LECTOESCRITURA
Enviado por Mohoena • 22 de Agosto de 2014 • 522 Palabras (3 Páginas) • 294 Visitas
1. A lo largo de toda la historia del pensamiento político encontramos una pregunta insistente: "¿Cuál es el mejor gobierno, el de las leyes o el de los hombres?" Las diversas respuestas a esta pregunta constituyen uno de los capítulos más significativos y fascinantes de la filosofía política. Para comenzar es conveniente darse cuenta de que esta pregunta no debe ser confundida con aquella, igualmente tradicional, de cuál sea la mejor forma de gobierno. Desde la famosa disputa de los tres príncipes persas, narrada por Heródoto, si sea mejor el gobierno de uno, de pocos o de muchos, la discusión sobre la mejor forma de gobierno siempre ha sido orientada a la respectiva contraposición entre las virtudes y defectos de monarquía, de la aristocracia y de la democracia, y eventualmente a la superación del conflicto mediante la definición de una forma de gobierno que tome en cuenta a las tres; el llamado gobierno mixto. Esta disputa toma como criterio de juicio y de preferencia el número de gobernantes; pero cada una de las tres formas tiene su contrario en una forma mala, la monarquía de la tiranía, la aristocracia de la oligarquía, la democracia en la oclocracia o gobierno de la plebe. Lo que implica que para formular un juicio sobre la mejor forma de gobierno es necesario que no solamente se tome en cuenta cuáles y cuántos son los gobernantes, sino también su modo de gobernar.
La alternativa ¿gobierno de las leyes o gobierno de los hombres? se refiere a este segundo problema; no a la forma de gobierno, sino al modo de gobernar. En otras palabras, abre un tema diferente de discusión, y se mueve bajo el emblema de otra distinción: aquel entre un gobierno y mal gobierno.1 En efecto esta alternativa puede ser reformulada de la siguiente manera: ¿Buen gobierno es aquel en el que los gobernantes son buenos porque gobiernan respetando las leyes o aquel en el que hay buenas leyes porque los gobernantes son sabios? En la época clásica hay dos testimonios autorizados en favor de la primacía del gobierno de las leyes sobre el gobierno de los hombres, uno de Platón y otro de Aristóteles. El primero:
Llamo aquí servidores de la ley a aquellos que ordinariamente se llaman gobernantes, no por preferir las nuevas denominaciones, sino porque considero
1 Abordé el tema del buen gobierno en la prolusión leída en la Academia del Lincei el 26 de junio de 1981, en "Belfagor", XXXVII (1982), pp. 1-12.
que de esta cualidad dependa sobre todo la salvación o la ruina de la ciudad. En efecto, allí donde la "ley está sometida a los gobernantes y carece de autoridad, yo veo la pronta ruina de la ciudad; en cambio, donde la ley es señora de los gobernantes y los gobernantes son sus esclavos, yo veo la salvación de la ciudad y de la acumulación sobre ella de todos los bienes que los dioses suelen conceder a las ciudades (Leyes, 715 D.) El segundo: ¿Qué es más útil, ser gobernado
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