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APOLOGÍA DE SÓCRATES


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2022  •  Trabajo  •  1.487 Palabras (6 Páginas)  •  45 Visitas

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Judit Serra Bonet

Grupo X

APOLOGÍA DE SÓCRATES

La Apología de Sócrates es una obra escrita por Platón, discípulo del mismo, que recoge el discurso que hizo Sócrates para defenderse delante de un tribunal.

La obra se divide en tres partes:

  1. Acusación a Sócrates y deliberación de los jueces sobre si este es o no es culpable

Sócrates estaba acusado por los siguientes delitos en concreto: corromper a los jóvenes, ser un impío y no creer en los dioses que la ciudad cree e intentar introducir otros dioses con carácter demoníaco, debido a que este tenía una visión personal de la religión que era distinta a la del Estado.

Todo empieza debido a que Querefon, un compañero suyo de la infancia decide visitar al oráculo de Delfos para preguntarle si había en el mundo un hombre más sabio que Sócrates a lo que este respondió que no, afirmando entonces que Sócrates era el hombre más sabio de los atenienses, lejos de creerse esta afirmación, el propio Sócrates decidió ir a hablar con un vecino que tenía fama de ser un hombre muy sabio, pero al conversar con él se dio cuenta de que en realidad no lo era, y así se lo hizo saber, ganándose su primer enemigo.

No dándose por vencido decidió visitar puerta por puerta a los hombres más sabios del Estado, los cuales le llevaron todos a la misma conclusión.

Después de visitar a los grandes hombres del Estado decidió ir a conversar con los poetas, dándose cuenta que ninguno de ellos sabía darle sentido a ninguno de sus poemas, los cuales no eran fruto de la sabiduría sino del entusiasmo y la naturaleza.

Por último decidió ver a los artistas, los cuales tenían habilidades pero eran completos ignorantes. De esta forma, el filósofo iba ganándose cada vez más enemigos.

Así Sócrates, razonando consigo mismo llegó a la conclusión de que él era más sabio que todos esos hombres ya que, cabía la posibilidad de que ni él ni ninguno de ellos supieran nada pero a diferencia de Sócrates, ellos creían saber cuando no sabían nada mientras él, no sabiendo nada, no creía saber.

Por todo esto, nos afirma que todos los hombres que lo calumniaban son estos que temen decir la verdad de que Sócrates los pilla in fraganti y descubre que todos ellos figuran que saben cuando no saben nada y los hombres que lo llevan a juicio son tres en concreto: Melito, que representa a los poetas, Anito, que representa a los políticos y Licon, que representa a los oradores.

Dicho esto, para defenderse de la primera acusación se dirige contra Melito exigiendo que este les diga a los jueces cuál será el hombre que mejorará la condición de los jóvenes, puesto que él ha encontrado al que los corrompe y hasta lo ha denunciado ante los jueces, es preciso que sepa quien los hará mejores. Melito, primero se acoge a las leyes y después a que son los jueces quienes deben instruir a los jóvenes para hacerlos mejores, y también los senadores y los oyentes, todos menos Sócrates.

Sigue Sócrates contra Melito diciéndole que si según él, su forma de corromper a los jóvenes es enseñándoles a no reconocer los dioses que reconoce la patria y enseñándoles además a rendir culto bajo el nombre de demonios y no creer en ningún Dios, él mismo se contradice, ya que si afirma que Sócrates cree en los demonios y es bien sabido que los demonios son hijos bastardos de los dioses, necesariamente este cree en los dioses y por tanto, esa acusación carece de fundamento

Ahora Anito sostiene que Sócrates tiene que morir porque sino va a seguir corrompiendo y adoctrinando a los jóvenes y este con vanidad sostiene que si le dan la oportunidad de la absolución bajo las condiciones de dejar de filosofar y indagar, se negaría a esta obedeciendo a las tareas que Dios le ha encomendado antes que a la voluntad los atenienses.

Dice que no le teme a la muerte, ya que si en algo parece más sabio es en que no sabiendo lo que nos espera en el más allá de la muerte, no temerá ni huirá nunca de los males que no conoce y que son quizás verdaderos bienes. Y que un hombre de valor no debe tomar en cuenta los peligros de la muerte, lo único que debe mirar es si lo que hace es justo o injusto, acción de un hombre de bien o de un malvado

Además Sócrates revela ante los jueces que si no ha vivido como los demás atenienses es porque estaba cumpliendo la voluntad de un Dios que le había encomendado mediante oráculos una tarea que consistía en dar una enseñanza culminante y eficiente; persuadir a los jóvenes y viejos de que antes que el cuidado del cuerpo y las riquezas va el cuidado del alma, que es de donde viene la virtud, de la cual nacen los demás bienes públicos y particulares. Y recalca que jamás ha pedido ningún salario por compartir su sabiduría poniendo como prueba su pobreza.

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