Alcanzando la gloria
Enviado por Demarg_11 • 5 de Noviembre de 2019 • Ensayo • 1.305 Palabras (6 Páginas) • 162 Visitas
Alcanzando la gloria
La gloria es ese algo que todos queremos, el honor, el prestigio y la autosatisfacción de haber conseguido lograr un ideal u objetivo por el que trabajamos arduamente. Esta grandeza es solo alcanzable para personas idealistas, es decir, afanosas de perfección, llenas de objetivos establecidos para su estricto cumplimiento y rebeldes a la mediocridad. Para alcanzar la gloria es muy importante diferenciarla, identificar que nos está impidiendo llegar a ella y establecer que estamos dispuestos a hacer para alcanzarla.
Muchas veces confundimos el concepto de gloria con el de éxito, esto se debe a una leve similitud entre ellos y la forma más clara de distinguirlos, se establece en tanto una persona con gloria tiene éxito, pero una persona exitosa no siempre tiene gloria.
Ingenieros (1913) dice:
“En la lucha por el éxito pueden triunfar los mediocres, pues se adaptan mejor a las modas ideológicas reinantes; para la gloria solo cuentan las obras inspiradas por un ideal y consolidadas por el tiempo, que es donde triunfan los genios” (p.90).
En el mismo orden de ideas, para alcanzar la gloria, es necesario visualizarse en áreas que nos gusten y nos inviten a superarnos cada día más, pues es ahí donde nacen las ilusiones y el desarrollo de la imaginación, aspectos de gran importancia para todo gran idealista, debido al valor que tienen para dirigir la conducta e impulsar a lo perfecto, respectivamente. Además, debe estar dispuesto a adaptarse a diferentes entornos sociales, salir de la rutina y arriesgarse, es lo que diferencia a un hombre con ideales de un hombre conformista.
¿QUÉ NOS IMPIDE ALCANZAR LA GLORIA? Entre los principales obstáculos que encontramos están: La hipocresía, la envidia y la falta de ideales. Estas “Son producto de dos factores: la herencia y la educación” (Ingenieros, 1913, p.39). La herencia se refiere al factor genético, la educación a todo lo que este recibe desde la cuna a la sepultura.
La hipocresía, aún peor que la mentira, nace como la búsqueda de un beneficio inmediato, crea una personalidad forzosamente utilitaria y oportunista, hasta el punto en que llega a traicionar los principios y los valores que construimos como personas, en homenaje a este beneficio. El hipócrita vive en su propia mentira, nunca hace lo que dice y su palabra va perdiendo credibilidad para sí mismo, su vida es completamente rutinaria y es totalmente complementaria a la ajena, nunca se centra en sus ideales porque simplemente no los tiene, se dedica a la complacencia de los deseos del otro con el objetivo de conseguir lo que quiere de forma fácil, el hombre hipócrita, en otras palabras, es aquel que se aferra a la rutina y renuncia a uno de los principales valores del hombre: El pensamiento.
La envidia se construye en el pensamiento y el sentimiento de inferioridad respecto de su objeto, de una forma inconsciente, el envidioso, desea tener lo que el otro tiene y no lo que objetivamente el mismo quiere. El talento es el tesoro más envidiado entre todos los hombres y ante la incapacidad de sentir satisfacción con lo propio de sí mismo, la envidia, crea el sentimiento de destrucción hacia lo ajeno y conduce a la mediocridad del criticastro.
Ingenieros (1913) afirma:
“La incapacidad de crear le empuja a destruir. Su falta de inspiración le induce a rumiar el talento ajeno, empañándolo con espaciosidades que denuncian su irreparable ultimidad” (p. 139).
Los gloriosos tienen un principio de moralidad que es necesario adoptar, este se basa en construir el merito propio sin la destrucción del ajeno, pues aquel que está en la capacidad de crearse un destino con su talento y su sacrificio tiene la tendencia a admirar el de los demás; La búsqueda de gloria propia nunca va a estar correspondida por el opacamiento de la ajena.
L a falta de ideales es la principal característica de un mediocre, esta nace de la actitud que adopta el hombre o la falta de iniciativa y decisión para plantearse ser alguien lleno de gloria. Un hombre sin ideales está condenado a ser rutinario, imitativo y a depender la mayor parte del tiempo de los pensamientos y las acciones de los demás, por lo tanto, será siempre como un parasito, porque no tiene la capacidad de determinar lo que quiere y luchar por ello.
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