Aristóteles Relación De Autores

Política: Son muchos los autores que a lo largo de la historia han hablado del origen de la sociedad y del estado, tema central del texto.

La postura de Aristóteles presenta diferencias en relación con la de los Sofistas para quienes el estado y las leyes son convencionales: proceden del acuerdo entre los hombres en base a lo que es útil y convierte en cada contexto.

También con los pensadores del helenismo mantienen diferencias. Para Aristóteles la ciudad-estado es autarquía, (autosuficiente) y en ella el individuo que no se basta así mismo encuentra el mayo bien y las condiciones para la felicidad. Para cínicos, estoicos y epicúreos, en cambio, el individuo es autosuficiente. Recomiendan apartarse de la vida pública y de la política porque entorpece la vida personal y dificulta la felicidad.

Para su maestro Platón tiene una fuerte influencia: como hizo Platón con la República, Aristóteles escribe la política para ayudar a salir de la crisis de ideas y valores que deterioran la vida de las polis. Pero critica el idealismo ético y político de Platón y se diferencia en muchos planteamientos. Para Aristóteles el bien y felicidad no son, como decía Platón, “ideas en sí” ni tienen una existencia separada de la vida humana, sino que se realizan en la práctica de la vida personal y social.

Tomás de Aquino en el S. XIII sigue a Aristóteles no solo en sus doctrinas sino sobre todo en la base de conceptos y principios en que se fundamentan. También para él, el hombre es social por naturaleza y el estado se funda en la naturaleza humana.

La influencia aristotélica se nota también en la interpretación finalista de la naturaleza humana en la ética tomasiana. La felicidad es el fin último del hombre y la ética consiste en la plena realización de la naturaleza humana. Es en ella donde arraigan el conjunto de normas básicas que constituyen la Ley Natural, una de las doctrinas éticas de Tomás de Aquino que más han incidido en la cultura de occidente.

La cuestión del origen de la sociedad civil y del estado se platea con fuerza en la filosofía moderna y en la Ilustración.

El libro V de la Política de Aristóteles inspira muchos pasajes de El Príncipe, de Maquiavelo. Y en las teorías de Locke, de Hobbes Y de Rousseau podemos encontrar aceptaciones y rechazos de la doctrina de nuestro autor.

Locke parte también de “la naturaleza humana” y se pregunta cuál es el “estado de naturaleza” del ser humano para ver si el hecho de ser ciudadano, de pasar del estado de naturaleza (salvaje) al ciudadano, deriva de la naturaleza o de la convención, pacto o acuerdo.

En el estado de la naturaleza, que para Locke es bueno, resulta muy difícil al hombre defender y garantizar sus derechos naturales. De ahí que la razón les lleve a aceptar libremente un consenso por el que renuncian a parte de su libertad para asegurar la paz y la defensa de sus derechos, cosa que encomienda a los gobernantes. El origen de la sociedad está en este acuerdo o pacto.

Para Hobbes el hombre no es por naturaleza social, sino todo lo contrario “el hombre es un lobo para el hombre”; el estado de naturaleza es un estado de agresividad y violencia: el hombre es como el monstruo Leviatán que aparece en la Biblia. El Estado surge por un contrato entre los hombres y se mantiene por la fuerza que impone el que gobierna. Como se trata de un contrato forzado por la necesidad es un contrato alienante y que no libera al hombre. Pero le da seguridad.

En cambio para Rousseau, para quien el Estado tampoco procede de la naturaleza sino del acuerdo, el contrato que da origen a la sociedad debe ser un “contrato de libertad”. Los hombres se someten, sí, pero a unas leyes que ellos mismos han acordado racionalmente y que no proceden de la imposición de ningún tirano si no de “la voluntad general” en favor del interés de todos.

En la ética discursiva de Habermas y en la teoría de la justicia de Rawls se puede rastrear también una semejanza con la ideas del texto comentado en cuanto que para Aristóteles el consenso que funda los derechos y deberes y se expresa en las leyes, procede del lenguaje, de la comunicación libre de los ciudadanos, teóricamente iguales en derechos.

Por último, no hay duda de que Marx lee la Política de Aristóteles cuando critica la división del trabajo en trabajos liberales y serviles

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