Apología de Socrates. En el año 399 a.C., en Atenas, Sócrates fue acusado por Meleto
Enviado por hectorjrdrs • 1 de Enero de 2016 • Resumen • 1.545 Palabras (7 Páginas) • 335 Visitas
Resumen
En el año 399 a.C., en Atenas, Sócrates fue acusado por Meleto, el cual estaba asociado con Ánito y Licón, de impiedad ante el arconte rey. La impiedad era una acusación gravísima en aquella época, una época en la que no eran posibles las acusaciones políticas por estar vigente la amnistía.
Tras esta acusación, Sócrates se dispuso a defenderse, y para ello empieza hablando de sus acusadores los cuales se habían encargado de persuadir a los atenienses y decir de él muchas mentiras, unas mentiras que Sócrates responderá con la verdad.
Comienza su defensa avisando a los jueces de la forma de hablar que va a utilizar diciendo por ejemplo:
“…que no os cause extrañeza, ni protestéis por ello…”
Después de este aviso, describe dos tipos de acusadores, los acusadores más recientes, refiriéndose a Mileto, y los más antiguos, a los que hace referencia diciendo que son los peores ya que “acusaban in absentia”, sin defensor presente, desde hace ya bastante tiempo.
Empezará defendiéndose de estos últimos, enunciando la acusación dicha por estos acusadores tiempo atrás:
“Sócrates comete delito y se mete en lo que no debe al investigar las cosas subterráneas y celestes, al hacer más fuerte el argumento más débil y al enseñar estas mismas cosas a otros”
Como es de esperar niega rotundamente esta acusación y en primer lugar, les dice a estos que allí le juzgaban que se preguntaran entre ellos si había hablado de esos temas. Y en segundo lugar, criticando a algunos sofistas como Gorgias de Leontinos, Pródico de Ceros, Hipias de Élide e incluso a Eveno de Paros, deja claro que él no ha cobrado nunca por transmitir sus ideas, que es algo propio de los sofistas que se creen muy sabios. Una sabiduría que hace referencia Sócrates, diciendo que él no llegaba a esa “gran sabiduría” que llegaban a tener estos sofistas para cobrar por sus conocimientos.
Pero entonces, ¿Cómo pudo alcanzar Sócrates tal fama?, se preguntaba él mismo delante de los jueces. Pues responde a esta pregunta diciendo que él es sabio, pero de una sabiduría propia del hombre no como la de los sofistas que es “mayor que la propia de un hombre”.
Sócrates cuenta como Querefonte fue a preguntarle al oráculo si había alguien más sabio que Sócrates a lo que el oráculo respondió que no. Tras esto Sócrates se dispuso a comprobar si lo dicho por el oráculo era cierto y comenta cómo fue esa búsqueda.
Al conocer lo dicho por el oráculo estuvo confuso y quiso comprobar si era cierto buscando personas que fueran más sabias que él. Comenzó dialogando con los políticos, luego con los poetas y por último con los artesanos. Pero todos eran menos sabios que él y lo explicaba así de cada uno con quien hablaba:
“Este hombre cree saber algo y no lo sabe, en cambio yo, así como, en efecto, no sé, tampoco creo saber”.
Sócrates era consciente de su falta de conocimiento en algunos temas pero ellos no, por eso era más sabio él que ellos. Al hablar con cada grupo y diciéndoles que de verdad no eran sabios, como estos políticos, poetas o artesanos creían ser, consiguió grandes enemistades, tanto con aquellos como con la parte del pueblo que los seguía.
Con esto, explica Sócrates, que su búsqueda de la verdad fue la que le llevó a tener esa falsa opinión desde antiguo. Donde Meleto, uno de sus acusadores, representa al grupo de poetas, Anito al grupo de los políticos y Licón al de los oradores, estos tres utilizando esas enemistades desde antiguo lo acusaron.
Con estos argumentos, Sócrates responde a la pregunta de ¿Dónde ha salido su mala fama? Además de defenderse de estos acusadores a los que cataloga de “los peores”.
Después de esto da paso a la defensa de los acusadores recientes comenzando igual que la otra vez, enunciando la acusación:
“Sócrates delinque corrompiendo a los jóvenes y no creyendo en los dioses en los que la ciudad cree, sino en otras divinidades nuevas”
Para esta acusación Sócrates examina parte por parte comenzando por la que dice que “delinque corrompiendo a los jóvenes”. Y para ello interroga a Meleto.
Comienza preguntándole quién hace mejor a los jóvenes y con lo que va respondiendo Meleto, Sócrates consigue sacar dos conclusiones de las respuestas de Meleto que son: “todos los atenienses los hacen buenos y honrados excepto yo”, y que él es un gran ignorante ya que hace malvados a los más cerca para que le hagan daño a Él voluntariamente, dos conclusiones que no tienen sentido con lo que consigue sacar de ese interrogatorio, esa despreocupación
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