LO POÉTICO EN LOS ESTUDIOS DEL LENGUAJE
Enviado por enena11 • 8 de Mayo de 2014 • 3.611 Palabras (15 Páginas) • 300 Visitas
LO POÉTICO EN LOS ESTUDIOS DEL LENGUAJE
INTRODUCCIÓN
El lenguaje y el pensamiento son las dos características más fundamentales del ser humano el cual por su condición de sociabilidad ha determinado el primero como exteriorización del segundo hacia los otros. Por otro lado, llamamos arte a todo aquello que nos sirve para expresar “una visión personal que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.” (Real Academia de la Lengua). De tal manera que podemos decir que el arte es, más que una función lingüística, la forma idónea de amalgamar dos exclusividades de lo humano. Al arte, además, le es inherente lo poético, es decir, el tener “la cualidad para suscitar un sentimiento hondo de belleza” (Real Academia de la Lengua), para interpretar, nombrar y significar un referente de la forma más cabal posible. Dado lo anterior, ¿es posible afirmar que la función poética del lenguaje permite mayormente el desarrollo, la evolución y el progreso de este y en los humanos? Pretendo sustentar aquí que esta defensa de lo poético en el lenguaje es admisible en tanto que a través de este nos es más intencionada la construcción de la lengua pues el alcance del hecho artístico es el fin constante. Tanto así puede esto abarcar que podríamos hablar de lo poético como lenguaje que merece ser estudiado desde la lingüística para determinar sus particularidades y, en consecuencia, sus aportes concretos al progreso del proceso evolutivo del lenguaje humano.
DESARROLLO
Partamos de la determinación de qué es el lenguaje. Este ha sido definido generalmente por sus teóricos indagando en la primera característica que de él sobresale: su exclusividad en los humanos sobre otras especies. Se afirma, en consecuencia, que el lenguaje es una forma de comunicación con propiedades y funciones específicas cuyo desarrollo se ha dado en una gran magnitud, hecho que no permite ubicar al sistema de comunicación animal en su mismo nivel. Émile Benveniste asegura que “las condiciones fundamentales de una comunicación propiamente lingüística parecen faltar en los animales, así sean superiores.” (Benveniste, 2004) En el capítulo V denominado acordemente Comunicación animal y lenguaje humano de su libro Problemas de lingüística general, Benveniste hace eco del reconocido descubrimiento de Karl Von Frisch en torno a la posibilidad de la existencia de comunicación entre animales; este observa e interpreta por primera vez la danza de las abejas y gracias a esto determina que el baile es una codificación en extremo básica de elementos determinados que dan a entender información mínima (la ubicación del alimento) y que conforman un sistema de comunicación. De aquí, es relevante observar que el hecho de que haya comunicación no asegura la existencia de un lenguaje. Por lo tanto el que estas complejidades del lenguaje se presenten solo en humanos, o que hasta el momento, después de años de estudio, no se hayan encontrado en otras especies, ratifica la determinación de la noción de lenguaje desde su particularidad única en el humano: hablar de lenguaje humano es, entonces, lo mismo que hablar de lenguaje.
Basado en esto, Benveniste define que la característica principal del lenguaje es su capacidad de “procurar un sustito de la experiencia susceptible de ser transmitido sin fin en el tiempo y el espacio, lo cual es propio de nuestro simbolismo y fundamento de la tradición lingüística.” (Benveniste, 2004) Así, nos orienta en una de las más representativas y comprensivas esencias del lenguaje que es su función de ser la herramienta que nos permite la producción y reproducción de un mensaje. Ahora nos referiremos al origen de ese mensaje.
Los griegos sentaron las bases de la tradición lingüística, de la gramática tradicional, de los primeros estudios alrededor del lenguaje. El primer principio que surge en sus análisis de manera natural es el de considerar el lenguaje como expresión del pensamiento. Si bien el lenguaje es hoy autónomo de otras ramas al ser estudiado, en la época, para poder determinar su sentido, se enmarcó dentro de un contexto mayor dominado por la lógica y la filosofía, las preocupaciones por excelencia en la antigüedad griega. Los debates que se llevaban a cabo en la polis exigían del ciudadano griego una habilidad desarrollada en el arte de la retórica. A través de un buen uso del lenguaje se llegaba a razonamientos que permitían encontrar la verdad de las cosas. Para el pueblo helénico el nombre dado a todo, asignado por los hablantes o por la naturaleza (dicotomía que dividió las opiniones de los pensadores de la época), tenía una relación con el objeto que nombraba y si sus esencias correspondían, entonces se constituía su rectitud, su verdad.
Vemos pues que es natural la relación intrínseca entre el pensamiento y el leguaje, que este no existe sin aquel y que su origen es siempre una idea que puede ser incluso abstracta o en extremo particular pero que es posible expresar a otros a través de la lengua que es el recurso “ofrecido al espíritu para lo que se denomina expresión del pensamiento” (Benveniste, 2004). El contenido recibe forma cuando es enunciado, escrito, emitido; todas estas expresiones posibles son moldeadas por la lengua. En resumen, podemos decir lo que deseemos y como queramos decirlo. La lengua transporta el pensamiento y solo es visible en el carácter intencional y la estructura psíquica que refleja pues se determinan órdenes e interacciones entre elementos considerando las funciones que se pretende cumpla el lenguaje para afirmar, minimizar, presuponer o recalcar. Y aunque se han estudiado las formas de emitir un mensaje separadas del estudio del pensamiento, y estos son actos que en esencia pueden ser diferentes, los dos se unen para saciar la necesidad social del individuo de comunicar.
En la semiótica se encuentra el espacio para estudiar la unión de estas dos, lengua y pensamiento, para determinar las características del estrecho nexo entre los seres humanos y los signos, estos últimos diversos y que, al mismo tiempo, sirven para determinar y que están siendo introducidos y creados constantemente dada la particularidad cultural de la humanidad.
Volviendo al argumento, deducimos que el lenguaje explica al mundo y el mundo explica al lenguaje. La importancia del acto de nombrar se da en los inicios de aprendizaje de la lengua en los niños. La curiosidad por el entorno es un prerrequisito del lenguaje. Dereck Bickerton, en su libro Lenguaje y especies, en el capítulo 5: Los fósiles del lenguaje, compara el lenguaje de los niños menores de 2 años con los diversos experimentos realizados con chimpancés en un intento de enseñarles lenguajes similares al lenguaje verbal. Un apartado contiene una tabla comparativa realizada por Beatrice
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