Holi
Enviado por Ibhar Criollo • 30 de Septiembre de 2015 • Documentos de Investigación • 2.265 Palabras (10 Páginas) • 149 Visitas
The twelve wonder of deadly sins
Capitulo 1
La llegada de los nuevos…
Una vez que hubo llegado a su destino, Transilvania, un pequeño de 11 años, su cabello castaño se despeinaba con el ligero y fresco aire que ventilaba por aquella zona, sus ojos demasiados extraños para la sociedad, estos consistían en un color avena del lado derecho y un color esmeralda del lado izquierdo, su vestimenta era un traje simple para un niño como él, el color era un fiusha realmente oscuro donde su piel levemente a perlada sobresaltaba. Se extraño al ver una multitud de niñas, donde al parecer él era el único niño de aquel lugar. Recargo su espalda en uno de los tantos arboles de por ahí, alejado de toda la multitud e ignorando las miradas extrañadas y comentarios de las pequeñas niñas de su edad.
Asustándose, dio un pequeño salto en su sitio al sentir que algo tocaba su hombro, al voltear se encontró con un niño de su edad con un rostro perezoso observándolo con ese café claro de sus ojos, su cabello ondulado azabache llamaba la atención de Balthasar junto con sus cejas un tanto gruesas pero, a la vez lindas, este pronuncio levemente un –Buenos días…- con un acento muy diferente al de Balthasar –Me llamo Ashir Fürst…-
Balthasar viéndolo con su ceño fruncido hablo – Balthasar Pölzl, provengo de Alemania- siendo un poco descortés
-El gusto es mío Balthasar, yo provengo de Israel…-Dijo con una leve sonrisa –Eh venido con usted ya que, se habrá dado cuenta creo que somos los únicos hombres entre todas estas bellas jóvenes- Comento volteando a verlo a los ojos.
Ashir se sorprendió notoriamente, Balthasar al ya saber cómo es la actitud de todos al verlo a los ojos, irritado hablo –Si, Son de diferentes colores, ¿que nunca ha visto los colores avena y esmeralda?-
El pequeño israelita sin inmutarse sonrió y asintió comentando –Mi intención no fue hacerlo enojar Balthasar si no, comentarle cuan hermosos son sus ojos-
El alemán se sorprendió pero, decidió ignorarlo, tomando como burla el cumplido antes dicho por Ashir.
Ambos pequeños permanecieron en aquel árbol, Ashir dentro de unos minutos se sentó elegantemente y con buen porte, observaron que con el paso del tiempo, las pequeñas jóvenes comenzaron a dispérsese de poco en poco.
Ashir se levanto rápidamente al ver a una mujer muy bella acercarse a ellos, una mujer que a simple vista podía verse el gran porte que esta traía consigo, su hermosa cabellera rubia junto con sus resplandecientes ojos verdes sobresaltaban con su gran vestido negro, Balthasar frunció su ceño observándola de pies a cabeza, sin quitar su postura recargada en aquel árbol, enseñando su mala educación hacia la mujer.
-¿Son de los niños que enviaron por accidente?- Pregunto la mujer estando lo suficiente cerca de ellos.
-No me enviaron por accidente-Dijo rápidamente con un eje de enojo Balthasar.
-Claro que los enviaron por accidente, son niños, hombres, el género que no obtiene ninguno de los poderes que puede una niña, mujer, el género de las brujas- La mujer fue dura con sus palabras pero nunca le falto su elegancia, observo los ojos dispares del pequeño alemán, se sorprendió pero, no lo demostro.
Ambos niños ni se inmutaron, pareciese que no le prestaban atención a aquella hermosa mujer, esto hizo enojarla un poco –Vengan conmigo- Pronuncio firmemente. Comenzó a caminar sin esperarse a ver si era seguida por aquellos pequeños o no, entraron al enorme castillo y los situó en una de las tantas salas de este.
-En un momento se les otorgara sus respectivas habi…-Fue interrumpida aquella mujer por una de las sirvientas.
-¡Suprema Roxana! ¡Han llegado más!- Pronuncio caminando rápidamente la sirvienta, donde luego aparecieron por la gran puerta que daba hacia la gran sala tres pequeños mas, donde uno era de estatura más pequeña que los demás.
Bathasar y Ashir observaron a los tres pequeños con el ceño fruncido, mientras estos caminaban hacia ellos.
El primero en llegar hasta ellos fue un pequeño de cabellos rubios totalmente lisos donde estos daban brillo a sus grandes ojos esmeraldas. Este vestía un traje de Fauntleroy en un color amarillento oscuro, se presento directamente con la Suprema.
-Buenos días, mi nombres es Adam Bangalter, mi madre con duro trabajo me ah traído desde Francia hasta este lugar presente- Al hablar fue notoriamente su acento.
La Suprema desde que la sirvienta aviso que habían llegado más estudiantes niños, ah permanecido con su ceño completamente fruncido, observo a Adam que fue el primero en presentarse, luego observo al pequeño que hacia un lado suyo.
Este al ver que la Suprema lo observaba, entendió que debía presentarse.
-Bueno días Suprema, mi nombre es Cornelio, Cornelio Génova, eh venido desde Italia hasta aquí presente, solo para complacer a mi madre- Cornelio, un pequeño de cabellos castaños y de ojos avellanas que resplandecían junto con su caro traje, que a simple vista se dice que es uno de un muy alto presupuesto, el color de este gran traje pertenecía a un rosa pastel combinado con un fuerte negro, como si fuesen una galleta de vainilla cubierta de chocolate negro.
En eso una vez más, una segunda sirvienta llega avisando la llegada de dos más. La Suprema comenzando a hartarse, intento calmarse primero, no quería que los “mocosos” dieran una mala imagen de ella al público.
En lo que las sirvientas traían a los dos pequeños que faltaban, miro al último niño en presentarse, este comprendió y dando una reverencia accedió.
-Buenos días, mi nombre es Kim Hyung Yoon, vengo desde Corea hasta aquí presente ya que mi madre desde que me vio que hice florecer a una de sus flores que estaban a punto de morir, me ah obligado a venir, hasta que por fin accedi- Dijo con toda su educación al flote, su acento era muy diferente a los demás. Su vestimenta era la tradicional en su lugar de nacimiento, un Hanbok color rojo oscuro con negro. Su cabello azabache completamente liso no ocultaba sus delicados y unos pocos rasgados ojos celestes.
La Suprema Roxana hasta cierto punto, no estaba poniendo atención, puesto que ni siquiera le interesaba de donde o como se llamaban aquellos niños que, según ella, mandaron por accidente hasta, que escucho el suceso del pequeño Yoon.
-¿Cómo dices?- Pregunto sorprendida, creyendo haber escuchado mal.
-Si, como usted ah escuchado, mi madre me obligo a venir por haber salvado a su flor-
-¡Pe-pero! ¿¡Como lograste eso!?- Pregunto poniéndose un poco alterada y calmándose ya un poco –Simplemente la cuidaste ¿No es cierto? La cuidaste como se debe de cuidar una simple flor común y corriente, sirviéndole agua y eso ¿no?- Soltando risitas nerviosas termino de decir.
...