Falacias Argumentativas
Enviado por geinner.aragon • 10 de Julio de 2014 • 1.783 Palabras (8 Páginas) • 300 Visitas
Las falacias argumentativas
¿QUÉ SON LAS FALACIAS?
La falacia es un argumento que no siendo válido se presenta –consciente o inconscientemente- como tal. Por esta razón, puede llevar a engaño a la persona que lo lee y que no conoce estos juegos del lenguaje; es decir, aunque puede que no haya una intención manipuladora, es posible que al final el texto que contenga falacias se convierta en un discurso manipulador sin que la intención de su autor haya sido esa.
Autores como Nocetti definen falacias como “refutaciones aparentes o argumentaciones muy convincentes aunque lógicamente inadmisibles”.
Aristóteles fue el primero que habló de estas argucias dialécticas que se pueden dar en un discurso y posteriormente, autores como Metz han identificado las falacias con lo9s sofismas de Aristóteles, pero diferenciándolas de éstos en el hecho de que las falacias pueden ser conscientes o inconscientes mientras que el sofisma es siempre intencional. Nocetti en cambio, identifica falacia con sofisma, dotando así a ambos términos del carácter intencional aunque cuando el error que se da en la falacia no es intencionado, las denomina paralogismos.
TIPOS DE FALACIAS
Existen diversos tipos de falacias argumentativas y también varias clasificaciones según diversos autores, pero a priori, se distinguen dos grandes grupos: falacias de ambigüedad y falacias de pertinencia.
I. FALACIAS DE AMBIGÜEDAD. Las falacias de ambigüedad se cometen cuando en el discurso se emplean palabras ambivalentes, que dan lugar a la confusión. Es decir, cuando en la construcción de un discurso empleamos construcciones o palabras polisémicas sin prever la posible confusión que puedan causar en el lector. Luisa Santamaría y María Jesús Casals atribuyen la causa del uso de esta ambigüedad a la falta de pericia argumentativa, a la pobreza del léxico o finalmente, a una intencionalidad ideológica. Dentro de este grupo de falacias podemos distinguir:
1. Falacia del Equívoco. Se da cuando en un enunciado se emplean términos que tienen más de un significado y no se distingue entre estas posibles significaciones. Esta falacia puede darse por causa de una errónea utilización del idioma, de fallos gramaticales o elipsis que crean situaciones de equívoco. Un ejemplo es el uso de palabras como fin hermano, etc.
2. Falacia de Anfibología. Se da cuando en una oración, normalmente por incorrección en su construcción, se emplean términos que son de por sí anfibológicos y que por la errónea construcción de la frase dan lugar a confusiones. Aunque la mayoría de estas confusiones quedan resueltas por lógica o por el contexto, hay otras muchas que no. Estas falacias se pueden evitar mediante el uso de perífrasis, de comas o de otros recursos en la construcción de la frase que ayuden a mejorar su claridad. Ejemplo de falacia de anfibología: el empleo del posesivo su o del reflexivo se en proposiciones como: ”la policía encuentra los cuadros de Picasso robados en París” o “mi padre fue al pueblo de José en su coche”.
3. Falacia de Composición. Este tipo de falacia se da cuando se generaliza, cuando se toma el todo por las partes construyéndose así juicios universales o generalizaciones. Este tipo de falacias vienen inspiradas, muchas veces por los estereotipos o los tópicos que como bien se sabe, no tienen porque corresponder a esta generalización. Ejemplo de falacia de composición: “los costeños son alegres y flojos”, “en el norte siempre llueve y hace frio”, etc.
4. Falacia de División. Esta falacia se construye contrariamente a la falacia de composición, es decir, aquí lo que se hace es adjudicar a una parte lo que es verdad para el todo cuando también es cierto que esta parte puede no cumplir lo que para todo es verdad. Por ejemplo, un colectivo que pueda tener prestigio social como los jueces o los médicos no por ello significa que todos los miembros de estos colectivos tengan que beneficiarse de ese prestigio social puesto que se han dado casos de médicos o jueces que han cometido delitos, son corruptos, etc.
II. FALACIAS DE PERTINENCIA. Entramos ya en el segundo gran grupo dentro de la clasificación de las falacias argumentativas: las falacias de pertinencia. Vienen definidas en el libro de Carmen Herrero como “aquellas que se cometen cuando se extraen conclusiones que no son pertinentes, es decir, que no se derivan lógicamente de las razones expuestas. Dentro de este grupo de falacias argumentativas distinguimos:
1. Falacia de apelación a la multitud o Argumentum ad populum. La falacia de apelación a la multitud se esconde detrás de expresiones tan usadas en los textos periodísticos de opinión como las de “convendrá conmigo el lector…”, “ya me dirán ustedes…”, “¿quién no ha pensado alguna vez…?”. Y es que esta falacia se construye partiendo de la falsa creencia de que porque muchos coincidan en una aserción ésta tendrá que ser necesariamente verdad o hará verdadero todo el argumento. Es el razonamiento que apela a la emoción, mediante las preguntas retóricas, los tópicos, etc.
2. Falacia de apelación a la autoridad. Esta falacia se sirve de la autoridad o el prestigio de que gozan determinados personajes públicos en sus respectivos campos para que ejerzan esa autoridad en otros campos distintos donde ya no les corresponde dicha autoridad. La publicidad hace muchísimo uso de esta falacia cuando aparecen, por ejemplo,
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