Los Heraldos Negros
Enviado por kajolly • 10 de Diciembre de 2012 • 810 Palabras (4 Páginas) • 593 Visitas
Los Heraldos Negros
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
César Vallejo
El poema de Vallejo nos sitúa ante el drama del hombre peruano, condenado eternamente por su sangre india. Podemos percibir el dolor que siente el autor al escribir este poema, ya que sus versos parecen salir imparablemente desde el rincón más triste y enfurecido de su persona. "Los Heraldos Negros" nos permite conocer los sentimientos más fuertes de César Vallejo, y notamos en él sufrimiento y soledad, pero nunca resignación. A la vez justifica estos sentimientos, estos "golpes de la vida", como los llama en su poema, mediante cuestiones como la religión y el destino.
El autor simboliza el dolor y la frustración de un pueblo, denuncia la imagen de un Perú humillado que padece de una horrible y tenebrosa explotación. Vallejo asume el dolor colectivo, dejando que esa frustración fluya sin ningún límite, hasta que llegue a su verdadera conclusión, al triste designio de ser peruano. En este caso, se nota la intensidad con la que fue escrito el poema, que describe sin remordimientos el dolor de una persona y los golpes a los que, inevitablemente, tendrá que enfrentarse tarde o temprano. Es notable que en este poema el autor no presenta miedos ni culpas al demostrar lo que siente, sino que describe exacta y profundamente sus más grandes temores.
En "Los Heraldos Negros" Vallejo se siente abandonado, perdido en un universo comandado por Dios, por la religión. Vallejo, que nace en un hogar católico y es educado bajo esa religión, a los que debe el que sus sentimientos se asocien directamente a su espíritu. Se puede ver que hasta en los peores momentos de su vida, en los momentos en que la amargura lo impulsa a olvidar toda creencia, se expresan en él estas enseñanzas que lo hacen negarse a dar todo por perdido. Al nombrar el destino como una justificación de las penas sufridas, el autor da
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