Riem Producto 1

Por años se ha considerado que evaluar es una de las etapas finales del proceso educativo y para ello se ha utilizado el examen, lo cual ha convertido a la educación en una carrera de obstáculos que los alumnos deben ir saltando para llegar a la meta; porque de acuerdo a los resultados del examen sera la evaluación final y la acreditación al siguiente grado escolar.

Por lo anterior es que cuando a los niños se les indica que realizaran un examen, estudian para aprobarlo, pero no para aprender, ponen en juego la memoria a corto plazo, y los conocimientos se les olvidan al poco tiempo.

De ahí se tiene que los alumnos viven en constante presión ante un instrumento que no muestra la realidad del proceso de aprendizaje, por su parte el maestro ya no tendría que demostrar por medio de este si es bueno o mal maestro.

Con la reforma integral de la educación básica 2009, se cuestiona ¿Cuál sería el papel de los exámenes, en un programa donde se prioriza el acto comunicatorio?

Ante esto es necesario que todo el sistema educativo dejara de medir sus resultados de aprendizaje por medio de ellos y convertir al centro escolar en una institución donde se apoye el alumno para que se desarrolle en función de sus capacidades. Se dejaría de examinar y calificar y se valoraría los avances y dificultades de cada uno de los alumnos por ellos mismos y por el maestro en el proceso de aprender.

Disfrutarían, aprendiendo alumnos y maestros porque estarían en mas comunicación, lo que vendría a reforzar la evaluación inicial, formativa y sumativa que da cuenta de la realidad que el niño vive día a día en las aulas.

Así, el examen podría ser considerado en esta evaluación, como un elemento más que permita obtener información sobre lo que aprendieron y lo que les hace falta aprender y con esto apoyarlo para que las supere.

De tal suerte que no sería el único instrumento que permitiera evaluar los conocimientos, habilidades, actitudes y valores de los niños. Por eso, es necesario revisar las características alcances y limitaciones de los exámenes escritos para tomarlos en cuenta; ya que por el contrario los criterios de evaluación del producto y actividades de cada proyecto no se relacionarían con los aprendizajes esperados, ni se sabría hasta donde se desarrollan las competencias comunicativas.

En suma al desaparecer o dejar de ser el único instrumento al evaluar se mejoraría, apoyaría, orientaría y reforzaría el proceso de aprendizaje de cada alumno.

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