Buber
Enviado por marianisba • 10 de Marzo de 2014 • Práctica o problema • 573 Palabras (3 Páginas) • 221 Visitas
En el libro ¿Qué es el hombre? Buber habla sobre el cuestionamiento principal que a lo largo de toda la historia muchos pensadores se han hecho con referencia del hombre.
Sin embargo, ante tal problema Kant es el único que responde mejor este pregunta, según Kant esta última se puede responder a partir de cuatro preguntas:
• 1.-¿Qué puedo saber?
• 2.-¿Qué debo hacer?
• 3.-¿Qué me cabe esperar?
• 4.-¿Qué es el hombre?
El dice que las primeras tres preguntas están relacionadas con la última, es decir, con resolver la pregunta ¿Qué es el hombre? Se descubre aquello que se puede saber, hacer y esperar, ya que las tres primeras preguntas están planteadas de tal modo que sus respuestas son limitadas;
Si bien, existen muchas ciencias que estudio al hombre, existe la antropología filosófica, que tiene como objeto de estudio al mismo hombre, de la cual muchos pensadores se han ayudado para poder mostrar qué es el hombre, pero el problema de la antropología filosófica según Buber, es que “En lugar de alcanzar su totalidad genuina, que sólo puede hacerse patente con la visión conjunta de toda su diversidad, lograría nada más una unidad falsa, ajena a la realidad, vacía de ella […] [porque] lo que pretende es, sencillamente, conocer al hombre […] en el sentido más exacto, como objeto” Martin Buber, ¿Qué es el hombre?, México, FCE, 1994, pág. 19.
Por lo tanto, para Buber, no es la ciencia quien reflexiona sobre el hombre sino es el mismo hombre quien reflexiona sobre sí mismo, es decir, tanto el filósofo, el antropólogo o psicólogo, debe entender que el es un ser humano y por eso no es ajeno a sus mismas teorías. Ya que cuando el hombre se introduce en la reflexión de sí mismo es cuando experimenta cierta soledad, comienza a cuestionarse, a problematizarse. De esta forma, es como el hombre hace experiencia de sí mismo.
II De Aristóteles a Kant
La tendencia de los griegos a ver el mundo como un espacio cerrado de sí mismo culmina con Aristóteles, ya que en él, el hombre es también una cosa en el mundo.
El hombre es el que se sorprende y maravilla del hombre como una parte del mundo y de otras muchas cosas “el hombre aristotélico se sorprende y maravilla también del hombre, entre otras muchas cosas, pero nada más que como una parte del mundo, que es maravilloso y sorprende en general” Martin Buber, ¿Qué es el hombre?, México, FCE, 1994, pág. 27-28.
En san Agustín, en cambio, el hombre no es una cosa más entre las demás, ni puede tener un lugar en el mundo sin que se halla dividido entre dos reinos “cuerpo y alma”, por tanto es a la vez escenario y trofeo de la lucha.
No obstante, con Santo Tomás de Aquino, el hombre representa una especie particular que aparece como el horizonte y línea que divide entre la naturaleza espiritual y la corporal, es decir, límite.
Nicolás
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