Fan Fic: Pidemelo
Enviado por grecia221 • 23 de Agosto de 2013 • 1.541 Palabras (7 Páginas) • 374 Visitas
Pídemelo
Pídemelo por valee_IU
Odiabas ese calor, ¿cierto?
Repelías un sinnúmero de variadas cosas que te hacían retomar recuerdos innecesarios. Te paseabas por los infinitos canales de la televisión apretando desganado los botones del control remoto.
Sasuke Uchiha, un día domingo, no tenía absolutamente nada que hacer.
Trataste de actuar como la gente normal, y te habías sentado en el sofá. Pero tú no eras una persona normal.
Lo habías dejado de ser, cuando tu mirada cambió, cuando tu corazón comenzó a latir con dispar compás. Te asaltaban ganas de mandar todo a la mierda y no saber nada de nada.
Si, el menor de los Uchiha, albergaba un sentimiento muy alejado y diferente al amor de hermano que podía tener con ese individuo con el cuál compartía lazos sanguíneos.
Era un golpe fuerte darte cuenta que no podías ni pasar un segundo parado frente al él luego que salía de la ducha y lo veías ligero de ropas. Con su torso firme descubierto, y esa estorbosa toalla que cubría sus caderas y que pedía a gritos que la tirases. Te excitaba verlo con el pelo mojado y revuelto, con esa paraba de galán que tanto odiabas.
Pero no, eso no era todo. Había algo aún más que te hacía hervir la sangre. El estúpido de Itachi se daba cuenta de todo.
Quién más que un Uchiha, sólo uno de ellos podía develar los sentimientos ocultos bajo esa impermeable manta de frialdad de su mirada.
Te retorcías de la rabia al saber que estabas a su merced. Que sabías que de pronto venía y te susurraba al oído un sinfín de cosas que se le ocurriría hacerte y hacía que las firmes piernas te flaquearan.
Sí, Uchiha Sasuke tenía sus debilidades.
También recordabas esa vez que dormías y que lo oíste mientras entraba con sigiloso andar en tu habitación a oscuras. Evocabas esos momentos que estaba sentado al borde de tu cama, debatiéndose en si destaparte o no. Intentaste no calentarte con la situación, pero el tenerlo ahí a punto de tocarte te hacía perder los estribos.
Lo viste girar su cabeza como recapacitando, y lo viste volver por donde había venido y cerrar la puerta tras de sí.
Una cólera se apoderó de ti, mientras pensabas en todas las cosas. ¿¡Estabas esperando algo más!?
Sí, la respuesta era sí. Esperabas que te tocara y tú despertar sorprendido, para luego caer en una pecaminosa noche de lujuria.
Te tomabas la cabeza con ambas manos como intentando espantar esas prohibidas y pervertidas cavilaciones de tu mente… ¡Rayos, era tu hermano!
Pero quisieras o no te habías decepcionado, realmente esperabas algo más de ese encuentro.
Ahora se sumaba un punto más a la lista: Primero, tu hermano te calentaba; segundo, él lo sabía; y tercero y último y como la guinda de la torta, te dejaba con las ganas.
Seguías mirando la televisión con total desatención, ya que el control se te había perdido, y sin vaticinarlo, esta se apagó.
¿Qué mierda? Pensaste cuando miraste detrás y él estaba apoyado en el respaldar del sofá.
"¿Buscabas esto?" Te dijo mirándote. "Préndela, ahora", sentenciaste. No hizo más que arrugar el entrecejo y esbozar una tentadora sonrisa. "Podrías pedirlo por favor", sugirió. Comenzabas a alterarte de que te tratara así. Pero continuó: "Sabes que podrías tener lo que quisieras con esas dos mágicas palabras". Te miró y supiste a donde quería llegar. Maldijiste por lo bajo. ¿Qué mierda se traía entre manos con esa estúpida frase? Nunca le pedirías algo así… ¿No?
"¿Me devuelves el control?" Dijiste de modo cabreado y él lo notó. "Aquí tienes, ¿ves que fácil es?", dijo lanzándotelo encina.
Te hacía crisparte de la rabia el saber sólo que con unas pocas palabras te hacía enfurecer fácilmente, al igual que sabía excitarte de la misma manera.
Te gustaba imaginarte haciéndolo estallar de la rabia, pero también te brindaba placer el pensar que estabas en su habitación empapado en sudor mientras él se venía gritando tu nombre. Como te hacía fantasear ese sujeto.
Te levantaste del sofá y te dispusiste a subir al baño de tu habitación, a arreglar un pequeño problemilla que había aparecido luego de volver a pensar enaquello.
Entraste en el baño y te bajaste el cierre.
¿Cómo podía ser, que él, el codiciado Sasuke Uchiha tuviera que arreglar esos inconvenientes manualmente? Siendo que había tanta chica desesperada por ahí con ganas. Sólo que había un problema, sí, te gustaban las mujeres, y te seguían gustando, pero ahora no te calentaban, eso ahora lo hacía tu hermano.
¡Maldita sea! Pensabas mientras que se sumaba a la lista ese grandioso punto.
Comenzaste tu trabajo y empezaste masturbarte de manera lenta pero segura.
Liberaste débiles jadeos mientras cada vez más te introducías en el placer.
...