Leyendas perdidas

Todo partió con la idea de hacernos famosos en YouTube y quizás el resto del mundo, ¿El plan? Llegar a un pequeño pueblo a las afueras de Madrid y desmentir una leyenda urbana que atemorizaba aquel pequeño lugar.

 Una mansión remota con un supuesto vampiro, personas que desaparecían, otras que se volvían “extrañas” y solo por ese rumor, nadie se acercaba a aquel sitio.
Y el pueblo estaba quedando abandonado.

Llegamos esa mañana, me refiero a Carlos, Viviana, Diego y yo Lety, hablamos con los lugareños y nos contaron todo lo que ya sabíamos e incluso algunas pequeñas anécdotas sin mayor importancia.

Lo único “real”, es que había muy poca gente, pero ciertamente podía ser porque el pueblo aburría con solo mirarlo y que la mansión estaba abandonada hace muchos años.

Eran solo las 5 pm, lo que nos daría tiempo para poder decidir qué hacer, ya que estaríamos una noche en ese lugar.

Dimos una vuelta de “reconocimiento” por la mansión. Había que lograr poder ubicarse antes que anocheciera. Todo estaba lleno de telarañas, las paredes con agujeros e incluso los muebles tapados. Seguramente llevaba mas tiempo abandonado del que aparentaban las murallas exteriores.

Al caer la noche, estábamos los cuatro sentados frente a la vieja chimenea que habíamos logrado encender gracias a nuestros conocimientos. Escuchamos el sonido de un cristal romperse, pero cuando fuimos a ver solo había sido un murciélago que había tirado una botella de cristal y también había una ventana abierta, a la cual no le dimos importancia.

Volvimos riéndonos de la situación, realmente nos habíamos asustado con eso. Al poco rato, el mismo ruido otra vez, Carlos se ofreció a ir a espantar los murciélagos y cerrar las ventanas mientras terminábamos de comer.

Pero él no volvió, a pesar del tiempo que lo esperamos, no lo volvimos a ver. Decidimos buscarlo por las habitaciones, cada uno iría por una parte de la mansión y avisaría a los demás por el teléfono en caso de encontrarlo.

Teníamos la teoría de que Carlos estaba más asustado de lo que pensábamos y aprovecho el momento para irse del lugar.

Ya eran las 11 de la noche, nadie logró encontrarlo así que volví al salón en el que teníamos las cosas a reunirme con los demás. Solo estaba Diego y le pregunté por Viviana, me dijo que no la había visto llegar, así que también la esperamos, quizás la zona de la mansión que le había tocado era mas grande de lo que pensábamos.

Después de un par de horas, cuando nos dimos cuenta que no volvería nos empezamos a preocupar y a pensar “ ¿Será que aquí de verdad hay algo?”, pero desechamos la idea al instante, era imposible… ¿verdad?, quizás solo nos jugaban una broma, una de mal gusto.

Eran las 2 de la mañana, nos pesaban los ojos por el sueño, pero esa era la hora en la que, según los habitantes, desaparecían las personas.

Decidimos dar una vuelta por el segundo piso, esta vez juntos y a los pies de la escalera estaba Viviana, con una mirada perdida.

Nos acercamos y le preguntamos, el evidente “ ¿Estas bien?”, ella no respondió, seguía mirando al vacio. Luego de unos momentos de silencio sonrió mientras respondía
“Estoy bien, me llama la atención que sigan aquí”
Mientras se acercaba, pudimos verla mejor. Parecía mas pálida o quizás solo era porque la luz de la luna era lo único que nos iluminaba.

Ella continuó con lo que decía,
“No los podía encontrar, los estaba buscando para contarles que me encontré con un hombre, realmente es muy amable y me gustaría que lo conocieran.”

Y dio la vuelta, caminando hacia el comedor, solo pudimos optar por seguirle el paso, al abrir las puertas del comedor, para nuestra sorpresa, vimos dispuesta la mesa con la cena lista, copas de vino servidas y un hombre sentado al extremo contrario al nuestro.

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