TALLER DE LECUTRA
Enviado por • 18 de Abril de 2015 • 1.893 Palabras (8 Páginas) • 160 Visitas
Apocalípticos e Integrados. Leer como este autor: Umberto Eco, se da el lugar de explicarnos en este libro sobre las ventajas o en su lugar ‘’bondades’’ y por lo consiguiente las desventajas, sobre cada una de las posiciones en lo que se refiere a ser un Apocalíptico o, propiamente un Integrado, hace que se torne a un tema bastante curioso, ya que él no se sitúa en ninguna de estas dicha antes, posiciones.
Un apocalíptico tiene más como un enfoque negativo, totalmente pesimista en cuanto se refiere a la cultura de masas, ya que consideran a esta cultura una decadencia total. Lo que hace que estén aún más en contra de la distribución masiva del arte, que ellos mismos consideran que va desgastándose y perdiendo su valor volviéndose así extremadamente pobre.
Los integrados, por el contrario, no se adentran a teorizar demasiado sobre este tema al respecto. Ellos, en contraria a los apocalípticos, distribuyen la cultura y el arte, poniéndola así al nivel de las masas, haciendo que de esta comience a fluir una producción.
Sin embargo, en su mayoría de veces,
suelen caer en la misma vulgarización de esta.
Llegar a situarnos propiamente entre ser un ‘’Apocalíptico’’ o por su parte, un ‘’Integrado’’, parece en cierta forma algo muy difícil incluso imposible de lograr. Ya que en sí, ¿Cuál es la postura correcta o idónea? Como ya es en todo, no existe. De cierta manera los extremos han legado a obligarnos a colocarnos etiquetas, por lo consiguiente llegar perdernos a nosotros mismos .
Situarse en una de estas dos posiciones, da referencia a negar lo opuesto. La postura correcta, o al menos equivalente, debería ser en sí, no ser tan ‘’Apocalíptico’’ y por lo consiguiente, menos tan ‘’Integrado’’.
‘’MacDonald’’ Siendo parte de la distinción de los tres niveles intelectuales, (alto, medio y bajo) está representado por obras que aparentan poseer en ella todos los requisitos de una cultura puesta totalmente al día y que, por el contrario, ya no constituyen en la realidad más que una parodia, o en sí, una falsificación, puesta al servicio de fines comerciales.
MacDonald, cayó en la probabilidad de la primera solución; elevar el nivel de masas hacia una cultura ‘’superior’’. Ahora se cree que la empresa es predeciblemente imposible, y que la fractura que existe entre una cultura y otra, es definitiva.
La cultura de masas, es acompañada de varias acusaciones: sus exigencias, son propiamente las del cliente, y, como tales, son llevadas a cabo. Al cliente no se le puede poner en discusión, no se le hace pensar. Se le da todo lo que él pide en una bandeja de plata. Así, al producir lo que quieren ‘’fácilmente’’.
A la par el nivel de consumidores se aumente, en el interés de satisfacer sus gustos, temporalmente.
Esto es provocado por los grupos económicos, que en contrario a muchos, estos si tienen fines de lucro, y no solamente por la inconsciente desvalorización del arte, por su degradación. Sino que esto refiere a que se ha difundido todo esto en masas enormes.
Sin embargo, en defensa propia, la cultura de masas nace en cualquier sociedad tipo industrial.
Podríamos apostar a disposición ‘’Arte y Cultura’’, que en otros tiempos esto llegaba a ser totalmente inimaginable, absolutamente impensable. Ya que contribuye a difuminar castas, para la propia comunicación de los líderes políticos y económicos con su gente, es así como se tiene que recurrir finalmente al nivel medio.
Podríamos decir que aquello en lo que se refiere a un ‘’mal gusto’’, es lo que se encuentra completamente fuera de lugar.
En otras palabras, muy mal ubicado en tiempo, forma, espacio o estilo.
Así, no tiene que ver con el gusto personal o, aparentemente subjetivo y de percepción.
El ‘’Kitsch’’ o ‘cursilería’ es lo bello, menos su contraparte fea. Por tanto el kitsch, la belleza purificada, se torna vulnerable, a un tabú estético que en nombre de la belleza, declara al kitsch como feo.
El ‘’Kitsch’’ es una parodia de dicha catarsis, donde se vuelve totalmente imposible trazar una línea entre lo que es verdadera ficción estética (Arte) y lo que es meramente, basura sentimental (Kitsch).
El Kitsch busca la misma provocación del objeto, que no es arte, su fin no es ser arte. Es más bien ‘’moda’’, es temporal, efímero, no traspasa el alma y tampoco produce cambios verdaderos. Es llano y comercial.
Este reina en el nivel medio, que se encuentra sujeto a los deseos del público, pero sin embargo te da el sentir de que tienes arte verdadero, te ofrece un sentimiento sublevado, como si estuvieran ante una presencia, y así pudieses ser parte de lo único autentico.
Este toma prestado elementos de la vanguardia y los vulgariza. Es así como las adapta a un nivel requerido.
La típica relación entre el hombre masificado y un producto artístico ya comercializado, se configura como irreflexiva y en nada analizable adoración de un objeto fetiche.
La música buena o mala, ya no es percibida de forma analítica. Ahora es totalmente aceptada en bloque, es más una moda que nos dice lo que debemos consumir y lo que no, por considerarlo así adecuado.
El mensaje poético, por decirlo así, al tiempo que centra una atención en sí mismo al igual que en su carácter desusado, propone en él nuevas alternativas a la lengua de una comunidad.
Con esto, consideraremos a la obra de arte, como una estructura. Una vez considerando esto también como obra orgánica,
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