El Cobrador

El cobrador un ser de vilolencia

La narrativa de Fonseca nos enmarca en la realidad brasileña en donde la violencia es preponderante. Enmarcando con ello una posmodernidad en donde el ego es lo más exaltado del ser; es entonces que la violencia toma mayor fuerza, haciendo así que las agresiones físicas y verbales en sus personajes creen un ambiente natural, mostrando a su vez la crueldad con la que se vive. Y es que para está ocasión nos referiremos a esta cuestión de violencia en el cuento de “El cobrador” en dónde se muestra la ola tan fuerte de crueldad social con el que un ser humano es tratado hasta ser llevado a una venganza con todos aquellos por los qué el protagonista se ha sentido agredido.

En un principio nos damos cuenta que se trata de un narrador intradiegético, protagonista, es el mismo personaje quien contará las acciones. Este narrador desde el comienzo del relato nos mostrará que su vida es una constante muestra de violencia en contra de todos aquellos que representantes de lo que él no tiene y no es. Pues su historia comienza con una visita al médico, y todo parece fluir bien, hasta el momento en que el médico pide el pago correspondiente a su trabajo. Ese se convierte en el punto detonante de violencia, pues él se siente agredido al tener que pagar, y más que se le exija dicho pago, que a su persona no es justo la vida ya le ha cobrado mucho más. Y es por ello que no tiene dinero para pagar la consulta, “Tienen muchas que pagarme todos ellos. ” Por eso decide destruir el consultorio y con ello las rodillas del médico.

Partiendo de esto podemos retomar lo que dice Erich Fromm al hablar de una destructividad vengativa, pues muestra como su reacción es espontánea al sufrimiento intenso que en toda su vida a tenido en su dentadura está la clara muestra y en sus palabras “Odio a los dentistas, a los comerciantes, a los abogados, a los industriales, a los funcionarios, a los médicos, a los ejecutivos, a toda esa canalla. Tienen muchas que pagarme todos ellos… ¡No pago nada! ¡Ya me harté de pagar!, le grité, ¡ahora soy yo quien cobra! ”. Su dolor es “de intensidad mucho mayor y con frecuencia cruel, viciosa e insaciable. El lenguaje mismo expresa esta índole particular de la venganza ”Por lo tanto su rencor y resentimiento no parar en la agresión al médico.

Más adelante nos muestra que la violencia vivida es tal que esta idea de destructividad supera el sólo hecho de vengarse de la sociedad que lo ha marginado. “Cuando satisfago mi odio me siento poseído por una sensación de victoria, de euforia, que me da ganas de bailar ”. También se vuelve en una manera de éxtasis en destruir, lo que le ha lacerado a tal grado. Es tanta su impotencia y el apartamiento que tiene con este estrato social que sólo violentándolos se puede sobre poner dando con ello un placer a su existencia al matar. De ahí que su vida se a al odio y la destructividad, y a su vez al obtener un éxtasis con matar y con que los periódicos hable de él, lo hace que vuelva a repetir sus hazañas con el tipo de traje blanco en su auto la mujer embarazada y su marido.

Al ser un hombre fuerte, recurre a esta fuerza para ejercer dicha violencia en contra de quienes lo han pisoteado con este hecho de tener todo de vivir plácidamente. Pero existen en este cuento detonantes importantes, tal es el caso de la televisión; en donde el clima de violencia generalizado se presenta como signo distintivo de la época. La televisión en este caso “contribuye

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