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Apologia de socrates


Enviado por   •  12 de Abril de 2022  •  Ensayo  •  2.091 Palabras (9 Páginas)  •  79 Visitas

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APOLOGÍA DE SÓCRATES

Platón dice yo no sé, atenientes, La impresión que habrá en vosotros el discurso de mis acusadores. Con respecto a mí, confieso que me he desconocido a mi mismo: tan persuasiva ha sido su manera de decir. Sin embargo, puedo asegurarlo, no han dicho una sola palabra que sea verdad. Platón tuvo una conferencia con Sócrates ante los tribunales por corromper a la juventud y no creer en los dioses de las polis. Por una razón platón dice que, por una gracia, sus atenienses, les pide que en cuento los vea que su defensa emplee términos y maneras comunes. Los servicios estaban conservados en la plaza pública, en las casas de contracción y en los demás sitios en los que el ha estado. Pero el dice que no se sorprendan ya que el era su primera ves que comparezca en un tribunal de justicia, aunque cuanta más de 70 amor. Platón era muy extraño para el tribunal ya que él hablaba un lenguaje de que en ese pueblo hablan y que era un extranjero. Él ha sembrado que tiene a los acusadores a su lado del juicio que ellos han tenido el privilegio de poner en victimas a los jóvenes por violencia o por otra situación de acoso. Platón dice Considerad, atenienses, que yo tengo que habérmelas con dos suertes de acusadores, como os he dicho: los que me están acusando hace mucho tiempo, y los que ahora me citan ante el tribunal; y creedme, os lo suplico, es preciso que yo responda por lo pronto a los primeros, porque son los primeros a quienes habéis oído y han producido en vosotros más profunda impresión. Un detalle de platón es que el tiene fe en el espíritu santo, ósea a dios.

Ellos comenzaron a hablar sobre el origen los acusadores, arrancando con la pregunta de ¿Qué decían mis primeros acusadores? Porque era preciso presentar en forma su acusación, como si apareciese escrita y con los juramentos recibidos. Y en ellos se presenta Sócrates un filósofo que platón lo llamo de esta manera <<Sócrates es un impío; por una curiosidad criminal quiere penetrar lo que pasa en los cielos y en la tierra, convierte en buena una mala causa, y enseña a los demás sus doctrinas.>>

En la situación de los acusadores el ya avía visto en la comedia de Aristófanes la que se representa un cierto Sócrates, que dice, que se pasea por los aires y otras extravagancias semejantes, que el ignoro absolutamente; y esto no lo dijo, porque desprecia la clase de conocimientos; si entre ellos hay alguno entendido en ellos.

El dice que no es porque no tengan por muy bueno el poder instruir a los hombres, como hacen Gorgias de leoncio, prodico de ceos e hippias de elea. Esos son grandes personajes tienen el maravilloso talento, donde ellos querían vayan, de persuadir a los jóvenes a que se unan a ellos. Y que ellos abandonen a sus conciudadanos cuando podían ellos ser sus maestros sin contarles un óbolo Y que no solo les pagan la enseñanza, sino que contraen con ellos una deuda de agradecimiento infinito. Él había oído que vino un hombre de paros, que era un hábil, porque e seño estaba en la casa de híponico. Era un hombre que tenia mucho dinero que gastaba mas con los sofistas que tenían cuidándolo. Platón teniendo la conciencia de lo que sucedió le pregunta enfrente de sus hijos Calilas, si tuvieses por hijos dos potros o dos terneros, ¿no trataríamos de ponerles al cuidado de un hombre entendido, a quien pagásemos bien, para hacerlos tan buenos y hermosos, cuanto pudieran serlo, y les diera todas las buenas cualidades que debieran tener? ¿Y este hombre entendido no debería ser un buen picador y un buen labrador? Y puesto que tú tienes por hijos hombres, ¿qué maestro has resuelto darles? ¿Qué hombre conocemos que sea capaz de dar lecciones sobre los deberes del hombre y del ciudadano? ¿Porque no dudo que hayas pensado en esto desde el acto que has tenido hijos, y conoces a alguno?, callias respondió que sí, y luego le pregunta platón a Sócrates Quién es, le repliqué, de dónde es, ¿y cuánto lleva? Y Sócrates respondió; es de Paros, y lleva cinco minas. Para lo sucesivo tendré a Éveno por muy dichoso, si es cierto que tiene este talento y puede comunicarlo a los demás.

Platón dijo Por lo que a él toca, me llenaría de orgullo y me tendría por afortunado, si tuviese esta cualidad, pero desgraciadamente no la tengo. Después le pregunto a Sócrates, Pero Sócrates, ¿qué es lo que haces? ¿De dónde nacen estas calumnias que se han propalado contra ti? Porque si te has limitado a hacer lo mismo que hacen los demás ciudadanos, jamás debieron esparcirse tales rumores. Dinos, pues, el hecho de verdad, para que no formemos un juicio temerario. Después de tanto discurso de platón en el juicio fue declarando las dudas sobre el crimen organizado de los secuestros y de abusos. Platón estaba razonando con el mismo y se decía Yo soy más sabio que este hombre. Puede muy bien suceder, que ni él ni yo sepamos nada de lo que es bello y de lo que es bueno; pero hay esta diferencia, que él cree saberlo, aunque no sepa nada, y yo, no sabiendo nada, creo no saber. Me parece, pues, que en esto yo, aunque poco más, era más sabio, porque no creía saber lo que no sabía.

He aquí la acusación. La examinaremos punto por punto. Dice que soy culpable porque corrompo la juventud; y yo, atenienses, digo que el culpable es Melito, en cuanto, burlándose de las cosas serias, tiene la particular complacencia de arrastrar a otros ante el tribunal, queriendo figurar que se desvela mucho por cosas por las que jamás ha hecho ni el más pequeño sacrificio y voy a probároslo.

Ven acá, Melito, dime: ¿ha habido nada que te haya preocupado más que el hacer los jóvenes lo más virtuosos posible?

Melito: Nada, indudablemente.

Sócrates: Pues bien; di a los jueces cuál será el hombre que mejorará la condición de los jóvenes. Porque no puede dudarse que tú lo sabes, puesto que tanto te preocupa esta idea. En efecto, puesto que has encontrado al que los corrompe, y hasta le has denunciado ante los jueces, es preciso que digas quién los hará mejores. Habla; veamos quién es.

Lo ves ahora, Melito; tú callas; estás perplejo, y no sabes qué responder. ¿Y no te parece esto vergonzoso? ¿No es una prueba cierta de que jamás ha sido objeto de tu cuidado la educación de la juventud? Pero, repito, excelente Melito, ¿quién es el que puede hacer mejores a los jóvenes?

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