Variaciones de la Lengua.
Enviado por campanilla91 • 24 de Febrero de 2016 • Resumen • 2.326 Palabras (10 Páginas) • 318 Visitas
Las formas de dirigirse a alguien parecen diferenciarse de acuerdo a varias características. Recorred el siguiente cuadro y aportad ejemplos de las diferentes formas en que nos dirigimos a otras personas:
Sexo | Edad | Nombre | Apariencia | Datos |
Hombre Mujer | Mayor Menor | Conocido Desconocido | Formal Familiar | Alto Bajo |
Sexo:
Entre hombres y mujeres existen muchas diferencias, y en lo que concierne a la lengua también las podemos encontrar. Así, podemos observar, que hablando la misma lengua hacen un diferente uso de ella.
[pic 1]Por un lado, tenemos una causa genética ya que en los hombres el tracto vocal es más largo, la laringe es de mayor tamaño y las cuerdas vocales más gruesas, todo esto se traduce en que la voz del hombre es más grave que la de la mujer. Además, a parte de las diferencias en el aparato fonador, influye también que los hombres hablan más despacio que las mujeres; cuando la vibración es más lenta en las cuerdas vocales el tono de voz es más bajo y por tanto más grave aún y cuanto más rápida es la vibración más agudo es el sonido que procede de ellas.
En muchas ocasiones, debido a la velocidad de vibración, el intervalo tonal entre hombres y mujeres coincide, en cambio se tiende a exagerar la diferencia de voces para producir así una voz más de hombres o de mujeres.
[pic 2]
Una de las causas de que los hombres tengan el tono más grave es que no se producen grandes variaciones del mismo en su diálogo; las mujeres suben y bajan constantemente el mismo para intensificar la conversación o para propiciar la intervención del interlocutor además de que la velocidad a la que hablan suele ser por lo general mayor, como ya hemos mencionado anteriormente.
Por otro lado, cuando mantienen una conversación, depende de a qué género pertenezca el interlocutor, la manera de hablar también varía:
Cuando las mujeres hablan entre ellas suelen utilizar el estilo indirecto, mayor uso de estructuras interrogativas y coletillas para facilitar la interacción, esto suele denominarse canal de retroalimentación y se caracteriza por el empelo de expresiones como: “¿verdad?, ¿si?,¡ah!”
En cambio, los hombres emplean el estilo directo y un uso de la lengua más lineal y jerárquico, en el que la intervención se hace de forma ordenada y prolongada ya que no suelen interrumpirse sino esperar el turno de palabra.
Si la conversación se produce entre personas de diferente género se pone de manifiesto las diferencias existentes entre los dos y ambos interpretan de manera diferente el discurso. Las mujeres tienden a pensar que ellos no las escuchan ya que no perciben ninguna señal que garantice que están prestando atención como por ejemplo asentir con la cabeza o interrumpir para intervenir. Por su parte, los hombres, piensan que ellas están de acuerdo en lo que ellos dicen por el uso abundante de canales de retroalimentación.
La causa que explica estas diferencias tan acentuadas es el proceso de socialización. Desde que nacemos recibimos la influencia primero de nuestra familia y, más tarde en la escuela, de los amigos. Ambos grupos influyen en nosotros en cualquier aspecto y por tanto, en la lengua también.
Es, por tanto, mediante este proceso de aprendizaje cuando adquirimos el distinto uso de la lengua y no sólo una causa genética. Que las niñas vistan de rosa y los niños de azul, que de pequeños en el colegio las niñas tiendan a juntarse en grupo con solo chicas y los niños con los chicos e incluso que el proceso educativo lo hagan separado por sexo marca de manera fundamental la forma de hablar y de relacionarse entre ellos en un futuro.
Edad:
La forma de hablar de una persona varía según la edad. Es decir, a lo largo de nuestra vida cambiamos nuestra forma de expresarnos. Esto es lo que en sociolingüística se conoce con el nombre de cronolecto (“variedad de un idioma o de un dialecto geográfico usada por un grupo de edad”).
Los cronolectos (especialmente entre los adolescentes) suelen tener características argotales. Los cronolectos más estudiados son el lenguaje infantil y el juvenil.
El término cronolecto también se puede definir como “dialecto histórico o variedad histórica de una lengua” (Albert Álvarez González, 2006)
Esto se debe a que la realidad varía constantemente. Los distintos grupos de edad se socializan en contextos diferentes y, en consecuencia, sufren un proceso de adquisición del lenguaje totalmente distinto.
Así, las personas mayores, por lo general, se refieren con más respeto a personas que no conocen, ya sean jóvenes o personas de mayor edad. Aunque, sí que se aprecia un estilo más formal cuando su interlocutor es una persona mayor.
Los jóvenes, normalmente, se dirigen con mayor respeto a las personas mayores, mientras que usan un lenguaje más coloquial cuando hablan con otros jóvenes, dejando los formalismos a un lado.
Además, las personas mayores usan un lenguaje que en algunas ocasiones queda obsoleto debido al cambio constante de la realidad, mientras que los jóvenes adaptan su léxico con mayor facilidad a los neologismos (nuevas palabras que aparecen en nuestra lengua). Esto está muy relacionado con el argot juvenil, sujeto en su mayor parte a modas, de forma que las expresiones de argot suelen “envejecer” muy rápidamente. Así, por ejemplo, para referirse a una mujer de gran atractivo físico se han ido usando términos como “bombón”, “cañón”, “maciza”, “buenorra”, o “pibón” a lo largo del tiempo.
Nombre:
Es evidente que la variación en el estilo del discurso no es solo una función de la clase social del hablante, sino también de las personas que le rodean y le escuchan; en base a ello ajusta su discurso de cierta manera u otra. Este ajuste del discurso se define como “la capacidad que tenemos de modificar el estilo de nuestro modo de hablar con objeto de que se asemeje o diferencie en mayor grado del estilo que, a nuestro entender, utiliza la persona o personas con la/s estamos hablando”.
El ajuste de nuestro discurso puede ser convergente o divergente.
Si al hablar, intentamos reducir la distancia social que pueda existir con nuestro interlocutor, estaremos frente a un caso de convergencia. En este caso el interlocutor utilizará formas semejantes a las que use el resto de persona o personas con las que este interactuando. Por ejemplo un adolescente quiere saber la hora y pregunta a un compañero en clase (A), y a un desconocido que se encuentra por la calle cuando está llegando a casa (B).
Eh, Miguel, ¿Qué hora es, tío?
Disculpe, señor. ¿Me podría decir que hora es?
La petición es la misma en ambos casos, pero el estilo que se utiliza es distinto, ya que el adolescente está intentando ajustarse en la medida de lo posible al lenguaje que emplea su interlocutor.
La posibilidad contraria, es decir que estemos ante un caso de divergencia, sucede cuando en nuestro discurso recuramos a un ajuste del discurso para remarcar la distancia social que existe entre nosotros y nuestro o nuestros interlocutor/es. Por ejemplo, un alumno de universidad entablando una conversación con un profesor:
Alumno: No creo que pueda hacerlo
Profesor: Yo creo que sí. Si yo puedo hacerlo, tú también puedes
Alumno: Le he dicho, que no puedo
Ese LE en vez de TE remarca la distancia social, ya que el profesor ha intentado reducir la distancia diciendo que son iguales (si yo puedo, tú puedes), pero el alumno le remarca que para él eso no es así.
En definitiva, conocer el nombre de la persona/as con las que interactuamos posibilita un acercamiento social a la hora de hablar, ya que usamos un registro y unas maneras de hablar que nuestro/s interlocutor/es conocen y comparten, usamos un registro más coloquial; mientras que si no es así, utilizamos un registro más culto para que nuestro/s interlocutor/es no se incomoden por nuestras expresiones y noten que existe algún tipo de barrera social entre nosotros, y que nosotros somos conscientes de ello.
Apariencia:
La lengua varía no solo según las características sociales del hablante (tales como su clase social, grupo étnico, edad y sexo, algunas de las cuales, ya hemos tratado) sino también según el contexto en el que éste se encuentra. De este modo, el mismo hablante utiliza diferentes variedades lingüísticas en diferentes situaciones y con diferentes personas.
Cuando un hablante se dirige hacia una persona que presenta una apariencia formal (ya sea por su comportamiento, postura o vestimenta) tiende a utilizar un lenguaje más cuidado y distante, con un orden gramatical riguroso, sin uso de muletillas ni vulgarismos, y con una organización de la información adecuada. También es importante resaltar que en esta situación se procura pronunciar correctamente.
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