordan los movimientos que alcanzan desde lo que ocurre en el entorno doméstico, donde los ruidos provocan una perturbación y ruptura del rígido modo de vivir en la casona de los hermanos. Desde el inconsciente son signos de libertad y crecimiento, para finalmente, abruptamente abandonar la casa.

Pero no queda claro si esta libertad  alcanzada les permitirá el desarrollo personal y la individualidad psicológica para cada uno de ellos. Parecen no ser conscientes de la trascendencia de tal situación, pero que quizás desde la inconsciencia, por los gestos y actitudes si lo saben. “No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvernos hacia atrás” (Cortázar, 1951,p.6). Aquello trasluce que, cerrando las puertas del pasado, el final abierto puede ser un recurso para barajar todas las posibilidades en el divagar por la calle.

Al reflexionar sobre ello,  el personaje principal se vio forzado a tomar por el brazo a su hermana Irene y hacerle entender que la única solución a su vida tan monótona, era el salir de esa casona y dejar atrás para siempre a esa “madre opresora y manipuladora” a que me refiero con esto, es que si nos fijamos bien, tanto Irene como su hermano eran obligados a mantener esa casona todos los días de su vida, por lo que llegó un momento en que tanto física como mentalmente estaban agotados y cansados de hacer todo el tiempo lo mismo.

El incesto de los hermanos es consecuencia de una prolongada simbiosis con la figura de la madre, que está representada a través de la casa. La doctora en letras, Victoria Poza (2007) escribe: “La casa ha cobijado a estos personajes, como una madre; los ha mantenido bajo su tutela” (p.25) . La rutina en sus vidas,  donde su estilo era monótono, cada actividad, el aseo de la casa, los pasatiempos y el cómo preparaban sus típicos alimentos, señalan el estar atrapados en el pasado, resistidos a crecer y experimentar nuevos límites. Pongamos un ejemplo muy básico, si cuando nace un niño o niña y desde su nacimiento es sobreprotegido(a), es obvio que nunca va a explotar sus habilidades motoras y cognitivas, teniendo siempre este instinto de dependencia total hacia sus padres, por lo que a mi punto de vista eso es claramente lo que Julio Cortázar quiere que nosotros veamos, una madre opresora representada por la casona y  sus hijos dependiendo totalmente de su madre para poder subsistir.

Los personajes, pasaron toda su vida en esa casa y que simboliza de alguna forma la opresión, no han madurado, no se les ha permitido vivir sus propias vidas, con identidad, con individualidad, como seres libres, para construir cada uno su propio destino. Tal como menciona el autor del cuento en que “a veces llegamos a creer que era ella la que no nos dejó casarnos. Irene rechazó dos pretendientes sin mayor motivo, a mí se me murió María Esther antes que llegáramos a comprometernos” (Cortázar, 1951, p.1) Esto puede llegarse a traslucir en la noción del estancamiento en la infancia tardía, presentándose el incesto como suerte de mecanismo para sobrevivir en ella y que ésta viva a través de ellos. La vida de los hermanos está circunscrita a la manutención del espacio físico, el cual es el símbolo de la familia. El hermano recuerda: “Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina” (Cortázar, 1951, p.1).

Las simples tareas de limpiar la casona, todas las mañanas daba cuenta de que en ningún momento de la vida tuvieron alguna actividad que les diera mayor conocimiento o experimentación.  

Una casa grande, llena de recuerdos, que está inmovilizada en el tiempo como una fotografía. La razón del actuar de los personajes está limitada a  darle vida a la casona. Por lo tanto, ellos se necesitan juntos, aunando fuerzas, con intereses acotados, Irene teje, el hermano hace las compras para la casa, juntos afanan hasta el cansancio con el aseo del inmueble. Irene y su hermano no han evolucionado como individuos, ellos están congelados por la herencia familiar, rodeados por los olores, colores, los muebles, los retratos, existe una atmósfera rancia. Solos no pueden sobrevivir para dar vida así a la casa que los absorbe.  Irene y su hermano, están  encadenados a esa casa. El hermano justifica y parece complacerse en la realidad topológica constreñida que viven. “Lo pensamos bien, y se decidió esto: mientras yo preparaba el almuerzo, Irene cocinaría platos para comer fríos de noche. Nos alegramos porque resulta molesto tener que abandonar los dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar” (Cortázar, 1951, pp. 4-5). Las decisiones son acomodativas a las circunstancias. Quizás el frío del atardecer, los incomoda a salir de los dormitorios para cenar, pero refleja el quedar atrapados en el espacio, reforzando que es éste el que determina como un tablero de ajedrez a Irene y su hermano.

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