Máscaras mexicanas.

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Máscaras mexicanas

Octavio Paz tiene una gran astucia a la hora de marcarnos lo que es una máscara en la sociedad mexicana, define de manera crítica como las personas se hermetizan para protegerse de los estragos externos que acometen la vida diaria, de cómo la soledad y la entrega de nuestra verdadera identidad causan un desfalque y una cierta inseguridad de la persona a la que le entregamos nuestra esencia.

La subjetividad es abordada en la parte en que definimos la Forma en la sociedad mexicana y sus múltiples manifestaciones o interpretaciones. La conducción mediante fuentes o movimientos en el que ocurre la Forma como un estrago y como una bendición como lo serían la política, el arte, el amor y diversas formas más; de cierto modo el autor genera una idea o un comentario en que la Forma de ámbito jurídico y moral nos limitan a las acciones que como individuos nos definen, como lo serían los límites establecidos por los estándares de sociedad que nos impiden desenvolvernos con libertad y que imposibilitan la satisfacción de apetitos vitales, comúnmente relacionados con todo acerca de la auto-realización. De esta manera Paz nos muestra un camino en el que los ideales con los que nuestra sociedad vive, y con todos los problemas que como país y sociedad hemos sufrido desde la creación de nuestra cultura suelen ser hasta cierto punto nocivos sino se tiene una noción acerca de las consecuencias o un efectivo razonamiento de lo que acontecemos como sociedad.

La persuasión ocurre cuando el autor aborda el tema de la mujer en la sociedad mexicana y su comparación con las mujeres de otros países, dicha comparación se basa en el comportamiento  enfocado al ámbito de las pasiones, donde la mujer es protagonista de la debilidad del país, o por lo menos de los hombres ya que esta es representación de belleza y armonía en los aspectos de la sociedad cultural o política. Paz suele decir que la mujer es un ser que siempre se “raja” y que por lo tanto su comportamiento se ve arraigado pero propenso al cambio gracias a los múltiples sucesos que ocurre en su aceptación o convivencia, provocando muchas veces que las mujeres adopten características masculinas como le serían el estoico o la resignación. El nudo surge cuando la sociedad demanda a los ciudadanos que el respeto de los valores deben ser magnánimo al único ser indefenso e inmaculado que existe que es la mujer, y donde el autor persuade de manera espontanea que es una manera de callarlas acerca de todos los ideales que ellas tienen y que recomienda que muchas veces ese respeto debe ser descartado para que la voz de la mujer sea libre al igual que su desenvolvimiento en la sociedad.

Por tanto visualizamos que Octavio Paz a la hora de la elaboración de su escrito maneja de manera sutil y concreta los temas que acometen el falso comportamiento de la sociedad mexicana y sus respectivos orígenes que pueden ser interpretados de dos maneras: para bien o para mal. Sus temas dentro del mismo no tienen una cronología deseada o sugerida pues los cambios drásticos de los subtemas varían desde lo que es la soledad, a la forma, a la mujer, a la mentira y donde muchas no comparten una sucesión deseada, que suele ser espontanea pero que es manejada de manera adecuada para que el lector comprenda e infiera lo indicado. La manera en que maneja la expresión de sus ideas en verdad resultan beneficiosas en lo que es el cuestionamiento sobre si es correcto lo que estamos leyendo y cómo podemos corregir estos genomas dañinos de la sociedad mexicana y que agravian todo comportamiento liberal y consiente o razonable de nuestras acciones respecto a lo que hemos forjado por años como una cultura democrática. Así mismo hace uso de jergas o modismos como lo serían “rajarse” o ciertos refranes que bien definen las acciones del mexicano en determinado momento, además de las aportaciones y contras de otras ideologías de demás países como lo serían, porque lo menciona, la española y de la cultura hispanoárabe.

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