Análisis completo 1ª parte del Mundo de Sofía
Enviado por Nerea Martínez • 7 de Junio de 2016 • Resumen • 5.747 Palabras (23 Páginas) • 426 Visitas
EL MUNDO DE SOFÍA
El jardín del Edén
Jorunn y Sofía volvían del instituto hablando del cerebro del ser humano. Jorunn opinaba que el cerebro humano era como un sofisticado ordenador. Sofía no estaba muy segura de estar de acuerdo, ella opinaba que un ser humano tenía que ser algo más que una máquina.
Sofía se preguntaba cuál era la causa de que kilos de una materia vegetal verde saliera a chorros de la tierra inanimada en cuanto las temperaturas subían y desaparecían los últimos restos de nieve.
Cuando llega Sofía a su casa mira en el buzón y se encuentra un sobre para ella con una notita que ponía ¿Quién eres? Se puso a pensar en esa pregunta pero no sabía la respuesta, sabía que era Sofía Amundsen pero, ¿y si se hubiera llamado algo completamente distinto? ¿Habría sido otra?
Fue al baño para mirarse al espejo y preguntarse quién era y por un instante llegó a dudar de si era ella o la del espejo la que había hecho la pregunta.
Después de pensar en esa extraña pregunta le vinieron más dudas como ¿es realmente el parto lo que decidía el aspecto que uno iba a tener? ¿no resultaba extraño el no saber quién era? ¿No era también injusto no haber podido decidir su propio aspecto? ¿Qué es un ser humano?
Mientras está en el jardín Sofía se pregunta si habría alguna vida más allá de la muerte y si no era injusto que la vida tuviera que acabarse alguna vez.
En el camino de gravilla Sofía se quedó pensando y llegó a la conclusión de que la vida y la muerte eran como dos caras del mismo asunto, que son inseparables. No se puede tener la sensación de existir sin tener también la sensación de tener que morir, de la misma manera, resulta igualmente imposible pensar que uno va a morir, sin pensar al mismo tiempo en lo fantástico que es vivir.
Sofía fue otra vez a mirar en el buzón para ver si había otro sobre y se sobresaltó al descubrir un sobre idéntico al primero. Había una nota que ponía ¿De dónde viene el mundo? No lo sabía. Por primera vez en su vida pensó que casi no tenía justificación vivir en un mundo sin preguntarse siquiera de dónde venía ese mundo. Sofía sabía que la Tierra no era sino un pequeño planeta en el inmenso universo. ¿Pero de dónde venía el universo?
Podría ser, naturalmente, que el universo hubiera existido siempre; en ese caso, no sería preciso buscar una respuesta sobre su procedencia. ¿Pero podía existir algo desde siempre? Sofía no estaba muy segura. Todo lo que es, tiene que haber tenido un principio, ¿no? De modo que el universo tuvo que haber nacido en algún momento de algo distinto.
Pero si el universo hubiera nacido de repente de otra cosa, entonces esa otra cosa tendría a su vez que haber nacido de otra cosa. Al fin y al cabo, algo tuvo que surgir en algún momento de donde no había nada de nada. ¿Pero era eso posible?
Podía pensar que Dios había creado el universo, ¿pero y el propio Dios, qué? ¿Se creó él a sí mismo partiendo de la nada?
Por tercera vez Sofía se fue al buzón y vio una postal que tenía sellos noruegos y un sello en el que ponía “Batallón de las Naciones Unidas” a su nombre. En la postal había un texto escrito hacia una chica llamada Hilde de parte de su padre en el que la felicitaba. Sofía se preguntó quién era esa Hilde que cumplía quince años poco más de un mes antes del día en que también ella cumplía quince años?
EL SOMBRERO DE COPA
Sofía estaba en el instituto pero le resultaba difícil concentrarse en lo que decía el profesor; le parecía que sólo hablaba de cosas sin importancia. ¿Por qué no hablaba de lo que es el ser humano, o de lo que es el mundo y de cuál fue su origen?
Al volver del instituto Sofía miró ansiosa el buzón y encontró un sobre grande con su nombre donde ponía “curso de filosofía”. En el sobre había tres hojas escritas a máquina y unidas con un clip. Sofía empezó a leer.
¿Qué es la filosofía?
¿Hay algo que debería interesar a todo el mundo? ¿Existe algo que concierna a todos los seres humanos, independientemente de quiénes sean o de qué parte del mundo vivan? Sí, hay algunas cuestiones que deberían interesar a todo el mundo.
¿Qué es lo más importante en la vida? Hay algo que todo el mundo necesita. Necesitamos encontrar una respuesta a quién somos y por qué vivimos.
Interesarse por el por qué vivimos no es, por lo tanto, un interés tan fortuito o tan casual como, por ejemplo, coleccionar sellos.
La mejor manera de aproximarse a la filosofía es plantear algunas preguntas filosóficas:
¿Cómo se creó el mundo? ¿Existe alguna voluntad o intención detrás de lo que sucede? ¿Hay otra vida después de la muerte? ¿Cómo podemos solucionar problemas de ese tipo? Y, ante todo: ¿cómo debemos vivir?
Vemos que resulta más fácil hacerse preguntas filosóficas que contestarlas.
A la hora de formar nuestra propia opinión sobre la vida, puede resultar de gran ayuda leer lo que otros han pensado.
Aunque una pregunta resulte difícil de contestar puede, sin embargo, pensarse que tiene una, y sólo una respuesta correcta. O existe una especie de vida después de la muerte, o no existe.
Uno de los viejos filósofos griegos que vivió hace más de dos mil años pensaba que la filosofía surgió debido al asombro de los seres humanos. Al ser humano le parece tan extraño existir que las preguntas filosóficas surgen por sí solas, opinaba él.
LOS MITOS
La visión mítica del mundo
Por filosofía entendemos una manera de pensar totalmente nueva que surgió en Grecia alrededor del año 600 a. C. Hasta entonces, habían sido las distintas religiones las que habían dado a la gente las respuestas a todas esas preguntas que se hacían. Estas explicaciones religiosas se transmitieron de generación en generación a través de los mitos. Un mito es un relato sobre dioses, un relato que pretende explicar el principio de la vida.
Los filósofos griegos intentaron enseñar a los seres humanos que no debían fiarse de tales explicaciones.
Antes de que el cristianismo llegara a Noruega, la gente creía que Tor viajaba por el cielo en un carro tirado por dos machos cabríos. Cuando agitaba su martillo, había truenos y rayos.
Cuando hay rayos y truenos, también suele llover. La lluvia tenía una importancia vital para los agricultores.
Es decir: la respuesta mítica a por qué llueve, era que Tor agitaba su martillo
Resultaba en sí incomprensible cómo las plantas en el campo crecían y daban frutos, pero los agricultores intuían que tenía que ver con la lluvia. Y, además, todos creían que la lluvia tenía algo que ver con Tor, lo que le convirtió en uno de los dioses más importantes del Norte.
...