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Del Pensamiento Mitico Al Racional.


Enviado por   •  2 de Abril de 2015  •  1.426 Palabras (6 Páginas)  •  361 Visitas

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Éstos caen ininterrumpidamente en el vacío. De pronto se produce un choque y una gran

conflagración. Se establece así el orden vigente. Orden que en cualquier momento

puede desestructurarse. Se trata de una teoría en la cual las individualidades y el

desorden son posibles.

La teoría de Aristóteles, en cambio, es un dechado de orden. Los elementos simples

que componen la realidad son la tierra, el agua, el aire y el fuego. A partir de ellos se va

formando la escala competa de la naturaleza. El orden ascendente culmina en un motor

inmóvil que es la perfección misma. Como todos amamos la perfección, todos

cumplimos su mandato. Se trata de una teoría donde no se destacan las individualidades,

sino la obediencia a un orden superior.

Si consideramos ambas teorías desde el punto de vista de la ciencia actual,

concluiríamos que la teoría atómica es más consistente que la aristotélica. ¿Por qué

entonces la primera fue rechazada y la segunda reinó durante siglos?

Tal vez la respuesta provenga de las estrategias de poder. La democracia griega

declinaba. Sabido es que la tarea de gobernar se torna más fácil si todos responden a un

ideal o mandato común. En cambio, dicha tarea se torna muy ardua si existen

atomizaciones. Por lo demás, la idea de individualidades o individualismo (que se

desprende de las teorías atómicas) resultaría realmente chocante en sociedades que

privilegiaban lo comunitario. A esto habría que agregarle un detalle histórico:

Aristóteles pertenecía a la corte del hombre más poderoso del momento, Alejandro

Magno.

En la baja Edad Media, las teorías aristotélicas cobraron nuevo impulso. Baste como

ejemplo recordar que Santo Tomás intentó fundamentar el cristianismo desde la

filosofía de Aristóteles. La idea de un valor único y todopoderoso seguía vigente.

También la idea de comunidad. Ahora se trata de la comunidad de los santos. Poco

lugar había para átomos enloquecidos cuyas trayectorias son azarosas, es decir, sin ley.

Recién en épocas de mayor tolerancia se le pudo hacer lugar a las indeterminaciones

atómicas.

La interpretación precedente de ninguna manera pretende que consideraciones de

este tipo estén totalmente conscientes entre quienes aprueban o rechazan teorías, ni

entre quienes están en lo más espeso del poder, ni entre los científicos, ni en la sociedad.

No obstante, la historia demuestra que, a veces, existe cierta conciencia. Pero, en

general, tales consideraciones forman parte, justamente, de los supuestos de una cultura.

Este es el nivel que la epistemología de la conciencia ignora.

LA VALIDACIÓN DE LAS TEORÍAS

Los métodos para validar las teorías también han variado a través del tiempo. En la

antigüedad las teorías se validaban preferentemente con argumentos racionales. Cuando

se quería demostrar la solvencia de una teoría se buscaban conceptos más abarcadores

que ella misma. Se estimaba que si el concepto abarcador era bueno, el concepto

abarcado también lo sería. Se proponían también principios simples indemostrables a

partir de los cuales se derivaba lógicamente la teoría. Todo ocurría en el nivel teórico

aún cuando se tratara de la realidad empírica.

Se conocía la experiencia, pero no el experimento. Por lo demás el verdadero

conocimiento no provenía de lo empírico sino de lo intelectual.

Durante el medioevo para validar teorías se argumentaba deductivamente. Se

apelaba también a la autoridad de pensadores ampliamente reconocidos. No se

desechaban tampoco los principios simples y menos aún, las implicaciones lógicas. Pero

8Filosofía

Prof. Gabriel Cimaomo

el recurso por excelencia era citar muchos e importantes autores. Un argumento era

tanto más poderoso cuanto más erudito fuera. También se citaban las Sagradas

Escrituras.

La regla de oro para la validación de una teoría era someterla a la tautológica

rutinaria del silogismo. El saber medieval asimismo apelaba a la experiencia. Pero teoría

y empiria circulaban por caminos que difícilmente se encontraban.

La ciencia moderna utiliza, obviamente, otros métodos de validación,

primordialmente el experimento. Esto es una anticipación teórica que establece el

comportamiento de los fenómenos. Mejor dicho, las relaciones invariantes entre

fenómenos. Una corriente epistemológica en boga a principio de siglo, pretendía que el

método de la ciencia es el inductivo. Se parte de experiencias singulares. Se acumulan

hechos similares. Si no hay excepciones, se emiten hipótesis generales.

Otras corrientes epistemológicas más recientes pero ya cuestionadas, consideran que

el único método de la ciencia es el hipotético-deductivo. Se formulan hipótesis

generales. Se deducen consecuencias observacionales. Se contrastan con los hechos.

Las posiciones epistemológicas mencionadas tratan de simplificar las cosas

replegándose en cuestiones metodológicas. Desde otras posturas de reflexión sobre la

ciencia, actualmente se afirma por un lado que no existen métodos de validación

preestablecidos con ciencia y, por otro, que la ciencia se valida a sí misma a partir de la

eficacia

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