El bosque.

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El bosque

Abrí los ojos. Me encontraba bajo un árbol alto, de corteza grisácea y ramas retorcidas. Tenía el cuerpo un poco adormecido, trate de sentarme, pero el brazo izquierdo no me respondía. Me quede acostado observando el cielo y aquel extraño árbol. Por alguna extraña razón me sentía cómodo ahí, aunque no sabía dónde me encontraba.

Después de intentar levantarme,  por fin lo logre, no reconocía el lugar en el que me encontraba. El lugar era una especie de bosque con árboles grandes, de diferentes tipos, algunos secos y otros muy frondosos.

Comencé a caminar por ese misterioso bosque, no escuchaba el ruido de las aves, solo el sonido del aire soplando entre los árboles, era como si el bosque respirara por sí solo, una respiración muy pesada.

Combine en círculos por aproximadamente más de una hora, sabía que no estaba en el mismo lugar de antes, puesto que no veía aquel árbol seco. Deje de sentir el viento rozando mi piel, todo quedó en silencio.

Una sensación de frío me recorrió toda la espalda hasta llegar a mis orejas. Escuche como alguien me llamaba, pero no podía identificar de donde venía esa voz, era como si el viento pronunciará mi nombre, volteaba en todas direcciones, tratando de encontrar a quien me llamaba, de pronto sentí como quien me hablaba se paraba atrás mío, comencé a voltear muy lentamente, tenía miedo.

Al voltear totalmente no vi a nadie, o al menos hasta que baje la mirada, era un pequeño cuervo negro, me pareció sumamente extraño ya que yo escuchaba como me llamaban, me acerqué al pequeño cuervo, aquel animal solo me observaba y yo a él. Estaba a un paso de el cuando me dio la espalda y volvió a pronunciar mi nombre.

Salió volando y fui tras él para alcanzarlo y tal vez entender un poco lo que pasaba. Vi como ese extraño animal se perdía en el espeso follaje de los árboles y yo solo me tire al suelo, estaba muy cansado, confundido y desesperado, no sabía que ocurría y mucho menos por qué. Me quede en silencio, eso era, no recordaba nada, al menos nada que no fuera mi nombre.

Recordaba algunos rostros borrosos pero no podía recordar de quienes eran.

Decidí caminar otra vez, no podía quedarme así, necesitaba saber qué pasaba.

Comencé a ver cómo una pequeña casa se asuma a a lo lejos, me alegró demasiado, me quedé parado frente a ella, mis ilusiones de encontrar a alguien se desvanecieron, esa casa lucía como si hubiese estaba abandonada por muchos años, eran prácticamente unas ruinas.

Decidí entrar para ver si alguien o algo todavía seguía ahí, me acerqué a la puerta, era grande, de una madera obscura, estaba llena de pequeñas plantas que habían crecido ahí, probablemente hace años.

Lo primero que vi al entrar fue una mesa de la misma madera que la puerta, era grande, con sillas a su alrededor y una pequeña manzana en el centro la tome de inmediato puesto que llevaba horas sin comer, estaba a punto de darle una mordida pero de pronto me di cuanta. Me di cuenta que no tenía hambre, llevaba más de medio día ahí, sin comer nada y no tenía hambre, se me hizo un poco raro pero pensé que tal vez él hambre vendría después así que trate de meter la manzana en mis bolsillos pero no entraba, volteé a un cuarto que se encontraba a la derecha de donde me encontraba y vi una pequeña bolsa de cuero negro, la tome y metí la manzana en ella.

Salí de la casa, busqué todo lo que pude pero sólo encontré un pequeño cuchillo, un pedazo de cuerda y la manzana que había encontrado.

Un sendero salía de aquella choza, lo seguí, estaba caminando cuando de nuevo escuche a aquel cuervo que pronunciaba mi nombre una y otra vez, esta vez lo escuchaba adelante de mí, corrí más rápido lo vi volando muy rápido, y entonces cayó al suelo, no vi donde aterrizó así que acerque por aquella colina donde estaba. No había ningún cuervo solo un niño de aspecto sombrío, eso me causo mucha confusión.

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