ERNST CASSIRER, ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA. CAPÍTULOS VI El TIEMPO Y ESPACIO

El autor considera que el tiempo y el espacio son grandes fuerzas misteriosas que gobiernan todas las cosas, no necesariamente es la misma para todos los seres orgánicos, existen capas más bajas y más altas que siguen un cierto orden, de menor a mayor complejidad. La primera de ellas la denomina espacio y tiempo orgánicos, estos seres inferiores deben adaptarse a las condiciones que les rodean por la supervivencia; obedecen a impulsos o a instintos, lo que no es aprendido por la experiencia individual ni existe un proceso ideacional. Por otro lado, en los animales superiores encontramos elementos de los diferentes géneros de experiencia sensible, óptica, táctil, acústica y kinestésica, lo que el autor lo designa como espacio perceptivo.

Cassirer alude con aun mayor énfasis el análisis del espacio simbólico que constituye la frontera que divide la experiencia animal de la humana. El concepto de la naturaleza del espacio simbólico o abstracto ha sido difícil de explicar; lo han intentado muchos filósofos a lo largo de la historia, así como los idealistas griegos que se refugiaron en afirmaciones paradójicas, Platón lo consideraba un concepto hibrido, Newton que nos advierte no confundirnos el espacio abstracto, el verdadero espacio matemático con nuestra experiencia sensible y Berkeley se opuso de la realidad física, y lo vinculó a símbolos de relaciones abstractas que calificó de verdaderas. El autor distingue etapas sobresalientes en la historia el hombre para llegar a tal significado del concepto: el espacio primitivo, espacio de acción que se asocia a intereses y necesidades prácticas inmediatas; y el espacio de la geometría, el que se suprimen todas las diferencias empíricas y sensibles para originar un espacio homogéneo y universal.

La cultura babilónica ha sido considerada como el comienzo de toda vida cultural; en esta civilización entramos que tenían una concepción del mundo en un orden cósmico. La vida de los hombres depende de ciertas condiciones cósmicas, como la salida y puesta del sol, la luna, las estrellas. Los fenómenos celestes eran considerados como dueños y regentes del mundo y como gobernantes de la vida humana. Por eso, una de las tareas primeras y más difíciles de la filosofía moderna es comprender este simbolismo en su verdadero sentido y en su plena significación.

A medida que el pensamiento simbólico evoluciona, surge el problema del tiempo; según Kant, el espacio es la forma de nuestra experiencia externa y el tiempo la de nuestra experiencia interna, pero para Leibniz, existen los tres modos del tiempo, el pasado, el presente y el futuro, forman un todo que no puede ser disgregado en elementos individuales. Así que no es posible, describir un momento específico de la historia sin tomar en cuenta su historia.

La memoria fue considerada base de la experiencia, en la que el tiempo tiene/es un orden serial y

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