La Puntuacion
Enviado por bettynuflo • 11 de Agosto de 2012 • 1.770 Palabras (8 Páginas) • 393 Visitas
Autores científico-técnicos y académicos 63
La puntuación
La puntuación consiste en la colocación adecuada
de los signos de puntución y de entonación
para indicar al lector el sentido y el tono de
las oraciones y de cada uno de sus miembros.
1. Generalidades. Uno de los aspectos
más complejos de la ortografía es la de puntuar,
pues de ello depende en muchos casos el sentido
exacto y la entonación adecuada de lo escrito.
Puesto que los signos no son aditamentos fijos de
las palabras, oraciones o períodos, la puntuación
se convierte, en cierta manera, en algo subjetivo.
Como decía Azorín (cit. Mejía, 1980, 435),
«Cada autor tiene su librito, es decir, su estilo. Y
cada autor puntúa a su modo. No es solo la cuestión
de escribir, sino que es menester ver cómo
vamos poniendo los puntos y las comas...». Sin
embargo, la subjetividad debe quedar matizada
por el conocimiento del código puntuario del
español. Como dice Polo (1974, 116), «[...] toda
puntuación, por “literaria” o revolucionaria que
sea, deberá partir siempre de la norma». No se
trata, pues, de que la puntuación sea subjetiva,
sino de que no existe una forma estándar de
puntuar, igual y uniforme para todos y cada uno
de los usuarios del lenguaje escrito. Sí es cierto
que, dentro de la norma, cada uno es libre de
emplear uno u otro estilo de puntuación (v.
§ 5.3-1; 5.3-2).
2. Necesidad de la puntuación. En relación
con la emisión (oral, manuscrita o impresa)
José Martínez de Sousa
La puntuación
Me pide ACTA colaboración en este Manual Formativo, publicación que tanto éxico ha alcanzado en
los pocos números que lleva editados. Para mí es un honor añadir mi granito de arena a la formación de
los miembros de esta asociación, a la cual pertenezco desde su fundación (reciente, por cierto).
Ninguna forma mejor, para cumplir el honroso encargo de ACTA, que incluir en esta publicación ciertos
artículos de mi Diccionario de ortografía de la lengua española, editado en 1996 por Editorial Paraninfo,
S. A., de Madrid. Con la autorización del editor, que agradezco sinceramente, he elegido del contenido
de esta obra cuatro materias que tal vez resulten interesantes para los miembros de la asociación:
las abreviaciones, la numeración, la puntuación y las mayúsculas y minúsculas. Ofrecemos en este número
la puntuación.
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de un mensaje que tenga un determinado sentido,
la puntuación es absolutamente precisa (en lo
oral, la puntuación la marcan las pausas y la entonación).
En la actualidad, salvo excepciones que
luego veremos, no se concibe la emisión de un
mensaje con un significado concreto sin el auxilio
de un sistema de puntuación. Pero podría el texto
sin puntuación tener un sentido (tal vez uno para
cada uno de los lectores). En efecto, conocemos
textos antiguos y modernos sin puntuación alguna,
o con tipos de puntuación no sujetos a las normas
actuales. Las ventajas de estas formas de
apartamiento actual de lo que podemos considerar
normal —es decir, lo que se ajusta a una
norma— no deben de ser dignas de excesiva consideración,
a la vista de los resultados de su utilización,
como veremos más adelante.
Tal vez no valdría la pena continuar si llegásemos
a la conclusión de que cualquier sistema de
puntuación, actual o por inventar, es absolutamente
inútil, y que por consiguiente lo apropiado
es dejar que cada escritor hilvane su discurso
colocando las palabras y oraciones unas a continuación
de las otras, en el orden que al emisor
del mensaje le parezca más oportuno, sin más
distinción que el espacio en blanco que las separa
de forma natural. Si eso fuera razonablemente
posible, sin duda en este momento se estaría
aplicando de forma intensa. Y si bien es obvio,
por poco que se estudie, que todas las ortografías
existentes pueden reducirse aún más de
lo que están, y que solo razones de conservadurismo
escrito las mantienen en un estado de
complejidad no justificado, la puntuación, por el
contrario, es objeto de estudio en una dirección
más bien contraria: cómo hacer que, con nuevos
signos si es preciso, el conjunto de signos utilizables
permita una más clara y exacta expresión no
solo del sentido de lo escrito, sino también de
pausas actualmente inexistentes y de expresiones
de sentidos e intenciones que hoy prácticamente
no pueden sino insinuarse. Por ejemplo, salvo la
ayuda del contexto, hoy resulta muy difícil indicar
la entonación de una palabra o una frase irónicas.
Los puntos suspensivos no son, en algunos
casos, suficientes para dar a entender que la
palabra así grafiada se utiliza con ironía. El amor,
la simpatía, el odio, el desprecio, etc., solo pueden
expresarse con las palabras adecuadas, pero
no se puede indicar la entonación precisa, la
intensidad de esa entonación. Por ejemplo, en
esos casos en que decimos: «Lo ha dicho con
recochineo». En efecto, ¿cómo se manifiesta el
recochineo en lo escrito? Una expresión como
¡Qué simpático eres! puede encerrar una carga
de ironía que no queda explícita de ninguna
manera en la forma gráfica de la expresión.
Así pues, no solo necesitamos la puntuación,
todo el conjunto de los signos actuales (incluido,
por supuesto, el auxilio que a la puntuación puedan
prestar los cambios de textura o forma de la
letra: fina, seminegra, negra, cursiva, versalitas,
etcétera, con sus cambios de cuerpos o
tamaños), sino que hemos de procurar sacar de
ella todo el beneficio que nos sea posible. Y
quienes tengan imaginación, que inventen nuevas
formas de complementar los signos ya existentes.
No dotando a estos de funciones distintas,
pues nada hay peor que cambiar las funciones
de las cosas bien establecidas, sino creándolos
de nueva planta.
3. Origen de la puntuación. La necesidad
de la puntuación en la emisión de mensajes
escritos se puso de manifiesto bien pronto en la
historia
...