Capítulo 2: El mito de la caverna

Capítulo 2: El mito de la caverna

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Era una caverna donde había un grupo de esclavos sujetados por su cuello de tal forma que solo podían ver hacia el fondo de la caverna, detrás de ellos había un muro y un grupo de personas que desfilaban con una serie de estatuas con diferentes forma y detrás de ellos había una fogata que iluminaba el fondo de la caverna y que permitía que las sombras de las imágenes que desfilaban las personas se reflejaran. Platón nos describe como era la realidad que cada uno de ellos creía.

-En general, pues –dije- ¿creerían tales hombres que la verdad es nada menos que las sombras de los objetos?- Deben creer eso.

Qué pasaría si alguno de ellos se liberara de sus cadenas y pudiera salir. ¿Qué planteamientos se harían? ¿Sería fácil o instantáneo para ellos renunciar a la que hasta ese momento era su realidad? Le llevaría tiempo para habituarse y poder ver las cosas del mundo.

El ámbito de lo que es visible a cada persona debe compararse con la morada en prisión, y la hoguera de adentro, con el poder del sol. Si comparamos el proceso de salir de la caverna con la elevación del alma hacia lo inteligible encontraremos que la Forma de Dios es lo último que veremos y eso con dificultad, estaremos reconociendo la casa de todo lo que es justo y bello, hemos encontrado la luz y la fuente de luz, quien actúa con inteligencia, en público o privado, debe verla.

Educación no es sacar a alguien a la fuerza de la caverna, sus dudas le invadirían, la luz del fuego y de la claridad lo segarían o lastimarían, la educación pues es el arte de hacer voltear toda el alma con la máxima facilidad y eficacia; no es el arte de darla al alma la capacidad de la vista; el alma ya la tiene, pero no está dirigida al camino correcto o a donde debería, Esto es lo que tiene que hacer la educación.

Las otras virtudes son más cercanas al cuerpo y se desarrollan con hábito y práctica, pero la inteligencia es por la transformación del alma.

Gobierno ¿quién debería gobernar? ¿Quién no sería un buen gobernante? El hombre basto que no tiene experiencia de la verdad, ni aquello a los que se les ha permitido pasar toda su vida en el proceso de educarse a sí mismos; el primero porque no tiene ningún objetivo al cual dirigir sus acciones, públicas o privadas; los segundos, porque se rehusarían a actuar, pensando que, mientras viven, están establecidos en las lejanas islas de los bienaventurados.

Respuesta: Si puedes encontrar para los posibles gobernantes una forma de vida que sea mejor que la de gobernar, entonces habrá para ti una ciudad bien gobernada. Sólo en esa ciudad regirá realmente el rico, no rico de oro sino en la riqueza que debe poseer el hombre feliz, una vida con bondad e inteligencia. Solo los filósofos reúnen estas características; son quienes no son amantes del gobierno quienes deberían gobernar, deben tener conocimientos en las artes y la gimnasia por cuestiones de guerra, pero sobre todo en aritmética para tener la capacidad de hacer representaciones.

Capítulo 3 Aristóteles, extractos del Libro II, Cap. 2, “segunda definición del alma”; cap. 3, “las facultades del alma”; cap 5. “senso-percepción”. De De anima (ca. 330 a.C.)

Aristóteles tenía una teoría dualista, alma y cuerpo, el alma es inseparable del cuerpo. Pesquisa lo que tiene adentro un alma difiere de lo que no tiene en que, antes que nada, manifiesta vida.

La vida nos da la capacidad de pensamiento o percepción o movimiento local y descanso, o movimiento en el sentido de nutrición, deterioro y crecimiento, por lo que se puede ver que también las plantas y animales tienen alma; pues incluso aquellos seres que no poseen el poder del movimiento pero sí el de la sensación serán llamados por Aristóteles animales y no simplemente cosas vivas.

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