Apologia De Socrates
Enviado por DV25 • 6 de Febrero de 2014 • 3.495 Palabras (14 Páginas) • 217 Visitas
Inicia la obra, escrita por Platón, entre el 393 y 389 a.C[1]con la autodefensa que Sócrates se hace ante el pueblo de Atenas, diciendo:
“No sé, atenienses, no sé..”[2]. Estas palabras que serán precisamente, el inicio del final de su vida, constituyen el centro de su filosofía: “sólo sé que no se nada”. Aunque en estas primeras líneas se refiere a que él no sabe cuál es la impresión que ha causado la acusación en las mentes de sus juzgadores, luego de la lectura de la totalidad de la Apología, queda claro, que ya él lo suponía[3]
La obra se puede dividir en las siguientes partes:
1. Primera parte
a. La introducción
b. La acusación
c. La explicación del porqué se le acusa
d. Su interpretación del Oráculo de Delfos
e. La refutación de los cargos
f. La autoaniquilación: decir la verdad
2. Segunda parte
a. La aceptación
b. El señalamiento de la pena
3. Tercera parte
a. La profecía
PRIMERA PARTE
a- La introducción:
Sócrates empieza por dejar en claro que es mentira lo que sus acusadores han dicho de él y que en su defensa, él si se ajustará, como siempre, a la verdad. Lanza además, una daga con la punta anestesiada a algunos de los atenienses que lo juzgarán, pues cuando les solicita que lo disculpen, por no defenderse con el lenguaje de los tribunales, pues sólo conoce el lenguaje que acostumbra a usar en las plazas públicas, donde “muchos de vosotros me habéis oído[4]les está diciendo que de condenarlo, deberían de condenarse ellos también, por haberlo seguido en sus discursos. Deja la impresión que Sócrates ya intuye el desenlace de este juicio.[5]
Acto seguido, describe cómo será el desarrollo de su defensa:
Responder a las primeras acusaciones falsas.
Responder a sus primeros acusadores
Responder a las acusaciones más recientes.
Hace esta diferencia, porque indica que sus detractores lo acusan desde hace mucho tiempo atrás (él tiene 70 años para ese momento[6]y que estas acusaciones han calado hondo en las mentes de otros, de tal forma, que tiene en su contra, no solo a quienes lo calumnian desde siempre, sino además a los que han sido persuadidos y a su vez han persuadido a otros de que Sócrates no cree que haya dioses.
b- La acusación
Menciona a sus acusadores: Melito, Anito y Licón, que representan a los poetas, artífices y políticos y a los oradores, respectivamente. Luego, lee su acusación: “Sócrates es culpable de tratar de penetrar, con curiosidad impía, los secretos de la tierra y del cielo, de hacer de una mala una buena causa y de enseñar a otros cosas semejantes.”[7] Más adelante leerá: “Sócrates es culpable de corromper a los jóvenes, de no reconocer a los dioses del Estado y de introducir nuevas divinidades.[8]”
c- La explicación del porqué se le acusa
Sócrates, dialogando con sus juzgadores, en un franco monólogo, les dice, como hablando en voz alta: ¿De donde vienen esas calumnias que se han difundido contra ti? Y responde: viene de cierta sabiduría que hay en mí, aunque mas adelante dice que no la tiene. Explica que Cherefón, su amigo de la infancia, un día fue a Delfos, preguntó al oráculo si había en el mundo un hombre más sabio que Sócrates y la Pita respondió que no.
Sócrates intenta comprender el significado del oráculo y busca a hombres sabios: poetas, políticos, oradores y artífices para corroborar que si existen hombres más sabios que él, sin embargo, se percata que, a los ojos de casi todos, estos pasaban por sabios sin serlo. Intentó convencerlos de tal error y esto le generó el odio de muchos. Es evidente que hace 2300 años, así como hoy, conducirse de esta forma, es asegurarse el desprecio de los otros y una forma de suicidarse.
Esto, que ha sido el origen del odio que le tienen, y que, pienso, le valió una fama de arrogante, aunque él se perciba muy humilde, será lo que a la postre, posiblemente, termine siendo la causa de su condena, pues está confirmando con sus propias palabras, lo que de boca en boca se transmitido y entre los 500 que lo juzgan, sin lugar a dudas, habrán habido: poetas, políticos y artífices.
Termina reafirmando: “Por esto es por lo que se me odia, por decir la verdad”[9]
d- Su interpretación del Oráculo de Delfos
Termina entonces por decir lo que quiso decir el Oráculo: “Mortales, el más sabio de vosotros es aquél que, a ejemplo de Sócrates, reconoce que nada es su sabiduría.”[10] Sin embargo su humildad de reconocer que nada sabe, pienso, es, precisamente, la leña que hace encienda la hoguera del odio hacia él.
e- La refutación de los cargos
Ante las acusaciones, ya transcritas arriba, Sócrates se defiende atacando a sus difamadores. Acusa a Melito de mentiroso[11]de petulante y de insolente[12]Y lo confronta. Le refuta sus alegatos y los aniquila con sus preguntas. Primeramente le cuestiona ¿quién es la persona capaz de hacer mejores a los jóvenes? A lo que Melito contesta, las leyes. Le vuelve a plantear la pregunta y contesta Los Jueces (Jueces y Leyes están en absoluta concordancia).
En mi criterio, la respuesta de Melito es muy efectiva para acorralar a Sócrates, pues si este niega lo que dice Melito, estará diciendo que los 500 jueces (que lo están juzgando) y las leyes creadas por los mismos atenienses, son incapaces de hacer más virtuosos a los jóvenes, ergo, serán sus corruptores. Si por el contrario, acepta, como cierto, que esos 500 jueces son todos capaces de hacer mejor a los jóvenes, estaría aceptando que, por su envestidura de jueces, son hombres sabios y virtuosos, lo cual, a todas luces no es así. Sócrates sabía que Melito nunca contestaría la respuesta que él quería: el filósofo. Al final, la pregunta de Sócrates termina interpretándose como: ¿Quién es la única persona capaz de hacer peor a los jóvenes? Y para Melito sólo tiene una respuesta: Sócrates.
Así las cosas, Sócrates descalifica la respuesta de Melito, pero por su puesto, termina con ello de echar unas gotas más de cicuta a la copa que tendrá que beber.
En vista que está siendo acusado de corromper a los jóvenes, pregunta: ¿Qué cosa es mejor para ti, vivir entre gentes de bien o entre malvados? ¿No es verdad que los malos hacen siempre mal a los que están cerca de ellos y los buenos hacen siempre algún bien a los que con ellos viven? ¿Habrá, pues alguien que quiera
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