Modelo de comentario de rasgos de Benito Pérez Galdós
Enviado por Esteban Rodriguez • 13 de Noviembre de 2024 • Apuntes • 1.455 Palabras (6 Páginas) • 18 Visitas
MODELO DE COMENTARIO DE RASGOS DE BENITO PÉREZ GALDÓS
Esta fragmento pertenece a Doña Perfecta de Benito Pérez Galdós uno de los escritores realistas de mediados del siglo XIX más sobresalientes junto con Leopoldo Alas Clarín. Es una novela de tesis que pertenece a su primera época y resume las ideas progresistas del autor. (Esta introducción la añadimos siempre. Nombre de la obra, localización del autor dentro de la estética o corriente litararia y localización dentro de la producción del autor)
/.../ -Vamos a conocer a ese prodigio.
En tanto Pepe bajaba de la jaca y en el mismo portal le recibía en sus amantes brazos doña Perfecta, anegado en lágrimas el rostro y sin poder pronunciar sino palabras breves y balbucientes, expresión sincera de su cariño.
-¡Pepe... pero qué grande estás!... ¡y con barbas! Me parece que fue ayer cuando te ponía sobre mis rodillas... ya estás hecho un hombre, todo un hombre... ¡Cómo pasan los años!... ¡Jesús! Aquí tienes a mi hija Rosario.
Diciendo esto, habían llegado a la sala baja, ordinariamente destinada a recibir, y doña Perfecta presentole a su hija.
Era Rosarito una muchacha de apariencia delicada y débil, que anunciaba inclinaciones a lo que los portugueses llaman saudades. En su rostro fino y puro se observaba la pastosidad nacarada que la mayor parte de los poetas atribuyen a sus heroínas, y sin cuyo barniz sentimental parece que ninguna Enriqueta y ninguna Julia pueden ser interesantes. Pero lo principal en Rosario era que tenía tal expresión de dulzura y modestia, que al verla no se echaban de menos las perfecciones de que carecía. No es esto decir que era fea; mas también es cierto que habría pasado por hiperbólico el que la llamara hermosa, dando a esta palabra su riguroso sentido. /.../
DOÑA PERFECTA, BENITO PÉREZ GALDÓS
1. Comenta dos rasgos propios de la corriente del Realismo
El Realismo fue una estética literaria de mediados del siglo XIX caracterizada por llevar a cabo un retrato fiel a la realidad. En este fragmento se aprecian varios de estos rasgos:
- Descripciones detalladas de los personajes. El último párrafo es una muestra de ello. Describe a Rosarito físicamente y psicológicamente. Aporta detalles de su aspecto L10 /.../delicada y débil /.../, la compara con una musa de poesía L13 /.../ pastosidad nacarada /.../. También aporta detalles de su carácter: L15 /.../ tal expresión de dulzura y modestia /.../
- Estilo sencillo y natural. El realismo se aleja del lenguaje retórico y complejo del romanticismo. L10 /.../Era Rosarito una muchacha de apariencia delicada y débil, que anunciaba inclinaciones a lo que los portugueses llaman saudades. En su rostro fino y puro se observaba la pastosidad nacarada que la mayor parte de los poetas atribuyen a sus heroínas, y sin cuyo barniz sentimental parece que ninguna Enriqueta y ninguna Julia pueden ser interesantes./.../
2. Comenta dos rasgos propios del estilo de Galdós
- Sentido del humor cervantino. Galdós hereda el sentido del humor del narrador de Cervantes. Suele referirse a sus personajes con ironía y ternura: L16 /.../ No es esto decir que era fea; mas también es cierto que habría pasado por hiperbólico el que la llamara hermosa, dando a esta palabra su riguroso sentido /.../
(El otro rasgo lo comento en el siguiente texto)
/.../-Sí que la esperaba, mi Sr. D. Carlos -replicó el ciego besando la moneda-, porque hoy es el universario, y usted no había de faltar, aunque se helara el cero de los terremotos (sin duda quería decir termómetros).
-Es verdad. Yo no falto. Gracias a Dios, me voy defendiendo, que no es flojo milagro con estas heladas y este pícaro viento Norte, capaz de encajarle una pulmonía al caballo de la Plaza Mayor. Y tú, Pulido, ten cuidado. ¿Por qué no te vas adentro?
-Yo soy de bronce, Sr. D. Carlos, y a mí ni la muerte me quiere. Mejor se está aquí con la ventisca, que en los interiores, alternando con esas viejas charlatanas, que no tienen educación... Lo que yo digo: la educación es lo primero, y sin educación, ¿cómo quieren que haiga caridad?... D. Carlos, que el Señor se lo aumente, y se lo dé de gloria...».
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