En El Bosque
Enviado por alesita.cherry • 13 de Mayo de 2015 • 1.520 Palabras (7 Páginas) • 182 Visitas
En el Bosque
Ryunosuke Akutagawa
Declaración de un leñador interrogado por el oficial del Kebiishi:
Señor, es verdad; fui yo quien encontró el cadáver. Esta mañana, como de costumbre, había salido a cortar leña y encontré al muerto en el bosque que está detrás de la montaña. ¿ El lugar exacto, dice usted? Pues, a unos ciento cincuenta metros de la carretera a Yamashina. Es un lugar solitario, poblado de bambúes, con algunos cedros entre ellos.
El cuerpo estaba tendido de cara al cielo; vestía un kimono de seda violáceo y llevaba un gorro al estilo Kyoto. Una herida de katana le atravesaba el corazón, y las hojas de bambú que lo rodeaban estaban teñidas de rojo. No, no perdía más sangre en ese momento. Creo que la herida estaba seca; un tábano, de tan pegado que estaba a ella, ni siquiera sintió mis pasos.
¿Si vi alguna katana o algo parecido? No, no vi nada de eso, señor. Solamente encontré una cuerda junto al tronco de un cedro que había cerca del cadáver. Y..., ah, sí; también junto a la cuerda había un peine. Eso fue todo lo que vi. Daba la impresión de que ese hombre había luchado antes de ser asesinado, porque las hierbas y las hojas que había a su alrededor estaban bastante pisoteadas.
- ¿Había algún caballo cerca del lugar?
- No, señor. Es un lugar inaccesible para esos animales; está separado de la carretera por un bosque de bambúes.
Declaración de un sacerdote budista interrogado por el oficial del Kebúshi:
- Es cierto. Ayer me encontré con el desdichado hombre. Ayer... sería cerca del mediodía. El lugar es la carretera que conduce de Sekiyama a Yamaishina.
El hombre caminaba en dirección a Sekiyama acompañado por una dama que iba a caballo. Ni alcancé a ver el rostro de esta dama pues lo llevaba cubierto con un velo. Únicamente pude ver el color de su kimono, que era claro. El caballo era un alazán de finas crines. ¿ La estatura de la dama? ... algo así como un metro y medio. Como sacerdote, no estoy
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habituado a fijarme en esos detalles. El hombre iba armado con katana, arco y flechas. Particularmente recuerdo la aljaba negra donde llevaba unas veinte flechas.
No podía imaginar que a ese hombre le aguardara semejante destino. En verdad, nuestra vida es comparable al rocío del alba o a un destello fugaz. ¡ Lamento tanto la suerte de ese hombre que ni encuentro palabras para expresar mi sentimiento!
Declaración del policía interrogado por el oficial del Kebiishi:
- ¿Quién es el hombre que arresté? Es el famoso bandolero Tajômaru. Cuando procedí, él había caído del caballo, y gemía echado sobre el puente de Awataguchi. ¿ Cuándo? Fue en las primeras horas de anoche. Recuerdo que aquella otra vez en que fracasé al intentar arrestarlo, también llevaba ese kimono azul y esa larga katana. Esta vez, como ustedes ven, lleva además arco y flechas. ¡ Ah!...¿ De modo que el arco y las flechas son iguales a los del muerto? Entonces es seguro que este Tajômaru es el asesino. El arco enfundado en cuero, la aljaba negra y las diecisiete flechas de pluma de halcón, seguramente eran del samurai. Sí; el caballo era, como usted dice, un alazán de finas crines. Pastaba cerca del puente, con las riendas sueltas. Seguramente por una ironía del destino Tajómaru fue arrojado por el mismo caballo que robó.
Este Tajômaru es el mujeriego más famoso entre los bandidos que merodean por la capital. El año pasado una creyente y su criada fueron asesinadas en un monte, detrás de la estatua de Píndola ¹ del Templo Toribe; y se rumoreó que había sido obra de este bandido. Si es Tajômaru el asesino del samurai, vaya uno a saber qué ha sido de la dueña del alazán.
Si se me permite una palabra, sugiero la conveniencia de averiguar la suerte que corrió la dama.
Declaración de una anciana interrogada por el oficial del Kebiishi:
- Sí, señor; el cadáver es del hombre que se casó con mi hija. Él no era de la capital; fue samurai en la ciudad de Kokufu, en la provincia de Wakasa. Su nombre es Takejiro Kanazawa y
1 Píndola, llamado Píndola- bharadwaja, discípulo de Buda.
tenía veintiséis años. No, señor, él era una buena persona, y no creo que haya sido víctima de alguna venganza.
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¿Mi hija? Su nombre es Masago, y tiene diecinueve años. Es impulsiva, pero dudo que haya conocido otro hombre aparte de Takejiro. Es de cutis moreno y su cara es pequeña, ovalada, y tiene un lunar cerca del ojo izquierdo.
Ayer, Takejiro y mi hija salieron
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