Apologia De Socrates
Enviado por mikeabi • 23 de Marzo de 2014 • 1.137 Palabras (5 Páginas) • 198 Visitas
Apología de Sócrates.
Sócrates empieza por dejar en claro que es mentira lo que sus acusadores han dicho de él y que en su defensa, él si se ajustará, como siempre, a la verdad. Lanza además, una daga con la punta anestesiada a algunos de los atenienses que lo juzgarán, pues cuando les solicita que lo disculpen, por no defenderse con el lenguaje de los tribunales, pues sólo conoce el lenguaje que acostumbra a usar en las plazas públicas, donde “muchos de vosotros me habéis oído les está diciendo que de condenarlo, deberían de condenarse ellos también, por haberlo seguido en sus discursos. Deja la impresión que Sócrates ya intuye el desenlace de este juicio.
Hace esta diferencia, porque indica que sus detractores lo acusan desde hace mucho tiempo atrás (él tiene 70 años para ese momento y que estas acusaciones han calado hondo en las mentes de otros, de tal forma, que tiene en su contra, no solo a quienes lo calumnian desde siempre, sino además a los que han sido persuadidos y a su vez han persuadido a otros de que Sócrates no cree que haya dioses.
Menciona a sus acusadores: Melito, Anito y Licón, que representan a los poetas, artífices y políticos y a los oradores, respectivamente. Luego, lee su acusación: “Sócrates es culpable de tratar de penetrar, con curiosidad impía, los secretos de la tierra y del cielo, de hacer de una mala una buena causa y de enseñar a otros cosas semejantes.
Sócrates, dialogando con sus juzgadores, en un franco monólogo, les dice, como hablando en voz alta: ¿De dónde vienen esas calumnias que se han difundido contra ti? Y responde: viene de cierta sabiduría que hay en mí, aunque más adelante dice que no la tiene. Explica que Cherefón, su amigo de la infancia, un día fue a Delfos, preguntó al oráculo si había en el mundo un hombre más sabio que Sócrates y la Pita respondió que no.
Sócrates intenta comprender el significado del oráculo y busca a hombres sabios: poetas, políticos, oradores y artífices para corroborar que si existen hombres más sabios que él, sin embargo, se percata que, a los ojos de casi todos, estos pasaban por sabios sin serlo. Intentó convencerlos de tal error y esto le generó el odio de muchos. Es evidente que hace 2300 años, así como hoy, conducirse de esta forma, es asegurarse el desprecio de los otros y una forma de suicidarse.
Esto, que ha sido el origen del odio que le tienen, y que, pienso, le valió una fama de arrogante, aunque él se perciba muy humilde, será lo que a la postre, posiblemente, termine siendo la causa de su condena, pues está confirmando con sus propias palabras, lo que de boca en boca se transmitido y entre los 500 que lo juzgan, sin lugar a dudas, habrán habido: poetas, políticos y artífices.
Termina reafirmando: “Por esto es por lo que se me odia, por decir la verdad”
Termina entonces por decir lo que quiso decir el Oráculo: “Mortales, el más sabio de vosotros es aquél que, a ejemplo de Sócrates, reconoce que nada es su sabiduría. Sin embargo su humildad de reconocer que nada sabe, pienso, es, precisamente, la leña que hace encienda la hoguera del odio hacia él.
Ante las acusaciones, ya transcritas arriba, Sócrates se defiende atacando a sus difamadores. Acusa a Melito de mentiroso de petulante y de insolente. Y lo confronta. Le refuta
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