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Con Los Valores Quien Se Anima?


Enviado por   •  23 de Enero de 2015  •  7.690 Palabras (31 Páginas)  •  151 Visitas

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Resumen del Libro:

Con los valores quien se anima

Resumen del Libro:

Con los valores quien se anima?

Indice

1. Prólogo

2. “ La Sociedad y los Valores”

3. ¿A qué valores le damos la prioridad?

4. “Enseñar desde las convicciones.”

5. El docente como modelo de identificación axiológica

6. La inspiración de valores como un aspecto de la práctica de enseñar

7. Evaluación del aprendizaje de valores

1. Prólogo

Les es esencial a las cultural crear y recrear valores y, con ello, mantener despiertas “las pasiones en torno a la dirección y sentido de la vida”.

La educación consigue por medio de ellos, vertebrar los procesos de apropiación y socialización, de autoestima y de reconocimiento del otro.

La experiencia y la vida cotidiana propician la aparición de los valores en las conductas. Su espacio es “la reserva de libertad y de intimidad que poseen las personas y los grupos sociales”. La educación abre un tercer espacio entre el espacio de las pautas sociales y su control, por un lado, y el espacio de la autonomía por el otro: el espacio crítico. “Ese lugar crítico es a nuestro entender, un lugar transcultural que no tiene época”.

Lo más dinamizador en el despliegue de la identidad cultural es el encuentro, el cruce, la síntesis con las otras culturas. Por su creatividad simbólica y su íntima articulación con el lenguaje, las culturas se disponen a una comunicación abierta y creciente. Cada cultura busca su lugar en el mundo y construye su identidad que es también el ámbito de la identidad personal. Es esencial a la condición humana “un estar en el mundo y un estar con los otros”

“La identidad de cada hombre depende de su vínculo de encuentro y desencuentro con los otros seres humanos”. Las culturas, y dentro de ellas las personas y grupos sociales, mantienen la aspiración de la vida con la promoción de los valores. Los valores responden a necesidades últimas y profundas, atraen la estimación y adhesión de personas y comunidades y orientan su comportamiento. Los valores forman parte de constelaciones o conjuntos axiológicos. El valor prioritario comunica la riqueza de su carga axiológica a todos los valores a él subordinados.

El sistema educativo estatal diseña los grandes lineamientos, pero la configuración concreta del proyecto debe apelar a la decisión y participación de los actores: docentes, padres y alumnos.

El valor sólo se ilumina desde el interior de una convicción “sin presiones ni sanciones ocultas”, no es nunca un mecanismo de adaptación. El alumno ha de convertirse en alguien capaz de asumir “la conducción de su propia vida”. La experiencia del valor implica “una autorreferencia personal” como momento de una circulación social del lenguaje y de la experiencia. Hay una profunda convicción, que involucra no un hecho, sino una dirección. “Es un poder para vencer”, en tiempos agónicos de crisis y conflicto en situaciones de extrema presión frente a los dilemas, pero esa victoria es “con otros”.

La educación es un proceso que vincula el pensar con la praxis ético-social y lo emotivo. En medio de las frenéticas idolatrías de nuestra época, en la que con facilidad se pueblan las pantallas con ídolos y “diosas”, el autor propone al docente “como modelo de identificación axiológica”. Un modelo no es perfecto, ni ejemplar, ni una incitación a la imitación. Pero recrea un valor de un modo único y personal, permitiendo la renovación de la vida. Lo que realmente importa, es que ellos alimentan la voluntad de vivir, promoviendo una vida más pródiga y elevada, recordemos a maestros como Sócrates, Ghandi, Luther King, etc. La diferencia entre el modelo y el ídolo está en que el modelo remite al valor y el ídolo no remite más allá de sí mismo. El ídolo pende del aplauso y la imitación, “el modelo inspira y entusiasma, despierta un comienzo, siembra direcciones y abre caminos”

A su vez, el docente tiene que estar dispuesto a saber escuchar los relatos testimoniales de sus alumnos. También se puede apelar a modelos barriales o contemporáneos reconocidos, entrevistar a un médico del hospital zonal, a un artista o artesano comprometido con la realidad de su comunidad, abuelos narradores de experiencias ocurridas en los comienzos de la construcción del barrio, etc. Debatir sobre experiencias pedagógicas planteadas en películas como La sociedad de los poetas muertos, etc. sería otra posibilidad.

Tenemos esa secreta esperanza de despertar las pasiones en torno a la dirección y sentido de vida que estamos proponiendo en las escuelas. Hay que instalar en los debates actuales palabras como: convección, modelos, sabiduría, silencio, amor. Sostenemos que una enseñanza en valores no debe ser una utopía radicalizada. Nuestro tiempo no es mejor ni peor que otros, la enseñanza de los valores en el sistema educativo tiene hoy también caminos abiertos. ¿Quién puede enseñar sin seleccionar valores?

La enseñanza de valores, necesita instalar una condición previa: recuperar al docente y al alumno como personas, y su relación mutua, como un espacio donde se activen las experiencias vividas, los sentimientos, las convicciones íntimas.

Arraigar la enseñanza en las convicciones y entusiasmo del que enseña, es el paso decisivo para que en la escuela de hoy haya enseñanza de valores, es decir, una enseñanza que perdure.

2. “ La Sociedad y los Valores” 1

Los tiempos que corren en la cultura nos exigen tomar ciertos recaudos antes de empezar a considerar los caminos por los que se pueden transmitir valores en nuestros días. Cuando las culturas transitaban por sus épocas de consolidación, a las que podríamos llamar sus “épocas clásicas”, la preocupación de la gente se dirigía a “cumplir” con las normas sociales. En las épocas de desequilibrio e inestabilidad como la nuestra, épocas de incertidumbre, la preocupación de la gente apunta a sobrevivir sin tener que compararse con ningún modelo social de comportamiento establecido.

No es, entonces, una tarea fácil hablar hoy de los valores. A modo de ejemplo, una lista de ellos: la solidaridad social, la libertad, la honestidad, la fidelidad, la sinceridad y otros semejantes. El primer obstáculo que se nos presentaría sería: ¿ qué se entiende por libertad?, ¿ solidaridad social con qué o con quién? “honestidad”, “sinceridad”, “fidelidad”. Estas palabras parecen algo muy general y abstracto.

Cualquier diseño curricular, los programas, de reforma educativa y, por supuesto, los programas televisados de debate periodístico, dejará de aludir a la “necesidad de una ética del comportamiento”,

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