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Comparación Platón-Aristóteles


Enviado por   •  30 de Marzo de 2014  •  1.284 Palabras (6 Páginas)  •  326 Visitas

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COMPARACIÓN PLATÓN-ARISTÓTELES Y ACTUALIDAD DE SU PENSAMIENTO

Es innegable la influencia que Platón ejerció sobre Aristóteles quien toma para su

doctrina aspectos esenciales del Platonismo. Sin embargo –no podía ser de otro modo

tratándose de un gran pensador- sometió a dura crítica la doctrina central del

pensamiento platónico: la teoría de las ideas.

Aristóteles coincide con Platón, 1) en la concepción del conocimiento como

conocimiento de lo universal y en la identificación de este universal como principio de

las cosas y 2) se centra como Platón en el mundo de las cosas individuales y trató de

explicar su esencia, el ser de las cosas, que para Platón estaba en las ideas y para

Aristóteles en la forma, o en la unión de materia y forma.

Una diferencia sustancial en este aspecto es que mientras Platón centra su interés en el

abstracto e inmutable plano de las ideas, Aristóteles acentúa el mundo sensible que nos

rodea. Es cierto que se educó en esta concepción platónica de la realidad, aunque con el

tiempo la fue abandonando al descubrir sus inconvenientes: no entiende la relación

platónica idea-cosa, la “participación”. Aristóteles vincula con más claridad la esencia

de una cosa, su idea, a la cosa misma (no puede existir separada de ella). Por otro lado,

si el mundo sensible es una copia imperfecta de las ideas, para Aristóteles sería

inadmisible la existencia de las ideas perfectas de todo lo malo y negativo que hay en el

mundo. Otro grave inconveniente que Aristóteles descubre en la Teoría de las ideas es

que no consigue explicar lo que caracteriza el mundo material y sensible: el movimiento

y el cambio, ya que las ideas platónicas son inmóviles y eternas y no pueden ser causa

ni del movimiento ni del cambio. Aquí se introduce una genialidad de Aristóteles al

afirmar que el movimiento es paso de potencia (capacidad de ser) a acto (Ser de hecho).

De modo general podemos decir que el plano de las ideas platónico, más allá de lo

sensible (Aunque no debemos entender esto como un “lugar”) es relegado en

Aristóteles a favor del mundo sensible. El cuadro de Rafael en los museos vaticanos,

que refleja a Platón con el dedo índice levantado y a Aristóteles con la palma de la

mano hacia abajo, es expresión plástica de lo que venimos comentando.

Otra de las grandes cuestiones filosóficas que enfrenta a maestro y discípulo fue la

naturaleza del conocimiento. Ambos dieron respuestas diferentes a esta cuestión. Para

Platón el conocimiento consistía básicamente en un proceso de recuerdo. El alma, afín a

las esencias inmutables (ideas), ya las había contemplado antes de reencarnarse, es

decir, las ideas son innatas, se encontraban ya en el alma y ahora sólo precisa

recordarlas (reminiscencia). Sin embargo, Aristóteles no acepta la existencia innata de

las ideas. Para él, el alma al nacer, es como una “hoja en blanco”, vacía, y todo lo que

lleguemos a conocer lo iremos adquiriendo a través de la información que nos

proporcionan los sentidos.

El dualismo ontológico de Platón llevaba a un alejamiento e infravaloración de lo

sensible. Sin embargo, para Aristóteles, no hemos de alejarnos de las cosas sensibles y

materiales, porque éstas son las únicas que nos pueden acercar al auténtico

conocimiento, por lo que no comparte la devaluación platónica de los sentidos. Aunque

para Aristóteles, con los sentidos no es suficiente, sino que el entendimiento humano ha

de ser capaz de abstraer las formas inteligibles de las cosas, prescindiendo de lo

particular y sensible, que le presentan los sentidos. El proceso es el siguiente: nuestros

sentidos perciben un objeto, después la imaginación forma una imagen; entonces el

entendimiento agente ilumina la imagen y extrae su forma inteligible, es decir, lo que

hay en ella de universal y abstracto, que es el fundamento o esencia de la cosa.

Por otro lado, la concepción aristotélica del hombre difiere esencialmente de la de

Platón. Este último mantenía que el hombre era un compuesto de dos realidades

contrapuestas tanto por su naturaleza como por su origen; cuerpo y alma cuya unión era

antinatural y forzada, accidental y transitoria. Para Platón el alma es de naturaleza

espiritual, inmaterial, eterna e inmortal y procede del mundo inteligible, mientras que el

cuerpo es de naturaleza material y mortal,

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