ENSAYO SOBRE LA FILOSOFÍA Y LA MUERTE
Enviado por Jorge Romero • 16 de Junio de 2022 • Ensayo • 1.817 Palabras (8 Páginas) • 51 Visitas
RELACIÓN ENTRE LA FILOSOFÍA Y LA MUERTE
Jorge Romero
El hombre desde el inicio de su existencia ha buscado una interpretación a la muerte. Sin embargo, aún no tiene la certeza de haber encontrado respuesta a la mayor incógnita de todos los tiempos. Según sea la cultura de la que proviene, tendrá desarrolladas diferentes ideas, creencias, rituales y explicaciones sobre la muerte.
Los grandes filósofos de la historia como Platón, Sócrates, Aristóteles, Epicuro, así como Séneca, Aquino, Kant, Heidegger, Hegel, Nietzsche, Schopenhauer, entre otros, reflexionaron acerca del ciclo de la vida en la que, indistintamente y como coincidencia (al margen de la tesis biológica) se determina la muerte como parte esencial y necesaria del proceso natural.
Sin la muerte, pues, la vida no podría definirse como la conocemos.
Todos ellos tienen puntos de afinidad y también de diferencias a la hora de razonar y analizar el fin de la existencia física que, en voz de algunos, es infinita, pues sólo se da paso a la transformación de la materia misma.
El presente ensayo tendrá un abordaje de la visión filosófica de Epicuro y de Arthur Schopenhauer y es que ambos filósofos buscan, a pesar de su diferencia, dar un sentido natural, lógico y no doloroso a la muerte.
Epicuro manifiesta que el miedo está presente en la muerte y se pregunta ¿qué miedo debiera sentir el hombre al estar muerto, si lo primero y último que llega es la ausencia del dolor?
Por supuesto que el miedo se hace presente para cualquier ser humano al pensar en su propia muerte o la muerte de un ser querido; no pudiendo evitar buscar respuestas a este proceso que tarde o temprano se presentará y que es la espera de ésta lo que aumenta la angustia; el ser humano no va por la vida pensando en su muerte, sin embargo cuando se encuentra de frente a ella por la pérdida de algún familiar o conocido, muchas veces se detiene y en su interior se hacen presentes cuestionamientos que muy pocas veces pueden tener una respuesta.
El confrontarnos sobre nuestra propia muerte puede generar una ola de emociones, en las que nosotros mismos buscamos encontrar la respuesta que nos pueda generar la mayor tranquilidad para transitar por el camino a ésta.
En cuanto a que la muerte es un alivio para el dolor, considero que sólo aquel que lo está sintiendo puede verlo como un beneficio. Y es que el dolor físico es uno de los elementos que genera un mayor miedo en aquella persona que piensa en la muerte o bien en aquella persona que está pasando un proceso de enfermedad, no sólo hablando del dolor físico y el sufrimiento que ello conlleva (sentimientos, emociones).
Definitivamente el dolor físico y el dolor del alma pueden alterar toda la percepción que el individuo tiene de la muerte.
Hay que decir que el miedo a la muerte tiene muchas dimensiones que generan varias preocupaciones que se entrelazan desde sus orígenes, que pueden ser emocionales, así como por su entorno social (familiares, amigos, trabajo), pero es inevitable que el valor que se le da a la muerte crece cuando nos tocan experiencias muy cercanas, es decir, la muerte de gente de nuestro círculo social.
Por ejemplo, muchos de esos miedos son derivados de que nos toque presenciar y vivir la muerte que podríamos considerar indigna (sin atención médica adecuada, por ejemplo) de un miembro de nuestro núcleo familiar, como puede ser un hijo, nuestro cónyuge, un amigo, nuestro padre, nuestra madre. En cambio, si la muerte es calificada de digna, apropiada (por ejemplo, por vejez, bien atendido y en la inconciencia del sueño), eso nos ayuda a que nuestros miedos sean menores, y la representación de nuestra propia muerte puede parecernos menos terrible, si pensamos que podríamos tener la garantía de una atención adecuada.
He tenido la oportunidad de trabajar durante mas de 30 años con pacientes terminales y considero que ello me da la visión real de la evolución de los seres humanos con diagnósticos terminales (en este caso, por cáncer), del dolor que se presenta como un choque abrupto en el ritmo de su vida al conocer su diagnóstico; en muchos de ellos después de una encarnizada guerra de tratamientos por preservar la posibilidad de vida, esta se desvanece y es cuando la muerte manifiesta, semejante a suaves olas, a través de cada síntoma, cómo se va apoderando del cuerpo y mente del ser humano.
Y es que a decir verdad el enfermo terminal tiene el mismo miedo que tenía antes hacia la muerte, pero en la actualidad, la posibilidad de tratamientos que mitiguen el dolor físico cambia ligeramente el sentir, debido a que anteriormente la muerte era la oportunidad de acabar con aquel dolor que nada parecía poderlo controlar, y que en gritos de dolor se clamaba por la muerte como oportunidad de salvación de aquella agonía.
Por lo anterior coincido con Epicuro en que se pudiera manifestar, en la mayoría de las personas – en la posibilidad de aproximación de la muerte o de la muerte misma- un temor e incertidumbre de cómo será el momento del desenlace de sus vidas; sin embargo, la forma del morir será lo que incline la balanza hacia la muerte como escape de dolor o a la muerte con terrible miedo a la consumación física del todo.
Aunque hace referencia de que el pensar en la muerte disminuye de algún modo el placer de vivir, considero que muchos de esos hombres y mujeres que se encuentran al borde de la muerte tratan de vivir en plenitud hasta el último aliento de su vida.
Y es que más que perder el miedo, pudiéramos decir que se hace conciencia de lo que se quiere, de lo que se necesita y de lo que se tiene, y con ello puede variar el valor de cada cosa, porque el hacer consciencia permite replantearse la vida y por consecuencia la paz que todos queremos al morir.
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