Historia Del Arte

HISTORIA DEL ARTE

“Cuando uno hace una pregunta sencilla, obtiene una respuesta inteligente”

Aristóteles

El arte conduce a la sensibilización del alma y a la sabiduría universal, pues al través de la pintura, escultura, arquitectura, teatro, danza, opera y cine, se expresa el sentimiento de la cultura de un pueblo a lo largo del espacio y tiempo.

Aunque es sumamente difícil definir universalmente el arte, porque cada filósofo, cada historiador de arte y diversos artistas lo han hecho de diversas maneras, podríamos ajustarnos a lo que consideró Platón: “Arte como un idioma que todos los hombres pueden entender”.

Por ello estudiar la historia del arte nos llevará a una sociedad y cultura determinada, respondiendo a preguntas de la expresión de ideas, sentimientos y poder, pudiendo reconocer los factores que permiten identificar las expresiones culturales como arte.

Sea cual sea su antigüedad y clasicismo, una obra de arte es en acto y no sólo potencialmente una obra de arte cuando pervive en alguna experiencia individualizada. En cuanto pedazo de pergamino, de mármol, de tela, permanece (aunque sujeta a las devastaciones del tiempo) idéntica a sí misma a través de los años. Pero como obra de arte se recrea cada vez que es experimentada estéticamente.

John Dewey, El arte como experiencia (1934)

De ahí que esos factores sean múltiples aspectos de la época y de una sociedad, en cada período histórico ha tenido unas características concretas y definibles, que nos llevan a descubrir expresiones culturales, que debido a su legado se convierten en arte, únicas y diferenciadas; de ahí surgen los estilos artísticos, que pueden tener un origen geográfico o temporal.

Todo tiene su reflejo en la obra de arte que se convierte en un testimonio vivo del proceso evolutivo de una civilización, clasificándose en períodos, heredando a la humanidad un gran legado de expresiones artísticas, que en la actualidad se tratan de conservar de la mejor manera, precisamente a través del estudio de la historia del arte.

Ante ello, es importante que las artes se clasifiquen de diversas maneras para su estudio y análisis; siendo la naturaleza del medio en que se crearon o crean, el criterio más seguro, por lo que podemos decir que existen muchísimas variedades.

Y siguiendo esos criterios, unas atendiendo al sentido con que son percibidas, se les divide en: Artes del oído (música y poesía), Artes de la vista (arquitectura, pintura, escultura y dibujo) y Artes mixtas (Danza, teatro, ópera y cine).

Ante ese antecedente, es importante señalar que el estudio de la historia del arte se desarrolló inicialmente en el Renacimiento, aunque muy limitado; no obstante, con el tiempo se ha impuesto una visión más amplia, intentando una descripción global del arte de todas las civilizaciones.

El Renacimiento en los siglos XV y XVI inauguró una nueva edad, la edad moderna, en oposición a la edad media, lazo pues de transición entre la grandiosidad de la antigüedad y la nueva época.

Su ámbito se limitó a la cultura europea y a los territorios americanos recién descubiertos, donde las innovaciones en diferentes esferas estuvieron a la orden del día, como en el lenguaje arquitectónico, que se plasmaron en una adecuada y completa teorización.

Los artesanos que se encontraban en el anonimato pasaron a una nueva concepción de profesionalismo.

La arquitectura del Renacimiento estuvo bastante relacionada con una visión del mundo durante ese período, sostenida en dos pilares esenciales: el clasicismo y el humanismo, construyéndose sobre la consciente y efectiva ruptura de la producción artística de la Edad Media, en especial del estilo gótico.

En este sentido, la arquitectura intentó concretar conceptos clásicos como la belleza, surgiendo así la teorización y ordenación del movimiento, fundamentándose en la llamada arquitectura clásica griega y romana, en la búsqueda del mundo ideal.

Mientras que en el Renacimiento el hombre recupera su protagonismo como primer objeto artístico, de acuerdo a la tradición grecorromana: El hombre es la obra más perfecta de Dios, en el período Barroco que transcurre desde el siglo XVII al XVIII y que alcanzó su madurez en Italia, la figura humana se alza como objeto decisivo del arte.

Pero no en una forma idealizada, sino en cualquier aspecto, ya sea este bello o feo, sublime o cotidiano; además, aparecen, también, otros temas más banales, que toman carta de naturaleza y se ponen en primer plano de la composición -los animales, lo inanimado, la caza, los bodegones, etc.-

La consigna del barroco era la exaltación divina frente al mundo, influenciado por la Iglesia Católica, indiferencia hacia el mundo grecolatino, sentimiento, complejidad, entre otras.

Este estilo que se constituye en Italia durante el último tercio del siglo XVI, a lo largo de mucho tiempo se le consideró deshonroso y una simple degeneración del Renacimiento, pero finalmente se superó esa fobia y finalmente fue considerada una corrientes de las bellas artes.

Uno de los centros más influyentes es la Roma papal, centro de un arte contrarreformista que deriva hacia un barroco exuberante. Cercana ideológicamente a Roma está la Corte española de los Austria, con centros neurálgicos como Sevilla, Toledo y Madrid, en la península Ibérica, y Nápoles, Lombardía y Flandes, en el exterior

En el Barroco se aprecia una intensa espiritualidad que aparece con frecuencia en las escenas de éxtasis, martirios y apariciones milagrosas, es frecuente verlas en pintura y escultura, siendo los artistas más destacados Annibale Carracci y a Caravaggio, y sin duda alguna el naturalismo humanista de Miguel Ángel.

Mientras que los otros períodos se agotaban según su época y artistas,

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