El Conde de Montecristo - La alegoría del poder
Enviado por diegovelezm • 7 de Marzo de 2017 • Ensayo • 1.463 Palabras (6 Páginas) • 353 Visitas
ENSAYO: EL CONDE DE MONTECRISTO, ALEGORÍA DEL PODER.
Presentado por: DIEGO Mauricio Vélez Montes / CC. 88’312.867
“Un día y en un momento de desesperación igual al tuyo, me conducía a una
idéntica resolución: acabar con mi vida. También un día, tu padre, desesperado,
quiso hacerlo igualmente. Si hubiesen dicho a tu padre en el momento que se
apoyaba el cañón de la pistola contra la frente, si me hubiesen dicho a mí
cuando tiraba lejos el pan de prisionero que hacía días que no comía, si a los
dos nos hubieran dicho en aquel momento supremos: ¡vivid! porque vendrá un
día en que bendigáis la vida. Fuera quien fuera el que nos hubiera dicho eso, lo
hubiéramos recibido con la sonrisa de la duda y la angustia de la incredulidad, y
sin embargo, ¡cuántas veces tu padre, abrazándote, bendijo la vida!”
(Dumas, Alexandre - “El conde de Montecristo” 1845).
El día que acabé de leer El Conde de Montecristo, busqué en internet algunas opiniones del libro y encontré cientos de comentarios abrumadoramente épicos. Expresiones como “es una maravilla”, “no he leído nada así en mi vida”, “es el mejor libro que he leído en mi vida”, etc, son ideas que comparto
totalmente. Debo afirmar que es la mejor novela de mi vida, por muchas razones, pero especialmente porque, de manera directa y categórica. Comprendí que muchísima gente había sentido lo mismo que yo con este libro. En estos meses, cuando le he dicho a alguien que estaba leyendo este tomo, si conocían algo de él, sus reacciones eran curiosas.
El Conde de Montecristo es una historia basada en un hecho real entre 1814 y 1838 (fines del reinado de Napoleón I de Francia y el inicio del reinado de Luis Felipe I de Francia) que se desarrolla en Francia, Italia y varias islas del Mar Mediterráneo. Alexandre Dumas, maestro escritor francés, encontró las memorias de un hombre llamado Jackes Peuchet, quien contaba la historia de François Picaud. François Picaud comprometido con una mujer de clase social alta, y de mucho dinero, pero cuatro celosos, quienes decían ser sus amigos, lo acusaron de ser un espía de origen inglés, por lo que fue encarcelado durante 7 años injustamente. Durante su estadía en la prisión, uno de sus compañeros le dejo en herencia un tesoro que estaba escondido en Milán, del cual François se apoderó una vez que fue liberado. Luego de haber tomado posesión del tesoro que le correspondía, dedicó diez años de su vida a vengarse de sus traidores amigos.
Así, el conde de Montecristo es una historia similar, donde Edmond Dantés es la víctima de la injusticia y es mandado a prisión durante 14 años. En su encarcelamiento conocerá a Faria, un religioso erudito (de otra celda), quien posee un valioso secreto que permitirá que cierto día aparezca en escena el misterioso conde de Montecristo (nombre del islote ubicado entre Francia y la isla Córcega). Con una gran fortuna y una presencia incomodante, logrará atraer la atención de Roma y París, utilizando una diversa gama de herramientas para lograr vengarse de sus acusadores.
La novela es un compendio de emociones humanas (buenas y malas), por un lado: sufrimiento, dolor, incomprensión, rabia contenida, manipulación, venganza (de la cual es un clásico), traición, engaño, miedo… y por otro lado: alegría, optimismo, amor, esperanza, amistad, honestidad, piedad, etc. Pero por sobre todas las cosas, a mi manera de ver, contiene una fuerte alegoría sobre el poder (lo cual me atrapó tajante y profundo, tanto que, incluso, se encuentra en el mismo título del presente ensayo).
LA JUSTICIA Y EL PODER DE MONTECRISTO
“No es la existencia la que lamento perder, es la ruina de mis proyectos combinados con tanto trabajo, llevados a cabo con tanta constancia. La Providencia que yo creía que les favorecía, les es contraria…”
(Dumas, Alexandre - “El conde de Montecristo” 1845).
Edmond considera que sus actos no son parte de una venganza cruel y sádica; No pretende, a sus enemigos y traidores, hacerles daño de un modo vulgar y soez, sino que quiere que su venganza sea como la justicia divina. Tal vez esto es lo que más me gusta del libro. Dicha justicia va a administrarla como un castigo ejemplar, sumamente estudiado; a cada uno de los que le hicieron daño en el pasado. Para ello no los ataca directamente, ni se precipita a devolverles un mal, nada de eso, su justicia es muchísimo más refinada. Entonces nuestro protagonista pasa muchísimos años investigando a sus ahora malhechores y los ataca justo allí donde ve que han cometido faltas. Es decir, saca a la luz el hijo secreto de Villefort, saca a la luz la traición militar cobarde de Morcef, arruina al banquero Danglars estropeando sus corruptos planes económicos. Así que en este sentido, aunque siempre se habla de venganza, no es más que una justicia administrada por él mismo.
...