El inicio de la enseñanza de la lectura y escritura

El inicio de la enseñanza de la lectura y escritura

A todos los papás nos gustaría que nuestros hijos fueran buenos lectores: que no sólo lean bien, sino que disfruten hacerlo, que lo hagan por voluntad propia y que sean, por lo tanto, lectores asiduos.

Sabemos de todos los beneficios que esto les puede traer, desde ampliar su vocabulario, mejorar su estructuración lingüística y, sobre todo, su ortografía, hasta estimular su imaginación y curiosidad, conocer y aprender sobre infinidad de materias, temas y culturas distintas a la propia.

Con este ideal en la mente y, debido a que las investigaciones y estadísticas que hemos leído en relación con el tema, siempre muestran que México no es un país de lectores, las escuelas y los papás estamos tratando de hacer nuestro mejor esfuerzo por inculcar el hábito de la lectura en los niños.

Existen diversos enfoques, teorías y metodologías acerca de la enseñanza de la lectoescritura a los niños. Cada escuela se esfuerza por encontrar el mejor sistema y el momento ideal para comenzar con este proceso.

Algunos colegios ofrecen la enseñanza de la lectura y escritura desde las más tempranas edades, incluso a principios de los noventas Glenn Doman, en su renombrado libro: “Como enseñar a leer a su bebé”, afirmó que tenía comprobado que bebés de un año o menos son capaces de aprender a leer.

Otros colegios coinciden en la necesidad de respetar las etapas de desarrollo de los pequeños, por lo que optan por esperar a que madure su sistema motor, principalmente su coordinación motora fina, antes de iniciar la introducción de dichas materias. Por otra parte, también están los papás que, adelantándose a la escuela y con el objetivo de no perder tiempo, comienzan a enseñar a los niños en casa las letras del alfabeto.

El aprendizaje de la lectura y escritura es un proceso complejo en el podemos intervenir como facilitadores o mediadores pero, en realidad, nosotros no decidimos el momento exacto en el que da inicio.

De manera natural, igual que sucede con el lenguaje verbal, cada niño va interpretando una variedad de estímulos que lo acercan al lenguaje escrito y va creando hipótesis a cerca de su uso.

En este proceso influyen cantidad de habilidades de percepción auditiva, visual, memoria, discriminación, coordinación motriz y lenguaje que necesitan desarrollar antes de poder plasmar por escrito sus ideas y descifrar lo que otros quisieron comunicar.

Es en este punto en donde radica la diferencia entre las distintas posturas. La mayor parte de ellas están enfocadas al inicio de la enseñanza de la forma del lenguaje escrito, es decir, de la precisión con la que se trace cada una de las grafías, la traducción de cada una de ellas a un sonido específico y la unión de las mismas en una combinación que podamos reconocer como una palabra que forme parte de nuestra lengua.

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