Reactivos
Enviado por OmaRicardo • 3 de Junio de 2014 • 4.090 Palabras (17 Páginas) • 208 Visitas
En la clase de Español, el profesor ha pedido a los alumnos que busquen un cuento de terror y lo compartan con el resto de la clase. Uno de los alumnos llevó el siguiente cuento. Léelo con atención.
El tesoro escondido
Cuenta una antigua leyenda paraguaya que si en tu casa escuchas ruidos extraños, oyes ruidos de cadenas o ves un espectro deambulando es porque cerca, muy cerca, hay un tesoro escondido. Esto le ocurrió a Dionisio. Él y su familia se establecieron en una localidad llamada Campo Nuevo. Comenzaron a construir su casa y pronto empezaron a escuchar ruidos extraños, aullidos y voces misteriosas. En una ocasión una sombra empujó a Dionisio de su bicicleta unos metros, y en otra, un espectro sacudió fuertemente un naranjo hasta hacer caer casi todos los frutos. Una noche escucharon un fuerte golpe en la puerta de entrada. Dionisio se levantó de la cama para ver qué ocurría. Una sombra envuelta en niebla se paseaba por el frente de la casa. El miedo se apoderó de la familia y pensaron seriamente en abandonar la finca ya que no podían pegar un ojo en toda la noche. Se encerraban cuando llegaba la noche y no se animaban a salir hasta que saliera el sol.
Dionisio, que había escuchado la leyenda pero nunca había creído en ella, comenzó a pensar que seguramente había un tesoro escondido en su propiedad. Ellos eran humildes y un hallazgo de esa naturaleza podría dar lugar a una oportunidad de progreso para toda la familia. La casa había quedado sin terminar por falta de recursos. La cosecha de algodón no había sido buena y apenas les alcanzaba el dinero para pagar la comida. Su mujer, Azucena, lloraba y sus hijos querían mudarse. No soportaban la idea de convivir con esas presencias misteriosas. Azucena tenía un gallinero con varias gallinas, tres perros y dos gatos. Una noche en que los aullidos envolvieron la casa, escucharon cacarear a las gallinas, ladrar a los perros y maullar a los gatos con un vigor fuera de lo común.
Azucena, que estaba sola con sus hijos temiendo que algún espectro pudiera entrar a la casa, amontonó varios muebles contra la puerta. Al día siguiente tres gallinas, uno de los perros y los dos gatos habían desaparecido.
Los animales que se esfumaron eran todos blancos. Al fantasma, por lo visto, no le gustaban los animales de color blanco. Dionisio, que era muy valiente, al día siguiente compró una pala y comenzó a cavar. La finca era grande y avanzaba lentamente.
Entonces pidió ayuda a dos de sus primos y entre todos dieron vuelta el terreno con picos y palas. Los aullidos y las voces se agudizaban por las noches. Su mujer quería marcharse con sus hijos, pero el entusiasmo y la valentía de Dionisio por descubrir las riquezas los calmaba por lo menos durante el día. Dionisio sabía también, por las historias que había escuchado hasta entonces, que sólo una persona debería encontrar el tesoro. La leyenda decía que si más de una persona veía el tesoro, éste desaparecería ante sus ojos. Cansados de cavar, estaban a punto de abandonar la búsqueda cuando se les ocurrió mirar hacia unos arbustos. Una luz resplandeciente, mezcla de bruma y sol, los envolvía. Los arrancaron rápidamente. Aunque estaban cansados, continuaron paleando con entusiasmo. Allí encontraron un envoltorio hecho con sábanas de hilo ajadas y sucias. En su interior había una antigua ollita de hierro con tapa. Y dentro de la ollita un puñado de relucientes monedas españolas de oro.
Dionisio y sus dos primos contemplaron embelesados el hallazgo. No podían creer lo que estaban viendo. Al instante, la ollita y todo su contenido se transformó en carbón esfumándose de su vista. Dionisio haciendo caso a la antigua leyenda, les dijo a sus primos que se marcharan para continuar cavando solo. Esa noche no pudieron dormir. Los fantasmas golpearon las puertas y ventanas, sacudiéndolas con una potencia increíble. Era una fuerza sobrenatural que hacía temblar toda la casa. Al día siguiente, Dionisio tomó la pala y cavó más profundamente en el mismo lugar con la esperanza de encontrar algo más. En el mismo lugar apareció otro envoltorio. Era un baúl de madera envuelto con varias capas de tela. Seguramente sábanas, pero estaban deterioradas por la humedad y el paso del tiempo. El baúl estaba cerrado con un candado de hierro muy oxidado. Dionisio no tardó en quebrarlo con una tenaza. Al abrirlo se desplegó el fruto de tanto esfuerzo. El baúl contenía muchas alhajas. Había collares, diademas, aros y pulseras. Todos de oro antiguo. Muchos engarzados con piedras preciosas de maravillosos colores. Un tesoro de valor incalculable. En esta oportunidad estaba solo. Esperó un tiempo para asegurarse que no desaparecería. El tesoro continuó ante su vista sin desaparecer, tal cual narra la leyenda. Comunicó la noticia a su familia y a sus primos, que alborozados festejaron el hallazgo. Las sombras y los aullidos se retiraron de la casa. Volvieron a aparecer las gallinas, el perro y los dos gatos. Los fantasmas ya no tenían que custodiar su tesoro. No sabemos adónde fueron a parar, seguramente se retiraron a descansar, después de tantos años de vagar en las sombras custodiando su fortuna.
Hay infinidad de leyendas cuyo origen está centrado en la guerra del Paraguay. En ese entonces, ante el avance del ejército enemigo, familias enteras debían desplazarse dejando atrás sus propiedades y sus pertenencias. Como no podían llevar todo a cuestas, muchas familias optaban por enterrar sus tesoros en el campo para volver a recuperarlos cuando la guerra hubiera terminado. Éstos consistían mayormente en monedas de oro y alhajas con piedras preciosas de altísimo valor. Llevarlos consigo también era un gran riesgo ya que estaban a la merced de rateros y ladrones. Muchos volvieron y desenterraron sus pertenencias, pero muchos otros murieron en la guerra y sus tesoros quedaron ocultos en el campo. Nuevas familias se establecieron y nadie sabía dónde estaban ocultos esos tesoros. Pero dicen que si por la noche se escuchan alaridos, ruidos de cadenas o ves sombras escondidas, es que las almas de los antiguos moradores están custodiando sus tesoros y si buscas bien seguramente encontrarás un tesoro escondido.
1. Después, el maestro preguntó a sus alumnos por el comportamiento de Dionisio. ¿Por qué se había empeñado en quedarse en una casa llena de fantasmas? Lee nuevamente el cuento El tesoro escondido y elige de entre las siguientes opciones la que explique correctamente el comportamiento de Dionisio.
A) Dionisio era un hombre muy valiente, por lo que no le importaban los reclamos de su esposa. Ningún fantasma iba a amedrentarlo.
B) Dionisio provenía de una familia humilde, por lo que la idea de un tesoro le provocaba más miedo que los fantasmas de
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