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PROTAGORAS


Enviado por   •  28 de Junio de 2020  •  Apuntes  •  2.442 Palabras (10 Páginas)  •  196 Visitas

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PROTÁGORAS.

Protágoras nació —según la mayoría de los autores— hacia el año 481 a. J. C., en Abdera de Tracia9, y parece que fue a Atenas a mediados del siglo. Gozó del favor de Pericles, y se cuenta que este hombre de Estado le encargó que redactase una constitución para la colonia de Turios, que había sido fundada en la Magna Grecia en 444 a. J. C. Se hallaba nuevamente en Atenas a comienzos de la Guerra del Peloponesio, el año 431, así como durante la peste de 430, de la que murieron dos de los hijos de Pericles. Diógenes Laercio refiere que Protágoras fue acusado de impiedad por causa de su libro sobre los dioses, pero que huyó de la Ciudad antes del juicio y naufragó en la ruta de Sicilia, mientras su libro era quemado en la plaza pública.

Estas cosas habrían tenido lugar por los tiempos de la revuelta oligárquica de los Cuatrocientos, en 411 a. J. C. Burnet se inclina a poner en duda semejante historia, ycree que, de haberse dado la acusación, tuvo que ser antes de 411. Taylor concuerda con Burnet en lo de no admitir la historia de tal persecución, pero lo hace porque, lo mismo que Burnet, acepta como fecha del nacimiento de Protágoras una anterior: la de 500 a. J. C. Ambos autores se apoyan en que Platón presenta a Protágoras, en el diálogo de este nombre, como de edad ya avanzada, que frisaría por lo menos en los 65 años, hacia 435. Platón «debía de saber si Protágoras pertenecía o no a la generación anterior a la de Sócrates, y ningún motivo podía tener para presentar las cosas distintas de como fuesen en este aspecto»10. En tal caso, deberíamos aceptar también la afirmación, que aparece en el Menón, de que Protágoras murió muy estimado por todos.

La tesis más conocida de Protágoras es la que se lee en un fragmento de su obra ᾽Αλήθειαἤ Καταβάλλοντες(λόγοι): «El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son»11. Ha habido muchas controversias en torno a la interpretación de esta célebre frase. Hay quienes opinan que en ella Protágoras no quiere significar por «hombre» el hombre individual, sino la especie humana. En tal caso, el sentido de la frase no sería que «lo que a ti te parece verdad es verdad para ti, y lo que a mí me parece verdad lo es para mí», sino, más bien, que la comunidad, o el grupo, o la especie humana entera es el criterio y la horma de la verdad. Las discusiones han girado también en torno a la cuestión de si por «las cosas» (Χρήματα) han de entenderse tan sólo los objetos de la percepción sensible, o se han de incluir los valores.

He aquí una cuestión difícil, que no podemos estudiar a fondo en estas páginas; pero el autor de ellas no está dispuesto a pasar por alto el testimonio de Platón en el Teeteto, donde el dicho de Protágoras (aunque parafraseado, como el mismo Platón lo reconoce) es interpretado ciertamente en el sentido individualista, como refiriéndose a la percepción sensible12. Observa Sócrates que por efecto de un mismo viento puede uno de nosotros sentir frío y otro no, o puede uno sentirse simplemente fresco y otro, en cambio, friísimo; y pregunta entonces si hemos de decir, con Protágoras, que el viento es frío para quien lo siente así y no es frío para quien no lo siente. Como se ve, en este pasaje se interpreta el pensamiento de Protágoras refiriéndolo al hombre individual y no al hombre en sentido específico. Adviértase, además, que no se describe al sofista como si dijera que el viento sólo le parece a uno frío y a otro no. Así, si yo, de vuelta del paseo en un día frío y lluvioso, dijese que la lluvia es tibia, y tú, saliendo de una habitación caliente, afirmases que la lluvia es friísima, Protágoras sostendría que ninguno de los dos nos equivocábamos, ya que el agua —diría él— es tibia para el órgano sensorial del uno y es fría para el del otro. (Cuando al sofista se le objetaba que las proposiciones geométricas son las mismas para todos, respondía que en la realidad concreta, tal cual es, no hay líneas ni círculos geométricos, de modo que la dificultad nunca se presenta de hecho.)13

En contra de esta interpretación se aduce el Protágoras de Platón, en el que nuestro

sofista no aplica su frase en un sentido individualista a los valores éticos. Pero, aun

admitiendo que a Protágoras se le ha de hacer coherente consigo mismo, no hay por qué suponer, con todo, que lo que es verdadero de los objetos de la percepción sensible sea ipso facto verdadero de los valores éticos. Se puede observar que Protágoras declara que el hombre es la medida de todas las cosas (πάντων ρημάτων), de tal manera que, si se acepta la interpretación individualista con respecto a los objetos de la percepción sensible, la misma interpretación se debe extender a los valores y a los juicios éticos, y, recíprocamente, si no se la acepta respecto a estos últimos, tampoco se la debe aceptar con respecto a los objetos de la percepción sensible; en otras palabras: tenemos que escoger forzosamente entre el Teeteto y el Protágoras, basarnos en uno de los dos y rechazar el otro. Pero, en primer lugar, no es seguro que en la expresión πάντων χρημάτων se quisiesen incluir los valores éticos, y, en segundo lugar, acaso los objetos de los sentidos particulares sean de tal carácter que no puedan hacerse objetos de un saber universal y verdadero, mientras que los valores éticos sean, en cambio, de tal especie que sirvan para objetos de un saber verdadero y universal. Ésta era la opinión del propio Platón, quien relacionaba la frase protagórica con la doctrina heraclitiana del perpetuo fluir y sostenía que un saber cierto y verdadero sólo se puede tener de lo suprasensible. Aquí no intentamos establecer que Protágoras sostuvo la tesis platónica en lo tocante a los valores éticos, cosa que ciertamente no hizo, sino que sólo pretendemos indicar que la percepción sensible y la intuición de los valores ni están necesariamente en relación, ni dejan de estarlo, con el conocimiento cierto y la verdad universal

¿Cuál fue, pues, de hecho, la doctrina de Protágoras en lo concerniente a los valores y a los juicios éticos? En el Teeteto se le describe como si dijera a la vez que los juicios éticos son relativos («pues yo mantengo que todas las prácticas que parecen justas y laudables para un determinado Estado lo son en efecto para este Estado durante todoel tiempo que por ellas se sostiene») y que el hombre sabio debería esforzarse por sustituir las prácticas sensatas por las insensatas14. Con otras palabras, no se trata de si una opinión ética es verdadera y otra falsa, sino de si una opinión es «más sensata», es decir, más útil o ventajosa que otra. «De esta suerte, es verdad a la vez que algunos hombres son más avisados que otros y que nadie piensa erróneamente.»

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