EL LIDERAZGO: CÓMO SER UN BUEN LÍDER?
Enviado por CYNTHIA2704 • 3 de Junio de 2014 • Práctica o problema • 1.098 Palabras (5 Páginas) • 295 Visitas
EL LIDERAZGO: ¿CÓMO SER UN BUEN LÍDER?
"Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia". Platón
Pocas épocas tan necesitadas de buenos líderes como esta en la que actualmente vivimos, agitada por una grave crisis y sacudida por acuciantes problemas de todo orden. Pero pocas también tan ayunas de liderazgo auténtico, tan escasas de dirigentes como Dios manda. No se puede decir precisamente que los buenos líderes, los auténticos dirigentes, abunden en nuestros días, aunque haya tantos que aspiren a ser tal cosa o pretendan ser jefes carismáticos. Poco propicios parecen los tiempos que corren para la figura ejemplar, noble, ética, heroica, del conductor de hombres.
Hoy día todo el mundo quiere ser jefe de algo, detentar alguna parcela de poder, liderar lo que sea, como sea y para lo que sea; sobre todo, claro está, para enriquecerse, presumir y sentirse importante, en una palabra, para satisfacer su ego. Hasta el último mono se cree un líder nato, facultado para asumir un cargo directivo, conducir masas, ponerse al frente de un partido político, dirigir grandes empresas o montar una revolución. Pocos son, sin embargo, los que se plantean en serio si reúnen las condiciones para desempeñar el duro y difícil oficio de líder, y menos aún los que están dispuestos a imponerse la disciplina requerida para la conquista de las cualidades exigidas para ello. Cualquiera se cree legitimado para dirigir, sin más requisitos que su apetencia y deseo de hacerlo. Todos quieren ser líderes, pero nadie está dispuesto a hacer el esfuerzo que la función de liderazgo requiere.
Una constatación se impone con palmaria evidencia: las pretensiones al liderazgo proliferan justo en proporción inversa a las dotes para dirigir, a las virtudes que cualifican para el mando. Cuanto menos capacitado está uno para mandar o dirigir, con mayor vehemencia proclama su derecho a hacerlo; cuanto más indigno se muestra un individuo de ocupar un puesto dirigente, más se obstina en conseguirlo o en mantenerse en él. Es la ambición de poder lo que motiva ese frenesí por mandar; pero, de hecho, y esta es otra constatación cotidiana, a medida que el afán de poder aumenta en alguien, disminuye su capacidad de liderazgo.
Pero, a todo esto, ¿qué se necesita para ser un buen líder?, ¿cuándo se puede decir que nos encontramos ante un liderazgo bien ejercido o ante un individuo que responde al modelo del líder nato, del dirigente perfecto?
Podríamos resumir la cuestión diciendo que el buen líder es el que se esfuerza por serlo. Es decir, aquella persona que se pone como meta alcanzar el ideal dirigente, que se fija como objetivo el hacer realidad en su propia vida tal ideal y que hace del mismo el contenido de suproyecto vital. ¿Cómo he de comportarme para poder llegar a ser un dirigente como Dios manda? He aquí la pregunta que debe formularse cualquier persona con vocación de líder. El mero hecho de plantearse una pregunta semejante es ya un buen indicio: indica que nos encontramos ante alguien con madera de líder, pues tras esa pregunta está la voluntad de ponerse en camino para conquistar la maestría en el arte de dirigir. Muy otra es la postura del anti-líder, el cual se preguntará: ¿qué tengo
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