Taller De Lectura 1
Enviado por richard12128080 • 2 de Octubre de 2013 • 2.555 Palabras (11 Páginas) • 1.153 Visitas
Introducción
Cuando hablamos de textos argumentativos nos referimos a aquellos en los que el autor expresa opiniones o intenta demostrar una idea. Para conseguir esto se basa en ejemplos, hechos o argumentos de personas expertas en el tema que se trata.
Un tipo de texto argumentativo es el que intenta persuadir al lector sobre ciertas ideas ó comportamientos. Éste es usado comúnmente en ámbitos publicitarios y políticos como medio para “convencer” a las personas sobre pensar o actuar de cierto modo. También se utilizan para manifestarse y dar a conocer ciertos ideales. Esta clase de textos tiene características que permiten conseguir la atención de las personas. Pero ¿Cómo lo logran? ¿Cómo reconocerlos?
En este material se definirá el concepto de persuasión y veremos cómo se utiliza en los textos para que puedas identificarlos.
Texto argumentativo: Persuadir
Los textos argumentativos son aquellos donde el enunciador opina sobre un tema importante, fundamentando sus puntos de vista para dar validez a sus razonamientos y de ese modo, lograr que el enunciatario actúe en consecuencia.
Las características generales de los textos argumentativos son:
Se plantean diferentes puntos de vista y se toma posición por uno de ellos.
La organización textual está compuesta por párrafos que conforman una serie de argumentos que finalizan en una conclusión al presentar explicaciones, fuentes, referencias y ejemplos.
El enunciador desarrolla un conjunto de estrategias para convencer a los enunciatarios.
En relación con el enunciador, los textos argumentativos tienen dos propósitos:
Que éste tome posición sobre un tema dado: presencia del enunciador.
Que tenga influencia sobre sus interlocutores respecto al tema a abordar (provoca un cambio de pensamiento o de acciones).
Hay un tipo de texto argumentativo cuyo uso tiene que ver con persuadir al lector, pero:
¿Qué es la persuacion? ¿Cómo reconocer este tipo de texto?
Persuadir a partir de la argumentación.
Sabemos que la mayoría de los textos tienen la función de informar o de transmitir un conocimiento, pero cuando el objetivo de éstos es formar, reforzar o modificar actitudes y comportamientos estamos frente a un texto que quiere persuadir al lector.
Reyzábal (1996) menciona que los actos persuasivos recurren a las emociones, a los intereses personales, a los deseos y a las motivaciones.
En la argumentación para persuadir se utilizan como recursos estratégicos los sentimientos y emociones del interlocutor: orgullo, odio, miedo, simpatía, envidia, patriotismo, vanidad, prejuicios.
En la persuasión se recurre a las evidencias, a los datos objetivos, al razonamiento lógico, a pruebas y comprobaciones. De tal manera, tenemos que algunos recursos del convencimiento pueden ser las estadísticas, las demostraciones, las investigaciones, testimonios, ejemplos, hechos y datos duros.
Un texto argumentativo persuasivo tiene características particulares, a continuación veremos algunas:
Presencia del emisor
El emisor del mensaje se hace presente a partir de las ideas que desarrolla en el texto mediante las cuales manifiesta su punto de vista e intenta convencer al receptor de que lo que está comunicando. Por ejemplo:
“Una controvertida medida intenta catalogar al azúcar en Estados Unidos como sustancia tóxica, sobre todo porque su consumo provoca una reacción hormonal en cascada que tiene como consecuencia enfermedades cardiacas, diabetes tipo 2 y embolias, entre otros padecimientos.
Y aunque la supuesta toxicidad de dicho endulzante ha sido comprobada en múltiples estudios, vale la pena preguntarse si las alternativas existentes no son peores y más dañinas que eso que se pretende evitar”
En el fragmento anterior el emisor del mensaje se hace presente cuando realiza el cuestionamiento (vale la pena preguntarse si las alternativas existentes no son peores y más dañinas que eso que se pretende evitar) al lector, después de haber mostrado los argumentos para descalificar el consumo del sustituto de azúcar.
SE VENDEN PIERNAS
Eduardo Galeano
Galeano, Eduardo (2010). Ser como ellos y otros artículos. México: Siglo XXI. pp. 37-39.
Hasta el Papa de Roma ha suspendido sus viajes por un mes. Por un mes, mientras dure el mundial de Italia, estaré yo también cerrado por fútbol, al igual que muchos otros millones de simples mortales.
Nada tiene de raro. Como todos los uruguayos, de niño quise ser jugador de fútbol. Por mi absoluta falta de talento, no tuve más remedio que hacerme escritor. Y ojalá pudiera yo, en algún imposible día de gloria, escribir con el coraje de Obdulio, la gracia de Garrincha, la belleza de Pelé y la penetración de Maradona.
En mi país, el fútbol es la única religión sin ateos; y me consta que también la profesan, en secreto, a escondidas, cuando nadie los ve, los raros uruguayos que desprecian al fútbol o lo acusan de todo. La furia de los fiscales enmascara un amor inconfesable. El fútbol tiene la culpa, toda la culpa, y si el fútbol no existiera, seguramente los pobres harían la revolución social y todos los analfabetos serían doctores; pero en el fondo de su alma, todo uruguayo que se respete termina sucumbiendo, tarde o temprano, a la irresistible tentación del opio de los pueblos
. Y la verdad sea dicha: este hermoso espectáculo, esta fiesta de los ojos, es también un cochino negocio. No hay droga que mueva fortunas tan inmensas en los cuatro puntos cardinales del mundo. Un buen jugador es una muy valiosa mercancía, que se cotiza y se compra y se vende y se presta, según la ley del mercado y la voluntad de los mercaderes.
Ley del mercado, ley del éxito. Hay cada vez menos espacio para la improvisación y la espontaneidad creadora. Importa el resultado, cada vez más y cada vez menos el arte, y el resultado es enemigo del riesgo y la aventura. Se juega para ganar, o para no perder y no para gozar la alegría de dar alegría. Año tras año, el fútbol se va enfriando; y el agua de las venas garantiza su eficacia. La pasión de jugar por jugar, la libertad de divertirse y divertir, la diablura inútil y genial se van convirtiendo en temas de avocación nostalgiosa.
El fútbol sudamericano, el que más comete todavía estos pecados de esa eficiencia, perece condenado por las reglas universales del cálculo económico. Ley del mercado, ley del más fuerte. En la organización desigual del mundo, el fútbol sudamericano es una industria de exportación: produce para otros. Nuestra región cumple funciones de sirvienta del mercado internacional. En el fútbol, como en todo
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