El Contrato Social

El contrato social

Juan Jacobo Russeau

El hombre ha nacido libre, y sin embargo,

vive en todas partes entre cadenas

Juan Jacobo Russeau

El orden social es un derecho, fundado en convenciones, que sirve como base para los demás. Cuando es necesario obedecer por la fuerza entonces no existe el deber, por lo tanto cuando la fuerza desaparece la obligación lo hace también; las convenciones son el sustento de la autoridad legítima sobre los seres humanos.

Russeau señala la libertad como calidad inherente al hombre, fruto de su condición de hombre. No le es posible renunciar a ella pues es sinónimo de renunciar su humanidad, así como a sus derechos y obligaciones como tal

El único medio de supervivencia de los seres humanos es unirse para conformar una suma de fuerzas que se pongan en juego con un fin y que puedan actuar unidad y de conformidad.

El Contrato Social es la forma de asociación que defiende y protege con la fuerza común a las personas y sus bienes, es la base de todo derecho civil; aún estando unido a todos, cada uno obedece a sí mismo y mantiene su libertad. Se adquieren sobre los demás, los mismos derechos que se ceden; se ponen en común las personas y se colocan bajo la dirección de una voluntad general.

La persona pública, el Estado, se constituye por la unión de todas los demás. Los asociados son el pueblo y al ser participes de la autoridad soberana se convierten en ciudadanos, súbditos sometidos a las leyes del Estado. "Se hallan obligados bajo una doble relación, a saber: como miembro del soberano para con los particulares y como miembro del Estado para con el soberano" (2005: 24).

El deber y el interés son la fuente de la obligación y al estar el cuerpo soberano formado por particulares, su interés es coincidente con el de ellos. Los intereses en común constituyen el vínculo social que le da origen a la sociedad.

La soberanía es ejercicio de la voluntad general, el soberano es un ser colectivo que sólo puede ser representado por el mismo. La voluntad general dirige la fuerza del Estado.

Para que la voluntad sea general, todos los votos deben ser tenidos en cuenta, no deben existir sociedades parciales y cada ciudadano debe opinar de acuerdo con su modo de pensar; esta voluntad tiende a la utilidad pública y al interés común, y es la fuerza que mueve y dispone de cada una de las partes de la manera más conveniente para el todo. El carácter esencial de voluntad general reside en la pluralidad "cuando está cesa la liberta cesa, cualquiera que sea el partido que tome" (p.139).

Un acto de soberanía es un convenio del cuerpo con cada uno de sus miembros; "convención legítima, porque tiene por base el contrato social; equitativa, porque es común a todos; útil, porque no puede tener otro objeto que el bien general, y sólida, porque tiene como garantía la fuerza pública el poder supremo" (p. 42).

El fin del contrato social es la conservación de los contratantes. El pacto da existencia al cuerpo político y la ley asegura su preservación asentando las condiciones para la asociación civil. Es preciso que existan convenciones y leyes que unan y relacionen los derechos y los deberes y encaminen la justicia hacia sus fines.

La ley determina los derechos, es un acto en el que el pueblo, por medio de la voluntad general, estatuye sobre sí mismo. Una república es así un Estado regido por leyes, porque sólo así el interés público gobierna y la cosa pública tiene alguna significación.

Al instituir un Estado se sustituye la existencia física e independiente que tiene un origen natural, por una de carácter parcial y moral.

Russeau señala que la legislación perfecta surge de que la fuerza del todo sea igual o superior a la fuerza natural de los individuos. La voluntad general le da origen al poder legislativo, este derecho es inalienable porque "según el pacto fundamental, sólo la voluntad general puede obligar a los particulares" (p. 54).

Al dictar las leyes, el legislador tendrá que examinar a su pueblo para que estás respondan a sus características y necesidades. Estas leyes son importantes ya que una constitución fuerte es lo primero que debe buscarse al formar un Estado.

En el Estado, el mayor bien de todos está constituido por dos objetos principales, estrechamente entrelazados: la libertad y la igualdad. Ésta última está dada por un ejercicio del poder al abrigo

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