LAS UVAS DE LA IRA
Enviado por jose2010631 • 11 de Marzo de 2014 • 452 Palabras (2 Páginas) • 312 Visitas
Las mujeres miraban desde las puertas abiertas y detrás de ellas los niños,
niños de cabeza de maíz, los ojos de par en par, un pie descalzo encima del otro
y los dedos de los pies en movimiento. Las mujeres y los niños miraban a los
hombres hablar con los propietarios y callaban.
Algunos portavoces eran amables porque detestaban lo que tenían que
hacer, otros estaban enfadados porque no querían ser crueles, y aun otros se
mostraban fríos, porque habían descubierto hacía ya mucho tiempo que no se
puede ser propietario si no se es frío. Y todos se sentían atrapados en algo que
les sobrepasaba. Unos despreciaban las matemáticas a las que debían obedecer,
otros tenían miedo, y aun otros adoraban las matemáticas porque podían refugiarse
en ellas de las ideas y los sentimientos. Si un banco o una compañía
financiera eran dueños de las tierras, el enviado decía: el Banco, o la Compañía,
necesita, quiere, insiste, debe recibir, como si el banco o la compañía fuera un
monstruo con capacidad para pensar y sentir, que les hubiera atrapado. Ellos no
asumían la responsabilidad por los bancos o las compañías porque eran hombres
y esclavos, mientras que los bancos eran máquinas y amos, todo al mismo
tiempo. Algunos de los enviados estaban algo orgullosos de ser los esclavos de
señores tan fríos y poderosos. Se quedaban sentados en los coches y daban
explicaciones. Sabes que la tierra es pobre. Ya has escarbado en ella lo suficiente,
Dios lo sabe.
Los arrendatarios, en cuclillas, asentían, pensaban y hacían dibujos en el
polvo y, sí, lo sabían, Dios lo sabe. Ojalá el polvo no volara. Si sólo la capa
superior no volara...
Los hombres de los propietarios tenían una idea fija: Sabes que la tierra se
está empobreciendo. Sabes lo que el algodón le hace a la tierra: la despoja de
todo, la desangra.
Los hombres en cuclillas asentían, lo sabían, Dios lo sabía. Si pudieran
alternar cosechas podrían bombear sangre nueva en la tierra.
Bueno, es demasiado tarde. Y los enviados explicaban el mecanismo y el
razonamiento del monstruo que era más fuerte que ellos. Un hombre puede
conservar la tierra si consigue comer y pagar la renta: lo puede hacer.
Sí, puede hacerlo hasta que un día pierde la cosecha y se ve obligado a
pedir dinero prestado al banco.
Pero, entiendes, un banco o una compañía no lo pueden hacer porque esos
bichos no respiran aire, no comen carne. Respiran beneficios, se alimentan de los
intereses del dinero. Si no tienen esto mueren, igual que tú mueres sin aire, sin
carne. Es triste pero es así. Sencillamente es así.
Los hombres acuclillados levantaban los ojos intentando comprender.
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