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EL MAESTRO IGNORANTE


Enviado por   •  29 de Marzo de 2013  •  2.018 Palabras (9 Páginas)  •  1.174 Visitas

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CENTRO DE INVESTIGACIONES PSIQUIÁTRICAS,

PSICOLÓGICAS Y SEXOLÓGICAS DE VENEZUELA

Reconocido por CONICIT 1.981

Autorizado por el C.N.U. 1991

Gaceta Oficial N. 34678

PROGRAMA DE ESPECIALIZACIÓN EN PLANIFICACIÓN

Y EVALUACIÓN DE LA EDUCACIÓN.

Unidad Curricular: Evaluación de los Aprendizajes II

Jacques Rancière

EL MAESTRO IGNORANTE

ANALISIS

Facilitadora: Participante: Dra. Carmen Melillo de Cedeño Alcides Leonett. .

MATURÍN, MARZO DE 2013

Jacques Rancière

EL MAESTRO IGNORANTE

ANALISIS

El maestro ignorante, fue publicado por primera vez en 1987 y provocó un revuelo de dimensiones considerables. En esa obra se parte de un acontecimiento en apariencia insignificante, cuyas consecuencias se desplegarán sin embargo a lo largo del resto del libro.

El protagonista principal, Jacotot fue un revolucionario francés del siglo XVIII, artillero del ejército y secretario del Ministerio de Guerra, Director de la Escuela Politécnica, y profesor universitario. Fue elegido diputado de la República y cuando sobrevino la restauración de la monarquía tuvo que exiliarse en Holanda, donde pensaba descansar y dedicarse a la lectura. Hasta que un grupo de estudiantes le pidió que fuera su maestro.

Tenían un gran obstáculo, ni los jóvenes sabían francés ni Jacotot holandés. De modo que, como aparentemente no estaban dadas las condiciones mínimas para la tarea, para salir del paso, el maestro les sugirió que estudiaran un libro clásico, el Telémaco de Fedelón, editado en las dos lenguas. Su sorpresa fue enorme cuando constató que los estudiantes no sólo lo habían leído sino que habían aprendido por sí mismos el francés. Esa comprobación le resultó tan estremecedora que Jacotot repensó toda su experiencia docente.

Se puede aprender sin explicación, planteó Joseph Jacotot en tiempos de la Revolución Francesa y por lo tanto se puede enseñar lo que se ignora. La idea de Jacotot no era plantear un nuevo método pedagógico sino revalorizar la eficacia del modo natural del aprendizaje. Como ejemplo trabajó el aprendizaje de la lengua materna, que es azaroso, basado en la comparación, la observación, las repeticiones y sin que la madre tenga la intención explícita de estar enseñando. Si, tal como sucedió con los estudiantes, se puede aprender sin una explicación, también concluyó que se puede enseñar lo que se ignora.

El maestro ignorante, reafirma que el móvil que se esconde tras de este privilegio de la explicación, y por lo tanto tras el silencio al que éstas es confinadas, no es otro que la justificación del orden social. Dado que este orden es arbitrario, es decir, no se sustenta sobre razón alguna, se hace preciso racionalizarlo en todo instante y en todo lugar, y esa es precisamente la función de la explicación, la cual ante todo debe explicar por qué existe desigualdad entre unos individuos y otros, y cómo esa desigualdad es expresada por el orden social, que a partir de ese instante deja de tener como fundamento la insoportable ausencia de razón.

La explicación permite siempre al maestro jugar con ventaja, escondiendo bajo su manga un saber, es decir, una ignorancia del alumno, y más aún, le lleva a perpetuar la ventaja misma, pues en el momento en que esta desapareciera, la necesidad de recurrir a un maestro explicador se desvanecería igualmente para el estudiante. Si hay algo que tenemos para enseñar es que no tenemos nada para enseñar, salvo a usar la propia inteligencia. El proceso educativo se vuelve así mucho menos previsible. No hay nada que el estudiante deba aprender. Aprenderá lo que quiera; quizás nada.

Una serie de circunstancias puntuales de su experiencia concreta de enseñar le hicieron comprender a Jacotot que la explicación, es decir, la conducción de los estudiantes, por etapas, desde la ignorancia hacia el saber, contrariamente a lo que sostenía la pedagogía tradicional, reproductora y clasista, que él mismo pensaba hasta entonces, no era el camino más claro e imprescindible del magisterio; que era posible construir otra relación entre maestros y educandos que la tradicional vertical, organizada a partir del que supuestamente sabe y el que no sabe.

Esta conmoción originada en la práctica misma pasó a ser el punto de quiebre de toda una concepción de la enseñanza y transformó la vida de Jacotot en un esforzado intento por desplegar hasta sus últimas consecuencias la novedad que había vislumbrado. Toda la enseñanza clásica se apoya en esta idea supuestamente neutral de la explicación y transmisión, cuya matriz sostiene, a grandes rasgos, que hay un conocimiento, una destreza que alguien tiene. En este caso el maestro y se lo transmite, por medio de una explicación, a alguien que no lo tiene, el estudiante.

El que no sabe irá aprendiendo poco a poco y con el tiempo adquirirá los saberes de que carecía. Pero el reconocimiento de esta distinción

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