INTEGRACIONALISMO AMERICANO CATEDRA ANTENOR ORREGO.
Enviado por Lucy Fernández • 6 de Julio de 2016 • Ensayo • 3.281 Palabras (14 Páginas) • 1.038 Visitas
UNIVERSIDAD PRIVADAANTENOR ORREGO
FACULTAD DE ARQUITECTURA URBANISMO Y ARTE
ESCUELA PROFESIONAL DE ARQUITECTURA
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CÁTEDRA ANTENOR ORREGO
CURSO : ACTIVIDAD FORMATIVA IV
DOCENTES : Prof. ANIBAL VERGARA
ALUMNO : FERNÁNDEZ MEDINA, LUCY STEFANNY
CICLO : 9no CICLO
PIURA – PERU
2016-I
MEGA TENDENCIAS DEL MUNDO DE HOY, LA PRESENCIA DE LAS IDEAS ORREGIANAS, Y EXPONER SUS RESULTADOS.
(Fuente: Robles Ortiz, Elmer (2011). Cátedra Antenor Orrego. Trujillo: Inversiones Gráficas G&M SAC. pp. 1-246.)
“Los pueblos latinoamericanos no llegarán al encuentro profundo de sí mismos sino a través de una grande y poderosa unidad en que reside la plenitud de su futuro. Hacia allí nos impulsa, también, como a los otros pueblos, el imperativo dialéctico de la historia”
Antenor Orrego
INTEGRACIONISMO LATINOAMERICANO
- América Latina
A la América que fuera colonia de España, se la ha dado diversas nombres, como Indias que fue durante siglos, la denominación oficial utilizada por España. De allí también el nombre de Nuevo Mundo porque Europa y Asia se consideraban el Viejo Mundo. América del Sur o América Meridional hace referencia a la posición geográfica en este hemisferio.
La fase genética de América Latina, como idea, nombre y grupo de pueblos distintos a la América Sajona, se registra entre las décadas de 1830 y 1850. Es por aquellos años cuando aparece la idea de latinidad aplicada a la América del Sur, en escritores franceses que comienzan a diferenciar en nuestro continente las dos grandes porciones determinadas por las etnias sajonas y latina, que desde allende de los mares trasplantaron sus instituciones y modos de vida a nuestras altitudes. La idea es recogida luego por intelectuales de esta parte del mundo residentes en Europa. Se piensa entonces en una América “latina”
En el origen y difusión del nombre de América latina, siempre se vio al Caribe como parte de ella, no aparte, como sucede en los últimos tiempos en las reuniones internacionales. A esta porción del continente, Orrego la denomina indistintamente Indoamérica y América Latina. También usa la expresión “nuestra América” para referirse a ella. En verdad, en el ideario orreguiano, el centro de su pensamiento americanista es América Latina. Vale decir, su americanismo es propiamente latino o indoamericanismo. A la otra América, a la del norte, representada por Estados Unidos, la llama América Sajona. Con su pensamiento puesto en nuestras tierras, con una filosofía de la identidad, escribe el amauta: “Toda cultura, para ser ella misma, precisa entrañarse en sus ingénitas raíces vitales. Un pueblo o una raza no llega a ser órgano de expresión histórico, mientras no penetra, con ojo buído, en la intimidad secreta de su propio ser. Intimidad que, por serlo, no puede prestarse a otro y que es inalienable en absoluto”. Entonces, América debe ir hacia su americanización, ser ella misma, no la copia de realidades ajenas, terminar con el espíritu extranjerizante, con el plagio y el mimo extraño a nuestro ser. Orrego sostiene, la necesidad de educar para la toma de conciencia de la americanización. Sólo mediante este proceso formativo, el pueblo será él y no otro, podrá penetrar en sus raíces vitales, en la entraña de su ser, llegar a distinguir la ficción de la realidad, señalar sus diferencias respecto a los demás, expresarse con sentido original, exteriorizar su identidad. Y como nuestro país es parte de América, la americanización lo incluye; así, en términos específicos se dirá que en el pensamiento orreguiano está presente la peruanización del Perú
- Integración política
El amauta Antenor Orrego encuentra un sentimiento de unidad en estado germinativo desde los inicios de la conquista o invasión del continente, como una reacción al dominio impuesto desde el otro lado del mar. Es más sostiene que dicho sentimiento ya existía en la conciencia americana anterior a la llegada de los europeos. El choque de Europa con las antiguas culturas del continente produjo la disgregación durante la colonia. La independencia recogió el mensaje de unidad, pero fue un intento fallido; sus formas 2015 Carreras para gente que trabaja - UPAO 43 políticas y jurídicas, trasplantadas de la Europa liberal no fueron digeridas en estas tierras. Producida la victoria independentista, nuestros países perdieron la primera oportunidad de su unificación, cayeron en la dislocación, traicionaron su intrahistoria, “desmenuzándose en pequeñas republiquitas independientes que reprodujeron, con algunas variantes más fraccionadas todavía, en algunos casos las demarcaciones administrativas y burocráticas que trazó la inepcia de la monarquía madrileña”. (Orrego, 1995: II, 23). Este intelectual hace un estudio analítico del localismo y nacionalismo de Europa y América. Allá, a pocos kilómetros de distancia, se encuentran diferencias en las formas de gobierno, la lengua, la religión, las costumbres, la raza y el espíritu. Aquí, desde hace siglos, el escenario está listo para encontrar el vehículo de la unidad; así lo indican:
- el cruce de las distintas razas en su casi finales etapas de compenetración biológica
- una lengua común, con excepción de algunas pequeñas áreas del Caribe, ya que el portugués del Brasil por ser una lengua gemela del castellano no constituye una barrera insalvable para la comunicación
- una misma creencia religiosa, el cristianismo
- una identidad en la historia y en la misión cultural
- una economía y una producción de fácil complementación y coordinación en un cuerpo solidario
- un nuevo y profundo sentimiento común y una concepción integral ante la vida; g) la defensa frente a los peligros de la denominación imperialista.
Orrego anuncia una de sus conclusiones así: “Somos, pues, los indoamericanos el primer PUEBLO-CONTINENTE de la historia y nuestro patriotismo y nacionalismo tienen que ser un patriotismo y un nacionalismo continentales. Todo nos impulsa, visiblemente, hasta para los ojos menos zahoríes, a construir una cultura más universal que la europea”. (Orrego, 1995: I, 165). En su pensamiento, une el concepto geográfico “continente” a su contenido humano o concepto antropológico, sociológico y político “pueblo” que en América Latina lo encuentra con sentido coherente e inconfundible.
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