Caso Chihuahua
Enviado por magilar • 10 de Febrero de 2013 • 1.983 Palabras (8 Páginas) • 354 Visitas
Caso Chihuahua:
Siembra ilegal y contaminación de semillas con maíz genéticamente
modificado, 2007-2008
Cuauhtémoc Valley, Chihuahua, México.
Extraído de www.greenpeace.org/mexico/prensa
Desde la aprobación de la ley mexicana sobre bioseguridad, la industria biotecnológica y sus organizaciones de productores agrícolas aliadas han, hasta ahora, presionado sin éxito para que se autorice una ley de pruebas experimentales de maíz genéticamente modificado. Han continuado presionado incluso cuando aún no se han puesto en marcha importantes disposiciones de la ley, entre las que están el Régimen especial para la protección del maíz (en el cual se determinan oficialmente los centros de origen y de diversidad genética del maíz), cuando no se ha elaborado un mapa de las áreas geográficas donde se encuentra el maíz que debe protegerse, ni los medios que deben emplearse para protegerle. (Artículo 2, sección XI, 86,87 y 88 de la Ley de Bioseguridad). La falta de la implementación de estas disposiciones hace que sea imposible que en México se realicen pruebas en campo con maíz genéticamente modificado. Siembra ilegal En vista de la prohibición de liberación de maíz genéticamente modificado (GM) en el medio ambiente y como una forma de presión contra la prohibición, Armando Villareal Marta, director de Agrodinámica Nacional, A.C., a través de un artículo periodístico publicado el 19 de septiembre de 2007, anunció que en la cooperativa Benito Juárez del municipio de Namiquipa, Chihuahua ilegalmente se había plantado maíz genéticamente modificado. La Unión de Productores de Maíz (UNIPRO), que encabeza Rubén Chávez Villagrán, estuvo de acuerdo. Armando Villareal fue muy explícito al señalar que ese año los productores del estado de Chihuahua habían sembrado sin permiso 2,500 hectáreas de maíz genéticamente modificado. El maíz entró de manera ilegal en México a través de aduanas de la frontera con Estados Unidos, a un precio de $10 dólares por costal. En vista de esta evidente y cínica violación de la ley, en octubre de 2007 las organizaciones de campesinos El Barzón y el Frente Democrático Campesino, así como Greenpeace exigieron que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) llevara a cabo las pruebas necesarias para determinar qué tipo de semilla era la que se había sembrado en Benito Juárez e informara al público al respecto. También pidieron que, en caso que las pruebas demostraran que las semillas sembradas eran de las genéticamente modificadas, entonces se hicieran pruebas también en los maizales vecinos para determinar si habían sido contaminados, que se destruyera toda la semilla contaminada y que se hiciera valer la ley contra aquellos que resultasen responsables. Deseosos de acumular más evidencia, Greenpeace y las organizaciones campesinas de Chihuahua se hicieron a la tarea de conducir pruebas en loscampos de Namiquipa, Ascensión, Álvaro Obregón, Buenaventura and Cuauhtémoc. Aleatoriamente se tomaron siete muestras de 50 hojas de maíz en
cada uno de los campos donde se llevaron a cabo las pruebas. Las muestras se
enviaron al Centro
Nacional de Investigación y Capacitación Ambiental (CENICA) para un análisis de
PCR (reacción en cadena de la polimerasa). El laboratorio detectó secuencias 35S
y NOS en las muestras de maíz tomadas de un campo en el Valle de
Cuauhtémoc. El propietario de la parcela no tenía idea de que su sembradío
contuviera OGMs.
Semilla contaminada
Asimismo, en junio de 2008 Greenpeace hizo pruebas en un costal de maíz
importado de Estados Unidos por el proveedor de maíz Producer Hybrid Seeds.
En 40 gramos de semilla de un costal se detectaron tres variedades distintas de
Monsanto, a saber: NK603, MON810 y MON862. Esta semilla se había estado
distribuyendo en todo el Valle de Cuauhtémoc bajo el nombre de Producer Hybrid
variedad 7525. Ninguno de los productores del valle sabían que la semilla que
estaban sembrando estaba contaminada ni el personal de aduanas tenía
conocimiento de que dicha semilla estuviese contaminada con variedades ilegales.
A pesar de estas alertas, no fue sino en Septiembre de 2008 y después de tomar
180 muestras, que el organismo nacional de fitosanidad, el Servicio Nacional de
Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) detectó y confirmó
científicamente la presencia de maíz genéticamente modificado en 70 hectáreas
de cuatro propiedades del Distrito de Desarrollo Rural del Valle de Cuauhtémoc,
en Chihuahua.
El 23 de noviembre de 2008 el gobierno reveló formalmente un estudio realizado
por el Instituto Nacional de Ecología y la PROFEPA (ambos organismos
pertenecen a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales –
SEMARNAT) donde se confirmaba la presencia de contaminación genética en los
campos de Chihuahua. La información salió a la luz en un artículo del periódico
Reforma, en la sección nacional, página 2, pero no se revelaban los resultados
específicos del estudio.
Falta de voluntad política.
El caso de Chihuahua es evidencia contundente de la falta de capacidad efectiva y
voluntad política del gobierno mexicano para detener la liberación en el
medioambiente de maíz genéticamente modificado. Es inadmisible que en un
centro de origen y de diversidad genética, como lo es México para el maíz, el
gobierno falle en aplicar efectivamente la legislación medioambiental. Lo que es
más, la tardanza de más de quince meses entre el primer anuncio de siembra
ilegal y la evidencia de acción, así como la falta de transparencia y comunicación
de parte de las autoridades mexicanas con quienes inicialmente se reportó el
crimen, y de la sociedad en general, demuestran que existe una clara falta de
preocupación por parte del gobierno mexicano para cumplir con sus
responsabilidades legales para proteger el centro de diversidad del maíz.
Las autoridades responsables no cuentan con un número suficiente de inspectores
ni con la capacidad para verificar, inspeccionar y tomar muestras de OGMs. Esta falta de capacidad se demostró cuando un inspector de PROFEPA, Delegación
Chihuahua, encontró que las parcelas que inspeccionaría ya habían sido
cosechadas. De acuerdo con el inspector “Sólo pude recolectar los restos de las
plantas del maíz; sin embargo, después me informaron que para el análisis de las
muestras
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