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Argumentacion


Enviado por   •  10 de Julio de 2014  •  1.552 Palabras (7 Páginas)  •  276 Visitas

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Síntesis de Tratado de la argumentación

INTRODUCCIÓN

En el siguiente texto tengo la intención de explicar de una forma clara lo que he podido entender sobre el Tratado de “La argumentación, de Chaim Perelman ya que la retórica, consiste en el estudio del uso del lenguaje con fines persuasivos o estéticos ligados a la comunicación.

Perelman nos habla principalmente del arte de la argumentación, nos dice que el fin de la argumentación es lograr la adhesión del auditorio a una tesis planteada.

Toda la argumentación, según Perelman y Olbrechts-Tyteca, debe originarse de un punto de acuerdo; las materias debatibles particularmente no se pueden introducir sin la existencia de un suficiente consenso anterior o las premisas antecedentes y relacionadas que se hayan establecido.

Las bases del acuerdo se dividen en dos categorías: la primera se ocupa de hechos, verdades y presunciones; la segunda de valores, jerarquías y loci de lo preferible o preferencias y pretericiones.

Los hechos y las verdades se forman normalmente antes de la discusión; éstos son los aspectos de la realidad que convienen por ejemplo las audiencias universales según lo concebido por el orador. Ni hechos ni verdades proporcionan oportunidad para el conflicto; Perelman explica que la presuposición de una realidad coherente con hechos y verdades tomados en conjunto no puede generar ningún conflicto para tomar una decisión. Las presunciones en forma de hechos y verdades no necesitan ser defendidas. Si la discusión requirió presunciones de oposición, sin embargo, el orador puede volcar la opinión anterior probando un caso opuesto.

Perelman y Olbrechts-Tyteca afirman que cualquier esfuerzo que tenga como objetivo justificar reglas de justicia encontrará siempre su fin en un principio injustificado, en un valor arbitrario. Esto es algo que se deriva de la naturaleza misma de cualquier sistema de justicia.

Por otra parte, dada la pluralidad de los valores, y su oposición y carácter arbitrario, el razonamiento es incapaz de decidir cuál de los antagonistas tiene razón, debido a la falta de acuerdo sobre los principios que podrían servir de punto de partida a la discusión. Desde tales postulados, dando por sentado el carácter arbitrario de los valores, su pluralidad y oposición.

Perelman concluye radicalmente en que no puede existir una justicia absoluta fundada racionalmente Perelman modifica las premisas de su teoría al distinguir tres factores cuya consideración no puede simplificarse en una perspectiva general: el valor que funda la justicia, las reglas que la enuncia y el acto que la realiza. Mientras que el primero, ciertamente, no puede ser determinado según un estricto criterio de racionalidad; no ocurre lo mismo con los otros dos.

Tanto los juicios de valor que enuncian la justicia, como las atribuciones mediante las que tales juicios de valor se realizan, si existe acuerdo sobre unos criterios determinados de justicia, son susceptibles de un establecimiento racional.

Dentro de las premisas de la teoría de la argumentación racional, la distinción entre juicios de verdad y juicios de valor sigue siendo crucial. Los juicios de verdad son los enunciados lingüísticos de los que se valen los científicos para exponer sus teorías, mientras que las decisiones jurídicas descansan sobre juicios de valor, como las decisiones morales o cualquier otro discurso de carácter axiológico. Justificar un juicio de verdad sería bastante fácil.

Es suficiente con proceder a su demostración empírica, contrastando la realidad de los hechos con la referencia significativa del juicio de verdad. Pero esta demostración no es posible en el caso de los juicios de valor, ya que éstos no tienen referente empírico.

Perelman y Olbrechts-Tyteca dejan en un segundo plano el acuerdo o la creencia Subjetiva, el resultado de hecho de la argumentación, para centrarse en el carácter racional de la adhesión. Esto les obliga a abundar en la distinción clásica entre convencer y persuadir. En este sentido, se manifiestan sin ambages a favor de la razón, decantándose por la convicción como objetivo de la argumentación racional. Perelman y Olbrechts-Tyteca hacen entroncar su solución con la tradición racionalista clásica.

La retórica o argumentación racional, tal y como es concebida por Perelman y Olbrechts-Tyteca, no busca persuadir. Pretenden construir una teoría racional de la argumentación y, en este sentido, dan primacía a la convicción sobre la persuasión. Tratan de fundamentar una lógica específica que tiene como finalidad identificar argumentos capaces de convencer, esto es, válidos objetivamente. Lo cual quiere decir, en primer lugar, que la eficacia no se liga al efecto, sino a los cánones de aceptabilidad racional vigentes en una determinada comunidad científica.

Razón por la cual, cuando se habla de argumentación racional o nueva

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