Ideologia

DICURSO DEL PODER Y PODER DEL DISCURSO

Una ideología, se halla al servicio de un poder, es normal que el discurso que expone sea incitativo, que tenga por finalidad hacer actuar a sus receptores o impedírselo. La función referencial en la ideología resulta ser siempre una función de justificación.

Según los anarquistas y los posivistas dicen que un discurso introduce creencias y normas por ser toda norma del orden de la creencia cae en la ideología. Todo enunciado dotado de poder no es por fuerza el enunciado de un poder.

Constativo y performativo

Un enunciado es constativo cuando se refiere a un hecho independiente de él. Por ejemplo “Él promete venir”, es un constativo; no hace más que trasmitir una información; es peramente referencial. Es “performativo” cuando constituye por sí misma una acción. En el performativo, yo hago lo que digo diciendo que lo hago. La distinción entre constativo y performativo no es, pues, de orden lingüístico sino lógico. El performativo puro no puede engañar, puesto que no se refiere a ninguna verdad exterior a él. Puede por el contrario sufrir fracasos, cuyas causa, muy diversas, pueden agruparse en tres tipos:

• Las causas subjetivas, por ejemplo la insinceridad. El emisor promete, o aconseja, sin creer lo que dice.

• Las causas exteriores, un obstáculo, material o social o psicológico, se opone a la realización del acto.

• Las causas jurídicas o reglamentarias: el performativo fracasa si yo no tengo la calidad debida para enunciarlo: “te perdono” a alguien que no me ha hecho nada.

El performativo es claramente un acto de poder. Poder individual, de prometer, de perdonar. Pero también poder social.

La fórmula mágica

El mago o juez que dicta su veredicto, hace algo mediante su palabra, y en virtud de ciertas reglas posee el poder de hacerlo. Ciertos procedimientos del discurso ideológico, como la apelación objetivadora y la falsa causalidad, se emparientan con la magia.

Un poder usurpado

El performativo puro la promesa, la orden, la prohibición, el veredicto, etc. es la expresión de un poder que ya se posee, mientras que el performativo ideológico tiene sobre todo por función crear o confirmar el poder de los que la enuncian: prometer un Reich de mil años es legitimarse como Fuhrer. En suma, se trata de un poder usurpado.

Locutorio, ilocutorio, perlocutorio

Hay tres clases de actos verbales, que pueden designar tres aspectos del mismo acto verbal.

• El locutorio: es el hecho de hablar o escribir con toda la actividad psicológica que lo acompaña, por ejemplo buscar las palabras, combinar ideas.

• El ilocutorio: es lo que se hace al hablar, por el hecho mismo de que se habla: se informa, se promete, se ordena.

• El perlocutorio: es el efecto que produce mi palabra sobre otro. Por ejemplo mi promesa puede tranquilizarlo o inquietarlo.

El discurso ideológico: ¿ilocutorio o perlocutorio?

El discurso ideológico, usa performativos, pero usurpados. Los discursos científicos y jurídico son por el contrario ilocutorios. El autor de un informe científico “comunica” sus resultados sin preocuparse por el efecto que produzca en sus destinatarios. Su única preocupación es la de ser bien comprendido.

El esoterismo

Si el acto ilocutorio se caracteriza por su claridad, su transparencia, no sucede así en el discurso ideológico. Puede ocurrir que el ilocutorio no sea transparente para su destinatario; que el lector de la comunicación no la comprende bien. Se recomienda a los oradores políticos o religiosos ponerse a la altura de su público. El esoterismo puede servir para legitimar un poder. En apariencia el esoterismo es metalingüístico; en realidad, es de orden incitativo: “porque usted no puede

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