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EL JURISTA Y EL SIMULADOR


Enviado por   •  8 de Enero de 2013  •  2.156 Palabras (9 Páginas)  •  313 Visitas

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El simulador del Derecho es simplemente el Némesis del abogado, el jurisconsulto, el maestro y el juez. Es el que finge ser, finge saber o peor aún, cree saber; el que no tiene convicción, vocación, ética o amor por el Derecho. Es aquel que desconoce el Derecho y así la justicia, aunque dice trabajar para ella, es el que vende sus pensamientos e ideales porque puede comprar unos nuevos a la vuelta de la esquina, es el que ama el dinero antes que el respeto por sí mismo, es aquel que siempre terminará en ruina por no ser nada ni nadie de lo que dice ser.

Para comenzar este ensayo, quiero resaltar que el libro “El jurista y el simulador del derecho” del maestro Ignacio Burgoa Orihuela, es un escrito que considero no debe faltar en la biblioteca de todo abogado, sin embargo, me sorprendió que para algunos de los licenciados en derecho que me observaron leer el libro, éste resultaba completamente desconocido o peor aún, les causaba disgusto con sólo leer el título y el autor del mismo. No obstante, dicha reacción la comprendí mientras más profundizaba en la lectura, ya que son pocos los abogados que pueden considerarse juristas, y por ende tienen la apertura para este tipo de reflexiones acerca de la ciencia y arte del derecho.

Al igual que el autor, pienso que el Derecho es la base de la estructura de la sociedad y que sin lugar a dudas, es el velador de la seguridad social, por lo tanto, todas las transformaciones sociales, políticas, culturales y económicas recaen en él, debiendo por ello estar en una constante evolución a fin de ajustarse a dichos cambios repentinos y constantes.

Por otro lado, en el libro se plantea la idea de que el jurista debe poseer diversas características para considerarse como tal, una de ellas el ser libre, sin embargo, creo que la libertad va más allá de lo planteado por Ignacio Burgoa, pues desde mi punto de vista, se puede disfrutar de ella a pesar de que se esté al servicio de dependencias o cualquier otro patrón, pues más bien ahí reside el demostrar la capacidad como abogado, la ética, los valores y el amor a la justicia de cada persona, proyectando asimismo las demás características que todo jurista debe poseer, esto es, la autenticidad, la veracidad, el valor civil, la honestidad y el espíritu de justicia; pues puede un abogado no estar al servicio de nadie y a pesar de ello ser deshonesto, falso, indiferente, apático, vanidoso y atado a sí mismo.

EL JURISTA Y EL SIMULADOR DEL DERECHO.

Empezare por hacer mención que no sabía que esperar acerca del libro, el jurista y el simulador del derecho. Y me encantaría hacer mención en este momento que me dejo un gran sabor de boca, junto a un aporte de grandes ideas que anteriormente a su lectura desconocía y espero que al realizar este ensayo del ya anteriormente mencionado libro, sea del agrado de quien en un futuro posterior lo pueda leer y de la misma forma desearía hacer un aporte extra en mis propias palabras, agradezco de antemano el buen tino que mi maestro ha tenido a bien encomendarme esta lectura ya que para mí en lo personal ha sido de un gran aporte cultural.

Necesidad del derecho como orden normativo de la sociedad y del estado

Es preciso hacer mención que las sociedades humanas son por naturaleza desorganizadas ya que el ser humano al distinguirse de los demás animales, este no está limitado al instinto y por esta causa goza del libre albedrío. A consecuencia de esta libertad es necesario poner límites en su actuar, proceder, hacer, omitir y ser. Ya que de lo contrario lo llevaría a su autodestrucción. El derecho es un orden normativo jerarquizado. Por eso pertenece al mundo del deber-ser, desde la norma jurídica positiva, escrita o consuetudinaria, hasta los postulados ideales. Ese orden normativo es la estructura formal de toda sociedad. Sin el ésta no podría existir ni subsistir, pues la vida social, a través de sus múltiples e incontables manifestaciones de toda especie.

Por ende la necesidad de un orden normativo que haga posible poder vivir en sociedad ya que de otra forma sería imposible que el ser humano lograra al menos un desarrollo individual o colectivo de beneficio propio o común, por lo que al no poder existir aislado en estado ermitaño debe y es preciso la existencia de un órgano que regule la conducta humana, para incluso protegerlo de el mismo y de sus semejantes. A este órgano se le ha llamado estado que pretende que el hombre tenga una conducta adecuada a la sociedad en la que vive. Lo que alude a un deber ser y con esto el surgimiento del derecho. Puesto que el punto clave es la sociedad humana, las normas deben ser acordes a esa sociedad siempre en constante cambio así de igual manera la norma y el estado es, y será siempre un ente en constante transformación. Tales normas, traducidas en leyes positivas de vigencia limitada y por esencia cambiantes, pueden tener cualidades o defectos, revelar o no el ideal diversificado de justicia, ser o no conversivas o progresivas, buenas o malas, pero siempre absolutamente necesarias para estructurar a la sociedad humana. Al igual que el autor, pienso que el Derecho es la base de la estructura de la sociedad y que sin lugar a dudas, es el velador de la seguridad social, por lo tanto, todas las transformaciones sociales, políticas, culturales y económicas recaen en él, debiendo por ello estar en una constante evolución a fin de ajustarse a dichos cambios repentinos y constantes.

SEMBLANZA DEL JURISTA

Por otro lado, en el libro se plantea la idea de que el jurista debe poseer diversas características para considerarse como tal, una de ellas el ser libre, sin embargo, creo que la libertad va más allá de lo planteado por Ignacio Burgoa, pues desde mi punto de vista, se puede disfrutar de ella a pesar de que se esté al servicio de dependencias o cualquier otro patrón, pues más bien ahí reside el demostrar la capacidad como abogado, la ética, los valores y el amor a la justicia de cada persona, proyectando asimismo las demás características que todo jurista debe poseer, esto es, la autenticidad, la veracidad, el valor civil, la honestidad y el espíritu de justicia; pues puede un abogado no estar al servicio de nadie y a pesar de ello ser deshonesto, falso, indiferente, apático, vanidoso y atado a

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